Hace años que nos intrigaba, al pasar por la autovía del norte tinerfeño a la altura de Los Realejos, la aparición del nombre “La Gallera” en azulejos.
Al comienzo de la pasada temporada, Domingo G. Pacheco, que vive allí mismo, nos escribía a la página preguntándonos si sabíamos algo. Consulté a los conocedores, y en especial a Antonio “el Crusantero” y a Dominguito García, sin que me pudieran dar información alguna. Ello descartaba que los gallos del Norte hubieran estado encerrados allí en algún momento de las últimas siete décadas.
Como en los años inmediatamente anteriores a la guerra sabemos que funcionaba la gallera del Realejos, y celebrando contratas largas, la conclusión más sencilla es que allí estuvo instalada en los años 30 (y seguramente antes) la gallera realejera, donde cuidó por último uno de los más grandes cuidadores de la isla: Manuel Torres, “Gato Maruca”, que era de familia realejera y también del vecino Puerto de la Cruz, donde fallecería ya en los años 70.
El otro día pasé por allí con Tomás “Cho Pío” y me detuve para sacar este par de fotos, lamentando no estuviera el amigo Domingo, que nos había escrito para tomarnos unos vinos.
No solo los azulejos coronan el pórtico de la bella mansión, sino que dan nombre a la calle lateral y a la propia zona. Lo que revela la gran afición que también en aquella localidad hubo a las peleas de gallos.
Al comienzo de la pasada temporada, Domingo G. Pacheco, que vive allí mismo, nos escribía a la página preguntándonos si sabíamos algo. Consulté a los conocedores, y en especial a Antonio “el Crusantero” y a Dominguito García, sin que me pudieran dar información alguna. Ello descartaba que los gallos del Norte hubieran estado encerrados allí en algún momento de las últimas siete décadas.
Como en los años inmediatamente anteriores a la guerra sabemos que funcionaba la gallera del Realejos, y celebrando contratas largas, la conclusión más sencilla es que allí estuvo instalada en los años 30 (y seguramente antes) la gallera realejera, donde cuidó por último uno de los más grandes cuidadores de la isla: Manuel Torres, “Gato Maruca”, que era de familia realejera y también del vecino Puerto de la Cruz, donde fallecería ya en los años 70.
El otro día pasé por allí con Tomás “Cho Pío” y me detuve para sacar este par de fotos, lamentando no estuviera el amigo Domingo, que nos había escrito para tomarnos unos vinos.
No solo los azulejos coronan el pórtico de la bella mansión, sino que dan nombre a la calle lateral y a la propia zona. Lo que revela la gran afición que también en aquella localidad hubo a las peleas de gallos.