sábado, 30 de octubre de 2021

Temporada de 1993

Con la temporada 1992-1993 concluyo este repaso a viejas temporadas aún no muy distantes en el tiempo.

1993 fue el año en que inicié mis colaboraciones gallísticas en la prensa, que se prolongarían por dos décadas. Aún no escribía crónicas, pero ya publiqué un artículo extenso sobre Pancho el Músico, el balance de la temporada tinerfeña y, con mi amigo Agustín Morales, la reseña del Campeonato Regional.

Se celebró ese Campeonato en Gran Canaria, donde, si no me equivoco, Suso Yánez cuidando en Telde había derrotado a Paco Falcón en Arucas. Es lamentable que esta isla, la número uno en información gallística durante un siglo, cayera en la nada después de que Martín Díaz se retirara.

En Lanzarote, Toño el Rebotallo vuelve a la isla donde había cosechado grandes triunfos, pero esta vez logra por fin ganarle Adolfo el Pichón, quien revalida su triunfo del año anterior, al mando de la gallera de Arrecife. Estos dos grandes galleros se estimaban y respetaban mucho. Ahora se da un toma y daca entre ambos hasta que Adolfo, con un capote rabón, se pone definitivamente por delante, para acabar obteniendo una ventaja de 10 riñas. Fue un buen dato que los mejores casteos fueran de la isla: los de los hermanos González Díaz por Arrecife y los de Domingo y Felipe por Teguise.

En La Palma, Quico Acosta, convertido ya en el mejor cuidador de la década, vuelve a la gallera de su pueblo, Tazacorte, y le gana a Roberto Hernández por 13 riñas. Fue una buena temporada, en que también un capote rabón (en la décima jornada) inclinó decisivamente la balanza. Tazacorte tuvo muy buenos gallos de los hermanos Elvira, Lope Acosta y los primos Acosta. Y los gallos punteros fueron un colorado de Antonio Lorenzo que ganó cinco riñas y entabló la sexta y el gallino “el Soldado” del clásico casteador de Los Llanos Pablo Hernández.

Buena fue también la temporada entre la Guerra y la Nueva, ganándole Maso (Nueva) a Valentín (Guerra), por cinco riñas. Los gallos de Peña Canarias hicieron una gran campaña.

La temporada palmera fue cubierta en Jornada Deportiva por Alonso Plasencia, un gran conocedor que dio por tanto informaciones óptimas, además de muy ponderadas, sin dejarse llevar nunca por el partidismo. Al igual que había ocurrido en Gran Canaria con Vinicio Marco y Martín Díaz, se queja de las peleas que se prolongan absurdamente, llegando una de ellas a durar... 36 minutos y 15 segundos.

Obviamente, es de la temporada tinerfeña de la que tengo más informaciones, por no decir que las tengo todas, ya que asistí a cada una de las peleas y conservo todos los programas, anotados.

Florencio Hernández y Jorge Benítez hacen otra buena temporada, aunque vuelve a evidenciarse la superioridad de Garachico, que al ganar por 11 riñas restó emoción, como en otras contratas que acabamos de comentar. Este fue el primer año en que las peleas se celebraron en San Pedro de Arriba, barrio güimarero muy vistosamente ubicado, con el salón de la asociación de vecinos junto a unos bonitos lavaderos. A dos pasos, la casa de Gonzalo Alberto y la pequeña finca de Pancho Almeida, dos rincones de la isla donde tantos buenos momentos pasamos, antes y después de las peleas. Güímar contaba con buenos gallos de Juan Díaz, Eusebio Mora, Peña El Sauzal, Manuel Espejo o la Peña Las Lajas, pero Garachico se consolidaba con la flor de la Peña Ucanca, Filiberto López y Peña Arango, que en aquel momento estaban en la cresta de la ola; aparte, había muy buenos gladiadores de Álvaro González y Peña los Realejos. Recuerdo en especial un gran giro de cinco riñas de Peña Ucanca. Garachico confirmaría ser el mejor partido de la isla, al ganar al final el II Trofeo Eduardo Pérez Ascanio.

Este es el programa de la jornada final. Al ganar Güímar por ventaja (el mejor resultado que se puede dar, por cierto), Garachico se quedaba con 11 riñas definitivas a su favor.


Si en el Norte se había despedido el año anterior el maestro Pablo Amador, ahora lo hace Anastasio Acosta. Le saca 21 riñas a su joven paisano Francisco Concepción, por lo que esta temporada tuvo poco interés. Por el Norte subieron a la valla unos gallos muy buenos de Felipe Reyes, y si yo recuerdo en especial un gran colorado de Luis Machado (quien ya por entonces no iba a las peleas), también hubo buenos gallos de Pérez Ascanio, Agustín Delgado y Manuel León. Por La Espuela, un tres riñas muy certero de Díaz y Pérez fue quizás su mejor gallo, pero encerraban gallitos estupendos entonces Alfredo Martín, Peña El Boquerón, Manolín Gómez, Arbelo y Martín y el Llano del Moro. Lástima que no hubiera una cuida más equilibrada.

Este es el programa de la jornada 13, que ganó el Norte por 4-2 y una tabla:

El 31 de enero se celebraron en el terrero de Los Campitos unas riñas a beneficio del joven luchador Berto de la Rosa, que tenía que hacerse una operación de vida o muerte en los Estados Unidos. Son infinidad las contribuciones de la afición de gallos a causas humanitarias, y esta es un simple ejemplo de ello.


A título de curiosidad, veamos quiénes dirigían los partidos de las islas en este año de 1993. En Arucas, Miguel Machín, que a la vez presidía Cardones, cuyo cuidador era Manuel Salud. En Telde, Antonio Hernández. En Tafira, Miguel Peñate, con el Moño como cuidador, y en Gáldar David Pérez con Antonio Bolaños. En la gallera de Las Palmas, Luis Martínez con Joaquín Rodríguez como cuidador. En Arrecife Suso Lemes y en Teguise Pedro Rodríguez. En La Espuela Alfredo Martín, en el Norte Eduardo Pérez Ascanio, en Güímar Tato Reyes y en Garachico Filiberto López. En Los Llanos Pepín, en Tazacorte Nesmel, en la Nueva Pancho y en la Guerra Francisco Cabrera Morales.

*

El Campeonato Regional fue un paseo para la selección de Palma, que solo perdió dos de sus catorce peleas. Nada puedo añadir a lo que digo en esta reseña, hecha con el sabio asesoramiento de Agustín Morales, el eximio cantor de ópera santacrucero y entrañable amigo. He puesto encima de la foto del periódico la original, para que se vea mejor. En primer plano, don Luis Martínez, Machín y don Florencio González. A la izquierda, Antonio Marrero (“el Rubio”). Entre Luis Martínez y Machín, Anastasio. Entre Machín y don Florencio, don Luis González Ríos. Y a la derecha, Marcial Bermúdez y Antonio Hernández. En las gradas, creo distinguir a Felipe Reyes, con barba y brazos cruzados.


El siguiente documento, ni sé cómo lo tengo. Es curioso para los que hemos vivido toda aquella época y conocemos casi todos los nombres que aparecen. Véase cómo del público se eligen los dos aficionados de la isla con más solera entonces: Alejo Yánez y Domingo Guerra. Este, con ochenta años, iba a todas las peleas, acompañado por sus nietas. De los sorteos siempre se dijo que la isla anfitriona nunca salía emparejada con La Palma...