Volvemos al interesante libro de José Domingo Pérez Falcón Trasmontaña – La era Grande. Apuntes para la historia de Arucas, de reciente aparición. En su página 87 encontramos el capítulo “Las peleas de gallos”, que paso a reproducir:
“En Trasmontaña ha existido afición a las peleas o riñas de gallos desde las primeras décadas del pasado siglo hasta la actualidad. El vecino Angelito Tejera llegó a componer una canción sobre esta peculiar afición.
En 1903 se edificó la gallera de Arucas en la calle San Juan, modificada al año siguiente para que sirviese de teatro-circo y terrero para la lucha canaria. En esa época ya contaba nuestro barrio con criadores de gallos como Pedro Pérez Pérez (¿1838?-1924), así como los hermanos Rafael y Sixto Henríquez, que tenían fincas en El Guincho, donde criaban los gallos que llevaban a pelear al Cine Cuyás en Las Palmas. Otro criador era Tomás Pérez Pérez, que pertenecía a la gallera de Triana, mientras que otros criadores pertenecían a la de San José, de la zona conocida por Fincas Unidas.
También criaban gallos Juan José González («Pepe el de Mayo»), Ninito, un señor de Cardones, en la finca de don Rafael Henríquez, y Antonio Pérez Pérez, en la finca El Cortijo. Otros gallos se soltaban en la finca de don Paco Lorenzo, junto al molino. En la finca de don Pedro Rosales, le cuidaban los gallos a Antonio Falcón, que subía desde Las Palmas los sábados y domingos para verlos y llevarlos a pelear al Cine Cuyás.
Maestro Fermín de Armas, cantero de profesión, padre de Pantaleón y Félix de Armas, llevaba a pelear sus gallos a la capital de la isla. A esta afición se sumaron sus hijos Félix y, muy especialmente, Valentín de Armas, que de pequeño llegó a organizar peleas de quíqueres, y de mayor tuvo otros gallos, uno que llegó a realizar cuatro peleas y otro, hijo del anterior, que también ganó varias riñas. Gracias a su afición, cuando hacía la mili en Tenerife, le dieron un mes de permiso, al ser el coronel encargado del regimiento un aficionado a estas peleas, hasta el punto de venir a nuestro barrio a ver los gallos en compañía de otros señores de renombre.
Algunos de estos vecinos acudían a las peleas antes de los años 20 del siglo pasado, y otros, no criadores, llegaron a ver peleas de gallos en Las Palmas, Cardones y Arucas. En los años 50, las riñas en Arucas se celebraban los domingos a las doce del mediodía.
Entre los criadores más recientes están varios de los hermanos Pérez Afonso, que tuvieron un gallo célebre por ganar muchas peleas en Cardones, y Efrén Ortiz Ortiz, nacido en 1934, que desde muy joven tenía sus gallos repartidos en fincas de El Guincho, Trasmontaña, la bajada al Pilotín, en la finca de don Daniel del Toro, etc. Efrén llevaba a pelear sus gallos a Cardones, tanto a La Sociedad como al cine, al salón de Martín Marrero y a la gallera de El Terrero en Arucas. Cuando dejó de competir, al dejar de celebrarse peleas en Cardones, sus gallos terminaron repartiéndose a criadores de Arucas y Telde.
En la actualidad, saliendo de El Guincho hacia Llano Blanco, Juan Ramírez, procedente de Tamaraceite, cría gallos de un modo muy profesional y los lleva a pelear.”
Este capítulo gallístico del libro de Pérez Falcón está lleno de sugerencias. Para empezar, cuánto daríamos por conocer la canción compuesta por Angelito Tejera. Asombro nos produce la foto de don Pedro Pérez Pérez, de quien no tenemos noticia alguna. Pasa a ser una de las mejores fotos antiguas de gallos que conocemos, a la altura de la de don Nicolás Lezcano: aficionados de principios del siglo XX, muy señoriales, que revelan una afición extraordinaria. Pedro Pérez debió ser un casteador limitado a la zona de Arucas y Cardones, ya que de otro modo nos lo hubiéramos encontrado en nuestras investigaciones de periódicos de Las Palmas. Ya conocido –todo un nombre clásico– es don Rafael Henríquez, a quien Pancho le peleó gallos de bandera en el Cuyás durante los años 30 y 40.
Fernando Ojeda, infatigable pesquisador grancanario, nos informa que don Antonio Falcón no soltaba sus gallos en la finca de don Pedro Rosales, sino en otra al lado, propiedad de don Cesáreo. Quien soltaba sus gallos en la finca de los Rosales era otro extraordinario aficionado –y bellísima persona, siempre tan bien recordado por quienes lo trataron–, el doctor don José Cuyás Hidalgo, que era muy amigo suyo. El abuelo de Fernando Ojeda era encargado de esa finca, y por tanto Fernando habla con conocimiento de causa.
El coronel a que se alude parece ser, casi seguro, don Luis Miranda, a quien conocimos en las peleas Norte-La Espuela a principios de los años 90. Era en efecto un gran aficionado y casteador, y que le echaba una mano a los soldados gallistas, ya que el palmero Armando Hernández (hermano del gallero Roberto) nos ha contado una historia similar.
Nada sabemos de Efrén Ortiz, ya que su nombre nos lo encontramos en las crónicas de la última época de Cardones-Arucas, lo que resulta extraño. ¿Quizás soltaba gallos de algún aficionado?
El autor de este trabajo nombra a aficionados más recientes, como en particular los hijos de Valentín Armas, a quienes yo veía siempre en el López Socas (de triste memoria) cuando viajaba a Las Palmas, y a Ramírez, que tuvo unos gallos tremendos hace no muchos años.
Ojeda nos apunta: “Habrá que hablar también de los casteadores de Las Chorreras, que es donde tengo la casa yo en Arucas. Casteadores de Las Chorreras son Antonio el Rubio, Mamores, Santiago Ravelo, El Cachopo y el Silopo (Ramón y Ricardo). Este último aparece en la foto del Diccionario en el apartado de Arucas donde salen todos”.
Estas notas de José Domingo Pérez Falcón muestran el valor que tienen los trabajos de tipo local. Nos recuerdan los que ha escrito, con respecto a Guía de Gran Canaria, Sergio Aguiar Castellano. ¡Aún faltan muchas cosas por descubrir en la riquísima historia gallística de nuestras islas!
“En Trasmontaña ha existido afición a las peleas o riñas de gallos desde las primeras décadas del pasado siglo hasta la actualidad. El vecino Angelito Tejera llegó a componer una canción sobre esta peculiar afición.
En 1903 se edificó la gallera de Arucas en la calle San Juan, modificada al año siguiente para que sirviese de teatro-circo y terrero para la lucha canaria. En esa época ya contaba nuestro barrio con criadores de gallos como Pedro Pérez Pérez (¿1838?-1924), así como los hermanos Rafael y Sixto Henríquez, que tenían fincas en El Guincho, donde criaban los gallos que llevaban a pelear al Cine Cuyás en Las Palmas. Otro criador era Tomás Pérez Pérez, que pertenecía a la gallera de Triana, mientras que otros criadores pertenecían a la de San José, de la zona conocida por Fincas Unidas.
También criaban gallos Juan José González («Pepe el de Mayo»), Ninito, un señor de Cardones, en la finca de don Rafael Henríquez, y Antonio Pérez Pérez, en la finca El Cortijo. Otros gallos se soltaban en la finca de don Paco Lorenzo, junto al molino. En la finca de don Pedro Rosales, le cuidaban los gallos a Antonio Falcón, que subía desde Las Palmas los sábados y domingos para verlos y llevarlos a pelear al Cine Cuyás.
Maestro Fermín de Armas, cantero de profesión, padre de Pantaleón y Félix de Armas, llevaba a pelear sus gallos a la capital de la isla. A esta afición se sumaron sus hijos Félix y, muy especialmente, Valentín de Armas, que de pequeño llegó a organizar peleas de quíqueres, y de mayor tuvo otros gallos, uno que llegó a realizar cuatro peleas y otro, hijo del anterior, que también ganó varias riñas. Gracias a su afición, cuando hacía la mili en Tenerife, le dieron un mes de permiso, al ser el coronel encargado del regimiento un aficionado a estas peleas, hasta el punto de venir a nuestro barrio a ver los gallos en compañía de otros señores de renombre.
Algunos de estos vecinos acudían a las peleas antes de los años 20 del siglo pasado, y otros, no criadores, llegaron a ver peleas de gallos en Las Palmas, Cardones y Arucas. En los años 50, las riñas en Arucas se celebraban los domingos a las doce del mediodía.
Entre los criadores más recientes están varios de los hermanos Pérez Afonso, que tuvieron un gallo célebre por ganar muchas peleas en Cardones, y Efrén Ortiz Ortiz, nacido en 1934, que desde muy joven tenía sus gallos repartidos en fincas de El Guincho, Trasmontaña, la bajada al Pilotín, en la finca de don Daniel del Toro, etc. Efrén llevaba a pelear sus gallos a Cardones, tanto a La Sociedad como al cine, al salón de Martín Marrero y a la gallera de El Terrero en Arucas. Cuando dejó de competir, al dejar de celebrarse peleas en Cardones, sus gallos terminaron repartiéndose a criadores de Arucas y Telde.
En la actualidad, saliendo de El Guincho hacia Llano Blanco, Juan Ramírez, procedente de Tamaraceite, cría gallos de un modo muy profesional y los lleva a pelear.”
Este capítulo gallístico del libro de Pérez Falcón está lleno de sugerencias. Para empezar, cuánto daríamos por conocer la canción compuesta por Angelito Tejera. Asombro nos produce la foto de don Pedro Pérez Pérez, de quien no tenemos noticia alguna. Pasa a ser una de las mejores fotos antiguas de gallos que conocemos, a la altura de la de don Nicolás Lezcano: aficionados de principios del siglo XX, muy señoriales, que revelan una afición extraordinaria. Pedro Pérez debió ser un casteador limitado a la zona de Arucas y Cardones, ya que de otro modo nos lo hubiéramos encontrado en nuestras investigaciones de periódicos de Las Palmas. Ya conocido –todo un nombre clásico– es don Rafael Henríquez, a quien Pancho le peleó gallos de bandera en el Cuyás durante los años 30 y 40.
Fernando Ojeda, infatigable pesquisador grancanario, nos informa que don Antonio Falcón no soltaba sus gallos en la finca de don Pedro Rosales, sino en otra al lado, propiedad de don Cesáreo. Quien soltaba sus gallos en la finca de los Rosales era otro extraordinario aficionado –y bellísima persona, siempre tan bien recordado por quienes lo trataron–, el doctor don José Cuyás Hidalgo, que era muy amigo suyo. El abuelo de Fernando Ojeda era encargado de esa finca, y por tanto Fernando habla con conocimiento de causa.
El coronel a que se alude parece ser, casi seguro, don Luis Miranda, a quien conocimos en las peleas Norte-La Espuela a principios de los años 90. Era en efecto un gran aficionado y casteador, y que le echaba una mano a los soldados gallistas, ya que el palmero Armando Hernández (hermano del gallero Roberto) nos ha contado una historia similar.
Nada sabemos de Efrén Ortiz, ya que su nombre nos lo encontramos en las crónicas de la última época de Cardones-Arucas, lo que resulta extraño. ¿Quizás soltaba gallos de algún aficionado?
El autor de este trabajo nombra a aficionados más recientes, como en particular los hijos de Valentín Armas, a quienes yo veía siempre en el López Socas (de triste memoria) cuando viajaba a Las Palmas, y a Ramírez, que tuvo unos gallos tremendos hace no muchos años.
Ojeda nos apunta: “Habrá que hablar también de los casteadores de Las Chorreras, que es donde tengo la casa yo en Arucas. Casteadores de Las Chorreras son Antonio el Rubio, Mamores, Santiago Ravelo, El Cachopo y el Silopo (Ramón y Ricardo). Este último aparece en la foto del Diccionario en el apartado de Arucas donde salen todos”.
Estas notas de José Domingo Pérez Falcón muestran el valor que tienen los trabajos de tipo local. Nos recuerdan los que ha escrito, con respecto a Guía de Gran Canaria, Sergio Aguiar Castellano. ¡Aún faltan muchas cosas por descubrir en la riquísima historia gallística de nuestras islas!