sábado, 25 de septiembre de 2021

Lanzarote, años 80

Gracias a la revista Lancelot y a unos cuantos comentaristas de gallos que en ella escribieron, tenemos la memoria de algunas temporadas entre los partidos de Teguise y Arrecife a lo largo de la década de los 80.

Hoy reproducimos algunas imágenes y páginas interesantes, para sumar a otras que recientemente hemos puesto aquí. Empezamos en 1984 con este reportaje sobre la gallera de Arrecife, recién creada en 1983. Estamos en enero de 1984, cuando Toño "el Rebotallo" se había pasado de Teguise a Arrecife, resultando decisivo para las perfectas condiciones que presenta esta gallera.


La siguiente foto corresponde al final de aquella temporada. Aunque ganara por 25 riñas al "Pichón", se trató de una muy buena temporada, por lo que también Adolfo "el Pichón" podía sentirse satisfecho:


Esta es una crónica importante, ya que se ocupa del I Campeonato Regional, celebrado en La Palma en mayo de 1987. Centrada en las peleas de la selección conejera, nos permite fijarnos, por ejemplo, en dos peleas extraordinarias: la primera, entre el celebérrimo colorado de siete riñas de Lope Acosta preparado por Adolfo y un gran colorado de don Agustín Cabrera por Gran Canaria, y la segunda entre un colorado de Antonio Martín por La Palma y y un pinto de Federico González preparado por Toño que dejó alta la bandera de los castíos lanzaroteños.


Seguimos con una pequeña nota de septiembre de 1987, donde se da cuenta de que Adolfo deja el partido de Teguise a pesar de la gran temporada que ha hecho, venciendo por seis riñas al partido en que entonces debutaba Quico Acosta.


Por último, un pequeño reportaje sobre el partido de Teguise, en mayo de 1988. La foto de Adolfo es de archivo, ya que este año quien cuidó allí fue Arnoldo.

sábado, 18 de septiembre de 2021

Nuevo libro de Manuel Urbano, sobre la emigración de galleros venezolanos

En su infatigable labor de documentar la historia y la vida gallísticas de su país, Venezuela, Manuel Urbano acaba de publicar el libro Memorias del éxodo de galleros venezolanos.

El libro consta de cerca de cincuenta semblanzas, en la manera de entrevistas y declaraciones, y sus fotos son a todo color. Una útil reseña de Ricardo García en su página de facebook la reproducimos a continuación. 

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Ricardo García

La publicación del libro "Memorias del éxodo de galleros venezolanos" del Lcdo. Manuel Urbano, presidente de la Asociación de criadores del gallo de riña de Venezuela está prevista para el primer trimestre del año 2021.

El libro tiene unas 200 páginas con fotografías inéditas. El prólogo es inspiración del doctor José Alberto Peña González, quien invita al lector a descubrir por si mismo los aportes del texto que será muy útil para los galleros y todos los que deseen ampliar los conocimientos sobre la gallística.

Con su obra "Memorias del éxodo de galleros venezolanos", Manuel Urbano despide el año 2020, y espera que los lectores le brinden su invaluable apoyo, para imprimir también "La enciclopedia gallística de Venezuela" que está en diseño.

El libro tiene entrevistas con grandes cuidadores de gallos, evaluación de motivos del éxodo de los galleros venezolanos, mucha historia para recordar y material extraído de archivos para visualizar y evaluar el destino y consecuencia de los migrantes en tierras lejanas.

Esta publicación es única en su forma, estilo e información, se espera que sea del completo agrado de los lectores y de quienes funjen de arregladores, siendo invaluable el aporte que dan los galleros venezolanos en estos países con distinta cultura gallística.

Felicitaciones a Manuel Urbano por permitirnos acercarnos a través de su obra a todas las vivencias lejanas de nuestros hermanos, que han sido luz de buen candil para la vida, la cual nos enseña a dejar las puertas abiertas para el saber.

Invitamos a los galleros y aficionados apoyar esta iniciativa que contribuye con el acervo cultural y las tradiciones populares de Venezuela. Kikiriki... 

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sábado, 11 de septiembre de 2021

Temporada de 1991

Veíamos en la entrevista a don José Reguera en septiembre de 1991 cómo este se quejaba de los rumbos que estaba tomando la afición en su isla, donde cada vez se criaban menos gallos. En la temporada a que corresponde la entrevista, los cuidadores vuelven a ser palmeros, y nada menos que Roberto en Teguise y Arnoldo en Arrecife. Esto al menos era un aliciente, aunque las temporadas apoteósicas del “Rebotallo” ya no pudieran repetirse. Pero es que, además, de nuevo Arnoldo hizo las maletas, y tan solo a la segunda jornada. Lo sustituyó Lilo, que no era rival para el veterano Roberto, no siendo de extrañar que Teguise llevara siempre la ventaja, que llegó a ser de 12 riñas y acabó en 8. Esta fue la primera de las cuatro temporadas de Roberto en Lanzarote.

El gallo estelar lo tuvo él: un colorado de Plácido Machín que ganó cuatro peleas en siete domingos. Plácido Machín, con tres décadas de afición, era entonces el presidente de honor de la gallera de Teguise.

Roberto Hernández, en Lanzarote

Las peleas en Gran Canaria quedaron durante algunos años huérfanas de crónicas, por lo que solo sé que Adolfo en Arucas le ganó a Suso Yánez en Telde. Retirado Martín Díaz, no sé exactamente si por su edad o por su hartazgo de las peleas interminables (o por ambas razones), habría que esperar algunas temporadas a que yo empezara a escribir unas pequeñas crónicas en La Provincia, con la información que me pasaba Antonio Hernández. Pero la prensa de Las Palmas se había convertido ya en una verdadera vergüenza, muchas veces sacrificando las crónicas y otras reduciéndolas a su antojo. Era un caso más de incompetencia que otra cosa, ya que mudaban constantemente los redactores encargados, que ya de por sí eran unos chapuceros, y nunca olvidaré mi suplicio llamando todas las semanas al periódico. Con Canarias 7 nada cambiaría. Se trataba ya solo, para nosotros, de que “algo saliera”. Es triste comparar la prensa canaria de los años 60 o 70 con la que existe a partir de los 80, avara de páginas y solo preocupada por el diseño. En Tenerife al menos aguantaba Jornada Deportiva, pero al final en El Día, para que las crónicas salieran bien (ya que un ignorante que tiene que adaptar una crónica hará siempre una chapuza, por no hablar de los titulares que se les ocurren poner) tenía yo que ir todas las semanas a supervisar todo el artículo. Hoy están todos cercanos a la ruina y solo sobreviven porque los gobiernos los subvencionan para que digan solo lo que ellos quieren (no digamos con las actuales cataratas de mentiras que hay diariamente que verter sobre la “crisis sanitaria”). Y yo me alegro de que se vayan a la ruina.

En La Palma se repite el duelo Toño-Maso. Llegaron a la última jornada entablados y parece que amañaron la última jornada para así dejar la temporada, de la que tampoco tengo informaciones.

En la Guerra, Quico, con William y el Zepelín como ayudantes, derrotó por 15 riñas a Domingo Acosta, sustituido por José Carlos y César Hernández. Se proclamó campeón con una mantilla en la penúltima jornada, que llenó como de costumbre el cielo de Santa Cruz de La Palma de tracas y cohetes. Este fue otro de los grandes años de Crispín Rodríguez, quien tuvo tres giros cada uno de tres peleas.

Como ya iba yo a todas las peleas en Tenerife, tengo toda la información de las dos contratas de esta isla. Tras cuatro temporadas ganando, “el pollo de Arucas” pierde ante Anastasio, aunque solo por dos peleas. La temporada no fue buena, por mucho que hubiera alternativas y tan pronto se adelantara el Norte como La Espuela. El Norte llevaba una riña a falta de la última jornada, pero La Espuela se le adelantó gracias a tres gallos mandados por Quico de la Guerra. Las peleas fueron muy malas, durando en total dos horas y media. Agustín Delgado fue el mejor casteador de la temporada.

He aquí el programa de la última jornada, en el Teatro San Martín:



La gran temporada creo que de las cuatro islas fue la que se vivió entre Güímar y Garachico, y la mejor de todas las que yo he visto. En Garachico cuidaba Carmelo Acosta, y en Güímar su discípulo Jorge Benítez. Güímar sacó siete riñas de ventaja en los tres primeros domingos, siendo sustituido Carmelo por Pablo Amador, quien debuta con una mantilla. La temporada prosigue muy igualada, con un enorme nivel de preparación y calidad en los gallos. Al final Pablo saca dos riñas de ventaja, pero hay que decir que se dio la inhabitual circunstancia de que Jorge llevó cuatro gallos mal pesados. He aquí, también, el programa de la última jornada:


Las peleas, celebradas en el Bar Carnaval de Arafo y el convento de Garachico, son muy bien recordadas por todos los que asistieron a ellas.

Sin mayor trascendencia ni mucha emoción se celebraron unas riñas al final entre los partidos ganadores y los dos perdedores. La Espuela le propinó una mantilla al Norte y Güímar le ganó al Norte por 4-2 y una tabla. La tanda del partido sureño la abría un giro de Nicolás Lezcano, quien ha mantenido la información gallística del Archipiélago durante los últimos años. El sexto gallo venía a nombre de Peña Pepe Palmero, sin que me haya sido posible nunca averiguar quiénes formaban esta peña con el nombre de uno de los mayores cuidadores de todos los tiempos.

El Campeonato Regional tuvo lugar en La Palma, cuya selección derrotó en la final a la de Tenerife por 4-2 y una tabla. Aún mi afición no era tanto como para acudir a los campeonatos. Lo haría en 1993, dando entonces inicio a mi época de cronista.

A pesar de la baja calidad, veamos tres fotos que acompañaron las crónicas de “Pica y Bate” en El Día. Esta temporada empezó este crítico y casteador, superlativo aficionado, a insistir en el periódico sobre las drogas en los gallos, varias veces apuntando que tanto los gallos del Norte como los de Garachico iban drogados. Ya hacía algunas décadas que era corriente estimular a los gallos, o mejor dicho a ciertos gallos, con productos químicos, pero al tratarse de un tema tan manipulable, era sin duda deseable no hacerlo público. Años después, “Pica y Bate” se llevaría un sonoro abucheo en Santa Úrsula por estar repitiendo que los gallos de Garachico ganaban porque iban drogados.

En la primera foto vemos a Anastasio, en la segunda a Pablo y Jorge y en la tercera a Maso (posición central):



domingo, 5 de septiembre de 2021

Una entrevista a José Reguera, en 1991

Esta interesantísima entrevista se publicó en el semanario Lancelot el 23 de febrero de 1991, siendo una lástima la escasa calidad de las dos fotografías que encontramos en la segunda página. Don José Reguera Berriel era por ese entonces uno de los decanos de la afición lanzaroteña. Fallecería a los 78 años, en 2000.



Con respecto a los orígenes de las peleas en Lanzarote, debe señalarse que el padre de Pancho Espínola, don Manuel Espínola, ya había lanzado la afición antes que su hijo. Aparte nombrar como los cuidadores mejores que él ha visto a Juan Jorge y Toño "el Rebotallo", es importante que nombre a Domingo del Castillo como uno de los grandes soltadores, ya que de él solo tengo la noticia de que Alejo Yánez, cuidando en el Sur, le peleó gallos.
De los gallos que nombran, es bien conocido el de las Casillas (de Augusto Lorenzo). El "Bodegón", de Miguel Gopar casteado por don Adolfo "el Tejinero", también lo preparó Alejo, en 1954, haciéndole tres peleas sensacionales, que se sumaban a una ganada el año anterior. El giro "Terry", de Casto Martínez Cabrera casteado por don José Villegas, lo peleó Juan Jorge contra Alejo en 1954, y llegó a ganar siete peleas, originando la casta de los terrys; su nombre se debe a que Casto era representante del coñac así llamado. De don Andrés Fajardo eran los famosos tartanas, y sin duda se refiere don José Reguera al que dio nombre a la casta, que nos hace retroceder a los años 40.
Mención especial merece "el Macarena", que en tres declaraciones consideró José Reguera como el mejor gallo que había visto. Ganó siete peleas, la mayoría electrizantes. El dato nuevo que me aporta es que fuera un gallo pequeño que por ello casi no llegó a pelear. Yo recuerdo a Salvador Hernández, entrañable, inolvidable aficionado orotavense, llevarle unos gallos al partido de Garachico, que se los rechazaba por ser de poco tamaño, lo que puede ser correcto... o un error. El dueño del "Macarena" era Antonio Hernández "el Morrocoyo", que es quien aparece en la fotografía de niño. El casteador, Domingo Suárez Lorenzo, quien también fue un buen soltador (en la entrada que le dedico en el DGC, por cierto, señaló que tuvo un gran giro, pero sin decir que este no era otro que "el Macarena").
Siempre es un placer recordar a grandes aficionados como don José Reguera, y más si lo hacemos con una entrevista tan buena como esta, que no los devuelve momentáneamente a la vida.