No todo fue “caballerosidad” entre los dos grandes partidos de San José y Triana, a pesar de que esa fue la conducta predominante. A algunos joselitos les costó digerir la grandeza del “Músico”, y en una carta de Pepe Palmero a Pancho que publicaremos el próximo lunes, veremos nombrados a dos: Miguel Sarmiento y, sobre todo, Juanito Mesa. El hermano del célebre Mesa y López era todopoderoso en San José hasta la llegada de Pancho, que supuso el fin de la hegemonía de San José. Después de que Pancho, en su segundo año, le diera una cuerada, Juanito Mesa tuvo que dejar la cuida, que en su caso era más bien, al estilo antiguo, la dirección técnica de la casa de gallos, ya que quien trabajaba de verdad era “el Picador”, quien se convertiría posteriormente en un excepcional gallero.
José Araña y Armando Bordes eran grandes aficionados trianeros, que formaban la peña El Cuarteto, protagonista de una de las más deliciosas anécdotas gallísticas de Canarias, que referimos en la página 151 del DGC. Entusiastas de Pancho y de Pepe Palmero, al ponerse este a cuidar en San José, acabarían por pasarse a este partido, donde Araña militaría hasta la desaparición del Histórico, en 1968.
Hablando de “histórico”, obsérvese la sorna con que comienza la carta, ya que al partido de Triana lo llama con la misma designación.
Las suspicacias con Pancho duraron, entre esos pocos aficionados, toda su etapa de los años 30, y aún en los 40 pretendieron que se registraran sus gallos, a lo que se opuso el propio Palmero, a quien le parecía una monstruosidad tener él la mínima desconfianza de su maestro y amigo. Posteriormente, cada vez que Pancho visitaba Las Palmas para peleas de fin de temporada, la ovación que recibía era monumental, fueran trianeros o joselitos. El tiempo acaba por hacer justicia.
La rivalidad –enorme entre los dos partidos– justifica las burlas que Araña y Bordes hacen de dos extraordinarios aficionados: don Simón Doreste y don Ramón Rodríguez, el segundo además convirtiéndose posteriormente en uno de los grandes casteadores del Archipiélago.
La referencia irónica a Juan Lucas “orador de valla” tiene que ver con su intervención como árbitro en una bochornosa pelea que tuvo lugar en la jornada 13 de esta temporada del 37, y que fue la típica vergüenza a que los buenos aficionados asistimos de vez en cuando –hoy, sin duda, más que antes–: la de los dos gallos para quitar y que los soltadores mantienen a base de marrullerías durante un tiempo eterno. Nadie ha logrado nunca extirpar esta gangrena gallística, que ha alejado justificadamente de las galleras a mucho público.
Más interesantes son las referencias a gallos y casteos que aparecen al final de la carta, nombrándose el famoso gallino de Soto, del que Araña sacaría grandes gallos. Guillermo Soto era uno de los grandes amigos tinerfeños del “Músico”. Aunque Pancho no se dedicó al casteo –salvo algunas excepciones–, sí fue, como se apreciará aquí mismo, un hombre que daba consejos, y buenos, a los aficionados, para que sacaran gallos de calidad.
La carta va dirigida a la Carretera de La Laguna. Fielato n. 27, en la Vuelta de los Pájaros, donde Francisco Dorta vivía en su temporada de músico.
José Araña y Armando Bordes eran grandes aficionados trianeros, que formaban la peña El Cuarteto, protagonista de una de las más deliciosas anécdotas gallísticas de Canarias, que referimos en la página 151 del DGC. Entusiastas de Pancho y de Pepe Palmero, al ponerse este a cuidar en San José, acabarían por pasarse a este partido, donde Araña militaría hasta la desaparición del Histórico, en 1968.
Hablando de “histórico”, obsérvese la sorna con que comienza la carta, ya que al partido de Triana lo llama con la misma designación.
Las suspicacias con Pancho duraron, entre esos pocos aficionados, toda su etapa de los años 30, y aún en los 40 pretendieron que se registraran sus gallos, a lo que se opuso el propio Palmero, a quien le parecía una monstruosidad tener él la mínima desconfianza de su maestro y amigo. Posteriormente, cada vez que Pancho visitaba Las Palmas para peleas de fin de temporada, la ovación que recibía era monumental, fueran trianeros o joselitos. El tiempo acaba por hacer justicia.
La rivalidad –enorme entre los dos partidos– justifica las burlas que Araña y Bordes hacen de dos extraordinarios aficionados: don Simón Doreste y don Ramón Rodríguez, el segundo además convirtiéndose posteriormente en uno de los grandes casteadores del Archipiélago.
La referencia irónica a Juan Lucas “orador de valla” tiene que ver con su intervención como árbitro en una bochornosa pelea que tuvo lugar en la jornada 13 de esta temporada del 37, y que fue la típica vergüenza a que los buenos aficionados asistimos de vez en cuando –hoy, sin duda, más que antes–: la de los dos gallos para quitar y que los soltadores mantienen a base de marrullerías durante un tiempo eterno. Nadie ha logrado nunca extirpar esta gangrena gallística, que ha alejado justificadamente de las galleras a mucho público.
Más interesantes son las referencias a gallos y casteos que aparecen al final de la carta, nombrándose el famoso gallino de Soto, del que Araña sacaría grandes gallos. Guillermo Soto era uno de los grandes amigos tinerfeños del “Músico”. Aunque Pancho no se dedicó al casteo –salvo algunas excepciones–, sí fue, como se apreciará aquí mismo, un hombre que daba consejos, y buenos, a los aficionados, para que sacaran gallos de calidad.
La carta va dirigida a la Carretera de La Laguna. Fielato n. 27, en la Vuelta de los Pájaros, donde Francisco Dorta vivía en su temporada de músico.