Seguimos con las cartas al inmortal Músico. Y seguimos en la temporada grancanaria de 1941, cuando el cuidador de La Orotava es solicitado para llevar unas tandas al Cuyás, sin que hubiera fruto final.
El 5 de abril, el casteador Antonio Rodríguez le escribe, a mano:
“Estimado amigo Francisco:
Aprovechándome del envío del gallo que he sentido no mandarle antes, le saludo con estas líneas. Ya sabe Vd. que yo no he tenido culpa en lo del gallo, porque Déniz tardó con él y se lo hice traer a la casa de gallos y allí lo tuve para mandárselo a Vd. más pronto, ya que si no tarda lo menos un año.
Yo pienso que está enterado de la gran pelea de su giro, mató a uno de Villegas de cuatro tiros. ¡Qué gallito! ¡Gracias a Vd.!
Ya que tengo que escribirle sin cumplidos, por la prisa pues esta noche sale el hermano de Pepe y la lleva, le voy a pedir un favor que espero de Vd., y es que si me puede mandar una de las dos gallinas del giro de don Juan de la Fe. Es para ponérsela al colorado de las cuatro peleas, que es nieto de un payaso, y si no pudiera una de estas dos, espero otra gallina que a Vd. le parezca bien para tal «gallito».
Ya nos enteramos que nuestros compañeros de Tenerife vendrán pronto y esperamos venga Vd. también con ellos o quizás de guía. Ahora, que hay que tener en cuenta que fue de Triana, eh!
Sin más por hoy, me despido de Vd. esperando no tenga en cuenta mi falta del gallo. Adiós!
Su affmo y amigo
Antonio.
Recuerdo de don José González y de todos los partidarios, y míos a toda su familia.
P.D. Ansiamos verle aquí el año próximo como nuestro «jefe» en los gallos.
P.D. Recuerdos de mi parte a su esposa, hija y dos hijos. Hasta pronto.”
Don Antonio Rodríguez era un destacado casteador trianero, conocido como “don Antonio el de las papas”. De ahí que su gallo más famoso haya sido “el Papero”, que no es otro que el colorado al que hace referencia, a la sazón con cuatro riñas, pero que aún ganaría tres más. Ahora nos enteramos que este célebre gallo –llamado “rey de reyes” por Montenegro– era nieto de un payaso de don José González Suárez. En una de sus grandes peleas, la valla, al uso antiguo, se llenaría de sombreros, lo que volvería a ocurrir con el González Guerra. Lo preparó siempre el Picador.
Al final de la carta, Antonio Rodríguez le manda a Pancho recuerdos de José González Suárez, el casteador de los payasos y entonces presidente de Triana. Ya dijimos al publicar las cartas de este a Pancho, que era una figura enigmática, ya que no tenemos foto alguna de él y sus apellidos tan corrientes hacían difícil detectar algo más que se le refiera. Recurrimos a Alejo Yánez, como tantas veces, y nos dijo por teléfono que lo recordaba perfectamente: un hombre alto, fuerte, muy rico, que vivía en Vegueta y llegó a ocupar cargos en el ayuntamiento de Las Palmas.
Déniz no debe ser el Pichón, ya que había otro José Déniz, casteador, que crea a veces confusión con el gran cuidador.
La pelea a que se refiere fue la última de la jornada octava, que tuvo lugar el 23 de marzo. Veamos cómo la comenta Gallino en “Falange”:
“Cogido de hoya, desde el principio el trianero puso su motor a toda velocidad y pudo llegar a la meta. Tapó un farol y torció al de San José, dándole muerte inmediatamente. Hizo lo que tenía que hacer. Vencedor: el trianero giro de don Antonio Rodríguez, casteado por don Francisco Dorta. Vencido: melado de don Juan Báez Sánchez, casteado por don José Villegas”.
Y Ele en “La Provincia”:
“Entró dominando San José y seguidamente lo dejan tuerto y le extienden el certificado de defunción. El muerto era propiedad de don Juan Báez, y el vivo de don Antonio Rodríguez”.
Juan de la Fe era un buen aficionado trianero, que tuvo algunos finos gallitos, tanto como casteador como a su nombre. Y Pepe debe ser Pepe Palmero.
Como se habrá visto, los trianeros seguían soñando con que el Músico volviera a cuidar en el partido al que tanta gloria había dado.
El 5 de abril, el casteador Antonio Rodríguez le escribe, a mano:
“Estimado amigo Francisco:
Aprovechándome del envío del gallo que he sentido no mandarle antes, le saludo con estas líneas. Ya sabe Vd. que yo no he tenido culpa en lo del gallo, porque Déniz tardó con él y se lo hice traer a la casa de gallos y allí lo tuve para mandárselo a Vd. más pronto, ya que si no tarda lo menos un año.
Yo pienso que está enterado de la gran pelea de su giro, mató a uno de Villegas de cuatro tiros. ¡Qué gallito! ¡Gracias a Vd.!
Ya que tengo que escribirle sin cumplidos, por la prisa pues esta noche sale el hermano de Pepe y la lleva, le voy a pedir un favor que espero de Vd., y es que si me puede mandar una de las dos gallinas del giro de don Juan de la Fe. Es para ponérsela al colorado de las cuatro peleas, que es nieto de un payaso, y si no pudiera una de estas dos, espero otra gallina que a Vd. le parezca bien para tal «gallito».
Ya nos enteramos que nuestros compañeros de Tenerife vendrán pronto y esperamos venga Vd. también con ellos o quizás de guía. Ahora, que hay que tener en cuenta que fue de Triana, eh!
Sin más por hoy, me despido de Vd. esperando no tenga en cuenta mi falta del gallo. Adiós!
Su affmo y amigo
Antonio.
Recuerdo de don José González y de todos los partidarios, y míos a toda su familia.
P.D. Ansiamos verle aquí el año próximo como nuestro «jefe» en los gallos.
P.D. Recuerdos de mi parte a su esposa, hija y dos hijos. Hasta pronto.”
Don Antonio Rodríguez era un destacado casteador trianero, conocido como “don Antonio el de las papas”. De ahí que su gallo más famoso haya sido “el Papero”, que no es otro que el colorado al que hace referencia, a la sazón con cuatro riñas, pero que aún ganaría tres más. Ahora nos enteramos que este célebre gallo –llamado “rey de reyes” por Montenegro– era nieto de un payaso de don José González Suárez. En una de sus grandes peleas, la valla, al uso antiguo, se llenaría de sombreros, lo que volvería a ocurrir con el González Guerra. Lo preparó siempre el Picador.
Al final de la carta, Antonio Rodríguez le manda a Pancho recuerdos de José González Suárez, el casteador de los payasos y entonces presidente de Triana. Ya dijimos al publicar las cartas de este a Pancho, que era una figura enigmática, ya que no tenemos foto alguna de él y sus apellidos tan corrientes hacían difícil detectar algo más que se le refiera. Recurrimos a Alejo Yánez, como tantas veces, y nos dijo por teléfono que lo recordaba perfectamente: un hombre alto, fuerte, muy rico, que vivía en Vegueta y llegó a ocupar cargos en el ayuntamiento de Las Palmas.
Déniz no debe ser el Pichón, ya que había otro José Déniz, casteador, que crea a veces confusión con el gran cuidador.
La pelea a que se refiere fue la última de la jornada octava, que tuvo lugar el 23 de marzo. Veamos cómo la comenta Gallino en “Falange”:
“Cogido de hoya, desde el principio el trianero puso su motor a toda velocidad y pudo llegar a la meta. Tapó un farol y torció al de San José, dándole muerte inmediatamente. Hizo lo que tenía que hacer. Vencedor: el trianero giro de don Antonio Rodríguez, casteado por don Francisco Dorta. Vencido: melado de don Juan Báez Sánchez, casteado por don José Villegas”.
Y Ele en “La Provincia”:
“Entró dominando San José y seguidamente lo dejan tuerto y le extienden el certificado de defunción. El muerto era propiedad de don Juan Báez, y el vivo de don Antonio Rodríguez”.
Juan de la Fe era un buen aficionado trianero, que tuvo algunos finos gallitos, tanto como casteador como a su nombre. Y Pepe debe ser Pepe Palmero.
Como se habrá visto, los trianeros seguían soñando con que el Músico volviera a cuidar en el partido al que tanta gloria había dado.