miércoles, 7 de septiembre de 2011

Circo Cuyás, 6 de abril de 1952



A pesar de que el partido de Triana formó esta temporada un tándem con “el Picador” y Antonio Salud, nada tuvieron que hacer ante Pepe Palmero, que les sacó nada menos que 20 riñas de ventaja.
En esta jornada –la décima, pese a lo que dice el programa–, San José logró una mantilla, y Triana escapó al capote gracias a su último gallo. Los gallos de Pepe venían peleando fuera y entrando a picar, como tantas veces.
Bordaron la mantilla un melado noruego de cuatro peleas de Hernández López, un gallino pussy del mismo, un colorado de dos peleas nieto del “Pili” de don José Araña sacado por Manuel Frade, el “Rian-rian”, otro melado noruego de Hernández López y un pinto de Villegas.
De la primera riña escribía en “La Provincia” “Pata-Loro”: “Se pone en valla un giro, repetido, del castío de don Agustín Díaz de Aguilar, gallo que había hecho una pelea terrible y va a luchar contra un melado noruego, de cuatro peleas, de la raza de don José Hernández López. Fantástico gallo el de San José, tan pronto mete el pico, el giro sangra por un cachete, luego le coge la vista y lo tiende antes de los dos minutos de pelea. Grandes aplausos.”
Montenegro calificó de “riñas magníficas” la segunda, la cuarta y la sexta.
En la segunda, el gallino de don José Hernández López se las vio ante un gran contendiente, de otro de los grandes casteadores de la época, el teldense don Manuel Álvarez Peña. Como el gallino no podía despacharse a gusto (pese a haberle partido de entrada la caja del pico), se vio obligado a emplearse a fondo, destrozando a espolazos al colorado trianero. Esta pelea duró 9 minutos.
La cuarta riña es la que más nos interesa, ya que el gallo joselito era el “Rian-rian” de Villegas, ganando su tercer combate. Veamos el comentario completo de Montenegro:
“Cuarto combate. El más sensacional de todos. Un gallo extraordinario es este giro Rian-rian, que sabe pelear acomodándose a la táctica enemiga y que además mete las espuelas que es una barbaridad. Su contrario era también magnífico, y este es el mayor mérito del giro vencedor, pues a pesar de gravemente herido en la cabeza por dos ocasiones, no perdió la fe ni la batida ni la serenidad y viró patas arriba a su enemigo, a los 2 minutos, cuando ya le tenía destrozado a espolazos. Una gran ovación mereció el giro Rian-rian, conceptuado como el gallo más completo de la temporada”.
Y ahora el de “Pata Loro”:
“Colorado casteado por don Francisco Dorta, contra un giro rian-rian, de dos peleas, de la raza de don José Villegas, por San José. Se acometen con fiereza ambos bichos, y el trianero resulta cogido por un ojo, pero, gallo de fibra y de buena batida el colorado, al sentirse herido se destapa a picar tan terriblemente que deja herido en el cuello al giro; sólo que este rian-rian, gallo de los que entran pocos en valla, no se arredra, pica y bate con energías y antes del minuto dejó tendido al trianero por golpe al corazón, en medio de una frenética ovación.”
Los “rian-rianes” se llamaron así porque el médico don Francisco Hernández, al verlos pechar, dijo que hacían temblar la valla, hacían que la valla hiciera “rian-rian”. No decepcionaron luego, hasta el punto de que Pedro Cárdenes comenta que muchos fueron a parar a España, Panamá y Cuba como reproductores. En el DGC leemos:
“Los rian-rianes los pelearon en San José Pepe Palmero, Pablo Amador, Julián Castillo e Israel Vargas, a lo largo de los años 50. El primero fue la estrella de Pepe en la temporada de 1952. De él dijo Montenegro que era «un gallo muy difícil de vencer, pues conoce a la perfección el arte guerrillero, no sólo por su certera puntería, sino por su astucia al sortear las embestidas de los contrarios». Al año siguiente, ya con Pablo Amador en San José, escribía Pedro Cárdenes en su crónica de la décima jornada, cuando peleó un giro rian-rian: «Los jugadores le tienen pánico a los rian-rianes de Tamaraceite, y la bolsa baja. ¿Quién da veinte duros a doce? La emoción antes de soltar los gallos se hace sentir en la gallera. El trianero cruza la valla, y quiere comerse al joselito, y lo consigue metiéndole los espolones por los cachetes y cuello, lo que lo deja instantáneamente hinchado y torcido, pero los rian-rianes tienen que estar muertos para dar la pelea por perdida, y así lo demuestra; al meter el pico y batir, hace tambalearse al trianero, que pronto se baña en sangre, le sale a chorros, y se echa a las patas del Rian-rian» cuando este estaba materialmente moribundo. Gran ovación”. Uno de los mejores rian-rianes lo prepararía Julián, siendo hijo del “Rian-rian” (o sea, del primero) y de una malla blanca. Fuera de Gran Canaria, hay que destacar los que tuvieron los Sanfieles de La Palma”.
El “Rian-rian” de esta jornada volverá a subirlo Pepe Palmero a la valla al domingo siguiente, ganando su cuarta pelea, a un soberbio colorado de Agustín Díaz de Aguilar.
También dos minutos duró la sexta riña, acribillando y matando el pinto de Villegas al colorado de don Domingo Guerra.
Dos curiosidades. Los “pussy” de Villegas se llamaban así por el nombre infantil del hijo de don Ramón Rodríguez, o sea don Juan Rodríguez Drincourt, continuador luego de la afición paterna. Segunda: escribe “Pata-Loro” en La Provincia que “la nota simpática de dejar presenciar gratuitamente las riñas de gallos a los niños menores de 15 años le ha dado mejor color a las peleas”. ¡Qué lejos estamos de esta sociedad hipócrita de hoy! Y añadamos, por cierto que en aquellos años los gallos, el frontón, el boxeo, el fútbol, la luchada, el toreo, la vela latina, los galgos (véase la publicidad de estos en el Campo España) eran espectáculos todos repletos de público. Y dígasenos si no había entonces más gusto de vivir, más pasión que hoy, cuando la gente gasta horas y horas encerrada en sus casas ante el televisor o el ordenador, o se dedican a viajar de aburrimiento.