El 21 de abril de 1941, en papel de la Dirección Facultativa de las Obras del Puerto de La Luz y Las Palmas, donde trabajaba, don Matías Guerra le escribe otra carta al “Músico”. No la reproducimos porque vuelve a girar en torno a las peleas que se pensaban celebrar en Las Palmas, y que no tuvieron finalmente lugar. Matías Guerra habla de cinco tandas, con San José y Triana, más una con el Pichón.
Lo interesante está en el último párrafo:
“Ayer ganamos por 3 de ventaja. La tanda que presentamos fue de 7 gallos reñidos, entre ellos algunos extraordinarios. El martes como de costumbre le enviaré el periódico, y en él leerá la reseña de las peleas. Por eso no entro a detallársela. Lo que sí le comunico que la última fue EXTRAORDINARIA. Levantó al público. Fue una pelea emocionantísima. Ya le digo, una cosa extra.
Fuimos a la prensa para ver qué pelea fue esta. Estamos en la jornada 12. Triana gana por 5-2 y sube la ventaja general a 6 riñas. Cuida el Picador en Triana y el Boyero en San José; al final ganaría aquel por 10 riñas. En “Falange”, escribe Gallino:
“Y vamos a la pelea cumbre, la séptima, la del máximo de emoción. Dos giros que son dos fieras. El de San José partió un ojo de entrada al trianero y se aventajó un tanto, pero la valentía de este fue extraordinaria, acometiendo con alma y sin enterarse del dolor. Los dos gallos ponen en peligro sus vidas a cada disparo y el público no puede contener la emoción. El trianero sufre mayor castigo y estaba hecho una criba. Ya no veía de cerca y pierde además el pico. Pero sin embargo, un formidable revuelo suyo paraliza por un momento la acción de su rival y la emoción alcanza su punto culminante. El de San José puede reponerse y se decide a matar, y lo hubiera conseguido, si el soltador de Triana no retira a su gallito, que se hizo acreedor a la vida. La pareja mereció una gran ovación. Vencedor: Giro de don Néstor M. Padilla, ganadería de don José Padrón, por San José. Vencido: Giro (1 p.) de don Demófilo Mederos, ganadería de don Fernando Cabrera, por Triana.”
Y ahora, la crónica de Ele, en “La Provincia”, quien nos informa que seis gallos (y no siete, como dice don Matías Guerra) llevaba peleados el Picadors, sumando un total de 12 riñas:
“La séptima fue lo no visto hace muchísimos años. Dos gallos de la máxima categoría en raza y en heridores. Una pelea que bate el récord de las emociones. Dos gallos que hacen la pelea tiro a tiro y que se acribillan. Una pelea que tan pronto la tiene uno a su favor, como el otro. El público presencia la riña puesto en pie y los soltadores constantemente tienen que intervenir al desenganche. Las fieras se acometen duramente y ambos gallos manan sangre, abundantemente. El público no puede contenerse, y no se oyen sino grandes gritos. El gallo de Triana, que recibe casi de entrada un golpe de sentido y tiene un ojo tapado, busca recursos y se echa fuera y con sus salidas y sus tiros pone en difícil trance a su enemigo. Pero este, cada vez que lo coge, le propina su puñalada. El trianero pierde el pico. ¡No puede agarrar! Sigue buscando recursos. Tira un revuelo y ¡que si quieres! Se las ve negras el joselito, pero vuelve este a agarrar y lo deja mal parado. Tres revuelos seguidos del trianero hicieron creer al público en una posible victoria, pero el joselito le da otro tiro y no quedó más remedio que retirar el gallo de Triana: había que salvarle de una muerte segura; se lo merecía como gallo extraordinario. ¡Qué dos ejemplares! ¡Qué calidad de gallos! ¡Mejores, imposible! Y pelea igual, por largos años, desgraciadamente, no la veremos”.
Lo interesante está en el último párrafo:
“Ayer ganamos por 3 de ventaja. La tanda que presentamos fue de 7 gallos reñidos, entre ellos algunos extraordinarios. El martes como de costumbre le enviaré el periódico, y en él leerá la reseña de las peleas. Por eso no entro a detallársela. Lo que sí le comunico que la última fue EXTRAORDINARIA. Levantó al público. Fue una pelea emocionantísima. Ya le digo, una cosa extra.
Fuimos a la prensa para ver qué pelea fue esta. Estamos en la jornada 12. Triana gana por 5-2 y sube la ventaja general a 6 riñas. Cuida el Picador en Triana y el Boyero en San José; al final ganaría aquel por 10 riñas. En “Falange”, escribe Gallino:
“Y vamos a la pelea cumbre, la séptima, la del máximo de emoción. Dos giros que son dos fieras. El de San José partió un ojo de entrada al trianero y se aventajó un tanto, pero la valentía de este fue extraordinaria, acometiendo con alma y sin enterarse del dolor. Los dos gallos ponen en peligro sus vidas a cada disparo y el público no puede contener la emoción. El trianero sufre mayor castigo y estaba hecho una criba. Ya no veía de cerca y pierde además el pico. Pero sin embargo, un formidable revuelo suyo paraliza por un momento la acción de su rival y la emoción alcanza su punto culminante. El de San José puede reponerse y se decide a matar, y lo hubiera conseguido, si el soltador de Triana no retira a su gallito, que se hizo acreedor a la vida. La pareja mereció una gran ovación. Vencedor: Giro de don Néstor M. Padilla, ganadería de don José Padrón, por San José. Vencido: Giro (1 p.) de don Demófilo Mederos, ganadería de don Fernando Cabrera, por Triana.”
Y ahora, la crónica de Ele, en “La Provincia”, quien nos informa que seis gallos (y no siete, como dice don Matías Guerra) llevaba peleados el Picadors, sumando un total de 12 riñas:
“La séptima fue lo no visto hace muchísimos años. Dos gallos de la máxima categoría en raza y en heridores. Una pelea que bate el récord de las emociones. Dos gallos que hacen la pelea tiro a tiro y que se acribillan. Una pelea que tan pronto la tiene uno a su favor, como el otro. El público presencia la riña puesto en pie y los soltadores constantemente tienen que intervenir al desenganche. Las fieras se acometen duramente y ambos gallos manan sangre, abundantemente. El público no puede contenerse, y no se oyen sino grandes gritos. El gallo de Triana, que recibe casi de entrada un golpe de sentido y tiene un ojo tapado, busca recursos y se echa fuera y con sus salidas y sus tiros pone en difícil trance a su enemigo. Pero este, cada vez que lo coge, le propina su puñalada. El trianero pierde el pico. ¡No puede agarrar! Sigue buscando recursos. Tira un revuelo y ¡que si quieres! Se las ve negras el joselito, pero vuelve este a agarrar y lo deja mal parado. Tres revuelos seguidos del trianero hicieron creer al público en una posible victoria, pero el joselito le da otro tiro y no quedó más remedio que retirar el gallo de Triana: había que salvarle de una muerte segura; se lo merecía como gallo extraordinario. ¡Qué dos ejemplares! ¡Qué calidad de gallos! ¡Mejores, imposible! Y pelea igual, por largos años, desgraciadamente, no la veremos”.