O casi. Josito el Menso cuida en Tazacorte y, a falta de plena confirmación, Samuel Mateo en Los Llanos. Josito, tras una buena temporada en El Pinito, tiene un gran desafío, al pasar a cuidar una de las grandes casas de gallos de Canarias. Samuel Mateo cuenta con más experiencia, pero viene de una gallera –precisamente Tazacorte– sin duda que más poderosa que Los Llanos, por lo cual se le presenta también un desafío. A nosotros nos parece que la temporada puede así equilibrarse más que la anterior: Samuel tiene más experiencia, pero se las va a ver con una gallera problemática; Josito está empezando, pero con muchos gallos de bandera.
Preside de nuevo la gallera de la Villa y Puerto Miguel Lorenzo, mientras que en Los Llanos tenemos al amigo Carlos Manís, a quien sin duda no le falta entusiasmo y ganas de sacar la gallera adelante. Y voluntad de unir a los aficionados, no de separarlos, como ya nos decía en La Palma hace unos meses.
Los que nos parece un desacierto es la política que tiene Los Llanos de ponerle límites al cuidador a la hora de seleccionar gallos. Esto nunca ocurrió. Al contrario: cuando, por ejemplo, en San José, aparecía una lista con seis gallos de Villegas o de Hernández López, ya los aficionados sabían que iban a ver grandes gallos. Lo mismo pasaba en el Norte cuando Luis Machado y Manuel de León llenaban las listas. Hoy no existe, en ninguna parte, espíritu de partido, y cada casteador no quiere sino ver pelear sus gallos, muchos de los cuales, en otros tiempos, avergonzaría a un casteador verlos sobre la valla. Prefieren eso a mejorar sus razas, y así nadie es exigente. Esa es la razón, sin ir más lejos, de la existencia de muchos partidos personales, por no decir fantasmales, hechos para pelear todos los gallos de un aficionado, que luego se busca algún que otro casteador más, para rellenar, si se da el caso. Como ya hemos vaticinado, todo esto acabará llevando a la desaparición de las galleras clásicas. La famosa Federación elaborará un calendario de campeonatos de casteadores de enero a junio, incluida la murga que desde 2006 organiza ella misma, y se acaban las angustias en las galleras, cada vez más incapaces de hacer frente a tantas dificultades.
Pero en tanto, vayamos contentándonos con lo poco que queda, y haciendo la vista gorda a las ocho peleas, al reloj de 15 minutos, a los partidos sin cuidador, a las espuelas industriales, a los aficionados que chillan e insultan y a otras muchas muestras de decadencia, cuando no de indecencia. Por ejemplo, en La Palma hay un panorama que aún merece la pena. En la Banda, como dijimos, se presenta en principio una temporada equilibrada, si a Josito no se le va el tilín (lo más complicado para un cuidador) y si Samuel dispone de un regimiento suficiente. En la Capital, cuidan el único gran gallero en plenitud que nos queda, Quico Acosta, y de los jóvenes el más valioso junto a Samuel Mateo, o sea Pedro Pérez. Con gallos de los casteadores y otros de la Banda, que es donde está hoy lo mejor de Canarias, puede verse una gran temporada.
Toño el Rebotallo y Samuel Acosta repiten en El Paso y en La Lucha. Muy bien hecho, ya que ambos brindaron el año pasado una gran temporada, la mejor del Archipiélago.
Por fin, el Chamo lidera La Choza, para intentar que este partido no naufrague como le ocurrió el año pasado. Al Pinito vuelve Orestes Cáceres. Si el Chamo tiene mejores gallos que los que tuvo La Choza el año pasado –y sin duda que habrá aficionados que se los lleven–, volveremos a ver una buena temporada entre estos dos partidos.
Preside de nuevo la gallera de la Villa y Puerto Miguel Lorenzo, mientras que en Los Llanos tenemos al amigo Carlos Manís, a quien sin duda no le falta entusiasmo y ganas de sacar la gallera adelante. Y voluntad de unir a los aficionados, no de separarlos, como ya nos decía en La Palma hace unos meses.
Los que nos parece un desacierto es la política que tiene Los Llanos de ponerle límites al cuidador a la hora de seleccionar gallos. Esto nunca ocurrió. Al contrario: cuando, por ejemplo, en San José, aparecía una lista con seis gallos de Villegas o de Hernández López, ya los aficionados sabían que iban a ver grandes gallos. Lo mismo pasaba en el Norte cuando Luis Machado y Manuel de León llenaban las listas. Hoy no existe, en ninguna parte, espíritu de partido, y cada casteador no quiere sino ver pelear sus gallos, muchos de los cuales, en otros tiempos, avergonzaría a un casteador verlos sobre la valla. Prefieren eso a mejorar sus razas, y así nadie es exigente. Esa es la razón, sin ir más lejos, de la existencia de muchos partidos personales, por no decir fantasmales, hechos para pelear todos los gallos de un aficionado, que luego se busca algún que otro casteador más, para rellenar, si se da el caso. Como ya hemos vaticinado, todo esto acabará llevando a la desaparición de las galleras clásicas. La famosa Federación elaborará un calendario de campeonatos de casteadores de enero a junio, incluida la murga que desde 2006 organiza ella misma, y se acaban las angustias en las galleras, cada vez más incapaces de hacer frente a tantas dificultades.
Pero en tanto, vayamos contentándonos con lo poco que queda, y haciendo la vista gorda a las ocho peleas, al reloj de 15 minutos, a los partidos sin cuidador, a las espuelas industriales, a los aficionados que chillan e insultan y a otras muchas muestras de decadencia, cuando no de indecencia. Por ejemplo, en La Palma hay un panorama que aún merece la pena. En la Banda, como dijimos, se presenta en principio una temporada equilibrada, si a Josito no se le va el tilín (lo más complicado para un cuidador) y si Samuel dispone de un regimiento suficiente. En la Capital, cuidan el único gran gallero en plenitud que nos queda, Quico Acosta, y de los jóvenes el más valioso junto a Samuel Mateo, o sea Pedro Pérez. Con gallos de los casteadores y otros de la Banda, que es donde está hoy lo mejor de Canarias, puede verse una gran temporada.
Toño el Rebotallo y Samuel Acosta repiten en El Paso y en La Lucha. Muy bien hecho, ya que ambos brindaron el año pasado una gran temporada, la mejor del Archipiélago.
Por fin, el Chamo lidera La Choza, para intentar que este partido no naufrague como le ocurrió el año pasado. Al Pinito vuelve Orestes Cáceres. Si el Chamo tiene mejores gallos que los que tuvo La Choza el año pasado –y sin duda que habrá aficionados que se los lleven–, volveremos a ver una buena temporada entre estos dos partidos.