Nuestro amigo y colega Nilo Palenzuela nos trae de la Isla Reunión una interesante publicación: se trata del librito n. 7 de una colección dedicada a los aspectos singulares de aquella isla, que en este caso se ocupa de las peleas de gallos. Lleno de fotos, de las que es autor Nicolas Tchenio, aporta informaciones breves pero preciosas sobre la afición gallística.
La Isla Reunión, en el Océano Índico, al este de Madagascar, es un departamento ultramarino de Francia, por lo que hay que sumarlo a los lugares de la Unión Europea donde, como en Canarias, se celebran riñas de gallos legales. Al igual que en Canarias, son permitidas por su valor patrimonial, en su caso por ley del año 1964.
Los gallos finos fueron allí importados por los esclavos y los comerciantes de la India que han poblado la isla.
Los gallos reciben cada ocho días ejercicios de 10 a 15 minutos, con saltos, pérdidas de equilibrio, corridas y simulación manual. Luego, cada 15 días, se someten a pequeños combates de iniciación, de 20 a 25 minutos (nuestras “pechas”). Y a los 10 y 12 meses, a pelear.
Las peleas, donde las apuestas son sin duda más importantes que en Canarias, se celebran en los gallódromos, sin valla, o sea en un círculo que forman los espectadores. Muchas veces el casteador –ya que, por supuesto, no se da nuestra estructuración en partidos– interrumpe la pelea para salvar a su gallo. También hay pausas en las que, a veces, se los refresca con una esponja de agua y zamal (cannabis local). Un gallo pierde si sale se tres veces del redondel, y las tablas, si ninguno abdica, llegan... a las dos horas.
El ambiente es tan entusiasta y apasionado como en cualquier lugar del mundo. En las fotos que ofrecemos, vemos a dos típicos gallos de aquella isla estudiándose y dos momentos de peleas.
La Isla Reunión, en el Océano Índico, al este de Madagascar, es un departamento ultramarino de Francia, por lo que hay que sumarlo a los lugares de la Unión Europea donde, como en Canarias, se celebran riñas de gallos legales. Al igual que en Canarias, son permitidas por su valor patrimonial, en su caso por ley del año 1964.
Los gallos finos fueron allí importados por los esclavos y los comerciantes de la India que han poblado la isla.
Los gallos reciben cada ocho días ejercicios de 10 a 15 minutos, con saltos, pérdidas de equilibrio, corridas y simulación manual. Luego, cada 15 días, se someten a pequeños combates de iniciación, de 20 a 25 minutos (nuestras “pechas”). Y a los 10 y 12 meses, a pelear.
Las peleas, donde las apuestas son sin duda más importantes que en Canarias, se celebran en los gallódromos, sin valla, o sea en un círculo que forman los espectadores. Muchas veces el casteador –ya que, por supuesto, no se da nuestra estructuración en partidos– interrumpe la pelea para salvar a su gallo. También hay pausas en las que, a veces, se los refresca con una esponja de agua y zamal (cannabis local). Un gallo pierde si sale se tres veces del redondel, y las tablas, si ninguno abdica, llegan... a las dos horas.
El ambiente es tan entusiasta y apasionado como en cualquier lugar del mundo. En las fotos que ofrecemos, vemos a dos típicos gallos de aquella isla estudiándose y dos momentos de peleas.