lunes, 28 de mayo de 2012

Fin de temporada

Como de costumbre, acabadas las contratas solo resta un evento gallístico de importancia, el “Pollo de Oro”, organizado por la gallera de Teguise. Allí acuden los mejores casteadores de las islas a probar suerte en el torneo de mayor valor crematístico de entre todos los que, al estilo Suramérica, se celebran a lo largo de la temporada.
Luego está ese mortífero campeonato que pomposamente llaman “Regional”, un torneo de baja estofa que vino en 2006 a sustituir al verdadero campeonato de las islas. Entonces, las galleras de Tenerife (La Espuela, El Agujero, Güímar y el Norte) le hicieron la cama a la Federación en Punta Brava. Esas galleras, que este año pueden celebrar en Los Campitos el aniversario de su oscura hazaña, no tenían problema alguno, por lo que se lavaron las manos en lo que era una operación revanchista por parte de las galleras nuevas que querían llevarse su parte del bocado. A unas críticas sueltas que yo publiqué en “El Día” respondieron los señores de la Federación con un desafortunado, por no decir infame escrito, que en seguida yo refuté, sin que hubiera respuesta por parte de ellos. Ese ha sido el único escrito público de la Federación en su decena de años de existencia. Una Federación que sigue su singladura triste con los mismos que la empezaron y que escribieron contra mí, lo que significa o bien que a nadie le interesa su existencia o que esos cuantos se apegan “ad aeternum” a su minúscula partícula de poder. O las dos cosas.
Con su pan se lo coman, aunque como son unas setecientas peleas ni tiempo tendrán de comerse un bocadillo.