miércoles, 26 de octubre de 2011

Una carta de Asdrúbal Bethencourt a Francisco Dorta


Asdrúbal Bethencourt fue uno de los mejores aficionados a los gallos que ha tenido la isla de Tenerife. Le unió gran amistad al Músico, desde sus años mozos hasta la desaparición de este.
En 1938, Pancho está cuidando en Las Palmas y Asdrúbal asiste a una de las mejores temporadas que se han visto en la isla tinerfeña. Curiosamente, él está no en La Espuela, sino en el Sur (ambos partidos, de Santa Cruz de Tenerife). Se enfrentan Pedro Dorta (hermano del Músico) por el Sur y el gran Foño por La Espuela.
Debemos decir que hay que añadir un dato a esta gran temporada, comentada en la página 207 del Diccionario gallístico de Canarias. Y es que el Foño no cogió la casa de gallos al principio, sino cuando la dejó Antonio Salud, con 6 riñas en contra. Como perdió el Foño por una sola riña, queda en su descargo que realmente le ganó a Pedro Dorta por 5 riñas.
Hay en esta carta nombres conocidos. Elio era uno de los hijos del Músico. El doctor Miguel Mascareño, un muy conocido aficionado. Pepe es Pepe Palmero. La Murga es una peña de los años 30, dirigida por Eloy González. Las primeras peñas de que tenemos noticias son precisamente de esa década: el Cuarteto y el Trío de la Bencina (nombre tomado de unos personajes graciosos de una película alemana de moda) en Triana, y La Murga en La Espuela.
El Joselito, giro de Manuel Rodríguez Acevedo –sin duda el gallo más famoso que tuvo este gran aficionado del Valle de La Orotava– hizo época. Se lo llamó así por su pelear torero, aunque en la jornada 8 de esta temporada –dos días antes de que Asdrúbal le escriba al Músico– le pasó lo que le pasó, muchos aficionados juzgando que fue un error retirarlo. Le ganó el Bailador de Antonio Pérez Díaz, otro clásico de la afición tinerfeña, en este caso de Granadilla de Abona.
Digamos, por último, que la gallina Cachimba venía sin duda del célebre Cachimba, el gallo que más le gustó nunca a Pedro Dorta, comprado a maestro Manuel Cachimba en el Puerto de la Cruz la década anterior, y con el que castearía don Ernesto Huerta, saliendo de ahí, sin ir más lejos, los tremendos cabezaperros de don Hugo Pérez, que tanta gloria le darían al Músico en Las Palmas.