La información que damos de Gran Canaria ha levantado siempre alguna polvareda. La temporada en que iniciamos este blog, pasó de la docena las cartas que recibimos, algunas en un tono ofensivo y siempre sin dar la cara, o sea con el sistema del mensaje sin firma. Fue por eso por lo que, a partir de ahí, solo se pudo escribir desde un correo electrónico.
En esta temporada, siguen aflorando algunas quejas, que me obligan a precisar las cosas.
En primer lugar, esta no es una página oficial de gallos, sino la página de un simple aficionado, aunque sea la de un aficionado que desde 1992 sostiene la información gallística, primero en la prensa (de Las Palmas y de Tenerife) y luego en la red. Mi postura ha sido siempre clara, y es la de rechazo de todas las innovaciones que en la última década han degradado la tradición gallística canaria: espuelas antinaturales, 8 y hasta 9 peleas en vez de las 7 de rigor, cría de gallos masivamente en gallineros, creación de galleras particulares o secesionistas, proliferación de campeonatos de casteadores estilo Suramérica, gallos atusados a lo americano incluso por profesionales canarios, galleras sin cuidador, cuidadores vociferando desde su silla pelea tras pelea y temporada tras temporada sin que nadie los llame a capítulo, gallos comprados pero que ponen en el programa como casteador al dueño, jaulas lúgubres en las casas de gallos, etc.
Mi punto de vista lo he expresado siempre de modo claro y cristalino, intentando estar a la altura de las palabras que Pancho el Músico le refirió una vez a los que dudaban de su integridad profesional, y que, como le gustaba mucho la música, tomó de la zarzuela del Maestro Serrano La dolorosa, cuando el prior le dice a Rafael: “Rafael: tengo un vaso de agua limpia y pura, porque todo en el arte tiene que ser limpio y puro”.
No voy a entrar aquí, una vez más, en las cuestiones arriba enumeradas, en primer lugar porque las he expuesto en no pocas ocasiones, y en segundo lugar porque para todas esas innovaciones hay sin duda “razones”. Pero a mí no me interesan las razones, que conozco perfectamente, sino los hechos. Y los hechos crudos y duros son que todas esas innovaciones nos alejan de lo que los gallos han sido en Canarias, una tierra que puede enorgullecerse de haber sido la cima del mundo en este terreno, y ello dicho sin el menor chauvinismo por mi parte.
Las principales críticas a las crónicas de Gran Canaria, aparte las dirigidas, sobre todo inicialmente, a algún casteador que levanta más envidia que otra cosa, tienen que ver con los dos partidos en los que preparan los propios casteadores sus gallos, o sea Los Llanos y Los Amigos del Sur, el primero de ellos surgido como secesión de Telde, en una historia que yo conozco muy bien. Estos partidos, evidentemente, no respetan la tradición, como tampoco tiene nada que ver con la tradición canaria el sistema híbrido que se ha impuesto esta temporada en Telde-Las Palmas. Se aducen razones económicas, pero lo que no se entiende es que eso no se dé ni en La Palma ni en Tenerife, islas que tienen la misma economía que Gran Canaria. En esas islas, todos los partidos tienen su cuidador y su ayudante, responsables de los gallos, y todos los partidos hacen lo posible por continuar como siempre. Pero como ya dije antes, las razones ni me interesan, ni las voy a volver a debatir.
Ahora bien: a lo largo de las crónicas de este año, tan solo la jornada anterior he intervenido yo con una opinión mía, al decir que un partido bien cuidado daría cuenta de otro sin cuida, y ello a raíz de que mi colaborador de Las Palmas me dijera –y si es mi colaborador es porque en él tengo entera confianza– que ahora mismo estaba ganando la preparación de los gallos. Puedo pensar, al mando de cualquier gallera, en Marcos Melián o en Paco Falcón si estuvieran en forma (lo que ya no es el caso), pero pensaré más bien en un Adolfo Santana, evidentemente si aún viviera y si estuviera también en forma. Eso bastaría, aunque cuidara en una gallera mediocre, para dar una lección de humildad a algunos casteadores que se creen cuidadores (y hasta grandes cuidadores) solo porque suben a la valla sus gallos y les ganan, cuando la cuida gallística es un arte, y por algo en Canarias se ha llamado al gallero cuidador. No discuto que haya buenos casteadores y buenos gallos en Gran Canaria, y es más, así lo creo. Respeto a quienes siguen una tradición tan antigua y tan canaria como es la de criar gallos de pelea y recrearse en ellos, y considero que Gran Canaria mantiene un nivel bueno de gallos. Lo que lamento es que esa afición la canalicen pésimamente.
La pregunta es: si solo hemos dejado caer que Gáldar, con un cuidador competente y un ayudante, le está haciendo frente, y por ahora exitoso (otra cosa es que gane o pierda al final), a las dos galleras citadas, y a la de Telde, que se ha pasado al mismo sistema, todas ellas con mejores gallos, ¿de dónde viene tanta hostilidad contra la información semanal?
La respuesta nos la dio un aficionado del Sur, quien discrepa de la “subjetividad” informativa. Pero esa información que se da es mayoritariamente objetiva: resultados, clasificación, gallos ganadores, peleas más rápidas, tabla de casteadores, encuentros de la próxima jornada... Donde único interviene la persona que nos da la información (y que se molesta por darla, como me molesto yo por transmitirla) es en la elección de la mejor pelea, algo que hacemos por poner algo más. Ahora bien: donde único podrá ser “subjetivo”, o sea partidista, nuestro informante, es en la elección de una de las dos peleas, porque la otra, como partidario de Telde, no le concierne en nada. ¿Por qué es un partidario de Telde? Porque desde los años 90 fue ese partido el que se preocupó en conectar conmigo para que saliera algo en la prensa de la isla, y por cierto que nadie se imagina lo que tenía yo que combatir porque La Provincia incluyera mis crónicas de manera más o menos regular y correcta. Como yo no asisto a las peleas, ya que vivo en Tenerife (de vivir en Gran Canaria, de todos modos, creo que tampoco asistiría, porque no me gusta lo del reloj y vengan tablas, otro índice de decadencia), como yo no asisto a las peleas, decía, alguien tiene que darme la información, y ese alguien, evidentemente, elige dos peleas como las más destacadas, peleas que si yo estuviera allí seguramente juzgaría en algunas ocasiones que eran otras, y que cualquier aficionado valora a su manera. El referido aficionado del Sur lo que pretendía era que él estaba en lo cierto y mi informante equivocado. O sea, que él es quien sabe y quien puede ser verdaderamente “objetivo”.
No vamos en el resto de la temporada a alterar este procedimiento, pero para el año que viene, si sigo aquí, me limitaré a publicar el programa, con los datos incluidos, y a poner clasificación de casteadores y jornada siguiente. Ya está bien de aguantar majaderías, y lo que evidentemente no voy a hacer es consultar todas las semanas a un representante de Gáldar, a otro de Los Llanos, a otro del Sur y a otro de Telde, porque para eso ya tendrían que pagarme, y yo no he cobrado nunca ni un céntimo ni por mis crónicas ni por mis libros de gallos, que, al contrario, me han costado bastante dinero.
Del Sur también nos llegó hace unos meses una carta agresiva de Los Amigos del Salobre. Estos, desde luego, no son amigos míos, ni lo serán nunca. En letras mayúsculas (no deben dominar el ordenador), me decían que me habían mandado documentación, incluidas fotos del “Pichón”, y que yo no les contestaba. Ahora bien: resulta que esa era la primera carta que recibía de estos caballeros, quienes, entre otras cosas, me amenazaban con hacer una página de gallos donde nadie sería “discriminado”. Esto de la “discriminación” me llegó también hace un par de temporadas a través de un colaborador, pero por parte de Los Llanos. Los datos que le dieron a este colaborador para la crónica que me mandó (creo que se encontró a los aficionados teldenses en el Pollo de Oro) estaban todos equivocados, aunque en este caso prefiero pensar en un error de transmisión, por lo que me limito a consignar esa estupidez de la “discriminación”.
Los Amigos del Salobre no han cumplido su amenaza de hacer una página de gallos, o yo no me he enterado. Ojalá la hagan, y la hagan bien, claro, para yo poder olvidarme de las peleas del López Socas y de esas majaderías que tengo que aguantar. Como también he dicho, mantengo este blog de actualidad tan solo porque Tazacorte y Los Llanos continúan con las espuelitas de gallo, pero a la vez paso toda la información que me llega, incluida la de algunas galleras que no me son simpáticas y las de algunos campeonatos de casteadores, que tampoco me lo son. Aquí no hay ninguna “discriminación”, excepto en lo que respecta a ese campeonato que siguen llamando “regional”, y que me limito a denostar, de modo ya casi mecánico, todos los finales de mayo. Hace como un mes, un aficionado se quejaba de que no aparecía nada en el blog sobre las peleas de La Lucha y El Paso, que según él son extraordinarias, y se ofreció a escribir algo sobre ellas. Le dije que bien, pero nunca más supe de él. Ya no vive José Luis Melquiades, que me comentaba, y maravillosamente, esas peleas y las de La Choza y El Pinito, pero nadie toma el relevo. Gracias a un par de aficionados amigos, seguimos con las crónicas de Tazacorte-Los Llanos y a veces incluimos las de la Guerra-Nueva y otras de Aridane, y no ponemos todos los resultados porque al interesado le basta con dirigirse a la página federativa. Gran Canaria, además, tiene el privilegio de que siempre ha contado con espacio en mis crónicas y en este blog.
Más que criticar sistemáticamente lo que decimos, algunos aficionados grancanarios debían agradecer lo que hemos callado y callamos, como por ejemplo las peleas que se hacen en la isla con gallos robados, y algunas cosas aún peores. Otros dicen que insistimos en los aspectos negativos, pero qué más quisiera yo que no hacerlo, ¿o acaso piensa alguien realmente que no me duele ver lo veo, y que solo actúo por fastidiar? Hasta hay quien va más allá que yo, por ejemplo un amigo de la página que me sugería hace un año cerrarla con un último artículo que se titulara “Cerrado por derribo”. A lo largo de esta temporada, por lo demás, me he limitado a pasar la información, y en el resto del año me ocupo casi que solo del pasado, de los buenos y viejos tiempos. Si faltan cosas en este blog es porque la gente no colabora, y porque yo he perdido la afición. No se me puede pedir más.
Hace un par de temporadas escribía las crónicas Pepín, y aunque lo hacía muy bien y, persona más bondadosa que yo, intentaba contentar a todos, no le faltaron problemas. Él hasta llegó elogiar a una de las galleras fantasmas (ya que otra cosa no son), porque, economizando cuidador, ayudante, etc., incluso lograba ganar. Yo, aun respetando a algunos excelentes casteadores que pelean sus gallos en esas galleras fantasmas (una de las cuales, por cierto, hasta se pasó una temporada al sistema tradicional), prefería simpatizar con Flavio, a pesar de sus infortunios, o con Roni, quien por cierto, trabajando solo, logró los resultados más espectaculares de todas estas ligas: dos apabullantes CAPOTES, precisamente sobre cada una de esas galleras y sus muchos “cuidadores”. Pero incluso en esto, remito a lo que hace unas pocas jornadas escribíamos de uno de los casteadores de una de esas galleras: “En la clasificación de casteadores, ya se aísla Manuel Acosta Lorenzo, quien sin duda tiene algunos de los mejores gallos que se castean en la Gran Canaria, sobre todo unos colorados tremendos, muy peleadores, que buscan recursos y que suben muy bonitos a la valla”. Y al finalizar una lista en que nombrábamos nada menos que a 15 casteadores: “Como de todos se han peleado bastantes gallos, puede decirse que esta clasificación da una buena muestra de la calidad de los casteos en Gran Canaria”. ¿Eso, transmitido por mi colaborador grancanario de Telde, es parcialidad y discriminación? ¿Qué más es lo que se quiere? Pues no, lo que me llega hace unos días es una carta de un buen aficionado y amigo, diciéndome lo siguiente: “Te quiero hacer saber el descontento que me hacen llegar algunos casteadores, pues no comparten algunos comentarios que pueden leer, pues se sienten perjudicados y aludidos. No saben quién puede dar esa información tan interesada”. No se me rebosa el vaso de la paciencia porque ya se me rebosó hace mucho tiempo.
En los gallos de Canarias, hace años que cada cual hace lo que le da la gana, y lo que más sirve sus propios intereses. Nadie se sacrifica, y no solo las tradiciones, sino el propio espíritu de partido, andan por los suelos. Pero nada va a impedirme, en mi página, dar mi opinión y discrepar de lo que considero errado. Por lo demás, nadie debiera darle especial importancia a lo que yo digo, porque a fin de cuentas, nunca, jamás, nada de lo que yo he dicho ha tenido la mínima influencia sobre la afición.
Y esto lo pongo aquí porque, como el prior le dijo a Rafael, “todo en el arte tiene que ser limpio y puro”.