Tras la temporada de 1950-1951 que comentamos recientemente, Pepe Jiménez, repitiendo en Tazacorte, entabla con Juan Montesdeoca (de los Sanfieles) en Los Llanos. Fue otra temporada de grandes gallos, pero más equilibrada.
Sabemos
que en Tazacorte tuvo el Canario como ayudante a un muy joven Roberto
Hernández, quien llegaría a ser un gran cuidador en las décadas venideras, y
con quien yo tuve amistad como para guardar de él un recuerdo imborrable: todo
un señor, una persona maravillosa.
Las
peleas tuvieron lugar en el Cine Central de Tazacorte y en el Cine Imperial de
Los Llanos. Se vendían las entradas adelantadas en el Bar Central de Tazacorte
y en el Bar Don Juan de Argual.
Algunos
gallos sobresalientes de Tazacorte: un melado de cuatro riñas de José Acosta,
un colorado de cuatro riñas del cuidador, un colorado de Faustino Lorenzo de
cinco riñas, un gallino de cinco riñas de los Hermanos Lorenzo.
Por
Los Llanos: fabulosos gallos de cuatro, cinco y seis riñas de los Hermanos
Cáceres, un giro de tres riñas de Antonio Remedios, un giro de Julio González
que ganaría en 1953 su octava, un bayo de Tomás Rodríguez.
No
cabe duda de que, habiendo buena cuida y buen material, menudean los gallos con
muchas peleas.
Pero
sin duda lo que inmortalizó esta temporada fue la épica batalla entre el
Galatea de Faustino Lorenzo, un colorado, por Tazacorte, y el giro del médico Rubio (Dr.
Sobaco), casteo de Pedro Gómez, por Los Llanos. Vinieron a casar los dos con cinco riñas, en la jornada 12, que se
celebró el 3 de mayo en Tazacorte. Pesaban 4 libras, y pelearon en la cuarta.
Alejandro
Martín dejó la descripción del combate en Aire Libre, y yo la he
transcrito en el DGC. También allí reproduzco los simpáticos versos que hizo
algún aficionado de Los Llanos, pero aquí va de nuevo:
Recordemos que Galatea era el nombre de un famoso buque escuela español que desde los años 20 surcaba los mares y por estos años solía atracar en el muelle de Tazacorte. La pelea fue a beneficio del barco pesquero Carmen Dolores, que había naufragado el 25 de enero en aguas de Tazacorte, perdiendo la vida varios vecinos de la villa y puerto.
Al
final de la última jornada se celebró una riña extraordinaria, entre un giro de
Victoriano Rodríguez, conocido como “el de Julio”, y un colorado de Matías
Guerra, ambos de 4 riñas. La apuesta fue de 500 pesetas, y el desafío levantó
enorme expectación. Ganó el giro en
pugna bonita y rápida. Quizás sorprenda el nombre de Matías Guerra, prestigioso
casteador trianero, pero no si recordamos que ya en los años 30 enviaba gallos
a la Isla Bonita, entre los que fue fantástico el llamado “colorado de Pancho”,
sin duda porque lo había afinado el Músico.
Debió
ser electrizante esta última jornada, en el Cine Central. Los Llanos llevaba
una riña, pero Tazacorte ganó por 3-2 y dos tablas, con lo cual entabló la
temporada, que llegó a tener perdida por 10 riñas.
El
año 1953 es enigmático. No sé ni cuidadores ni resultado. Este documento revela
que la temporada se suspendió, pero debió reanudarse en seguida, ya que llegó a
finalizarse. Sin duda ganó Tazacorte, ya que llevaba una ventaja de 17 riñas.
Este año sí podemos destacar a otro gran gallo: el giro melado de Sabino León, que ganó su cuarta riña en la jornada 8 con un peso de 5.5.
Por otra parte, paradójicamente, sabemos los nombres de algunas castas peleadas en Tazacorte: “madre de la vena”, “atorrao”, “los tilos”, “gonzález guerra”, “asturiano”, “mosquito”, “eléctrico”, “artillero”, “amarillo”, “despicado”, “viña”, “cachimba”, “rubio”, “cubano”, “manzanita”, “picopato”, “tomás hernández”, “cubano pepe”, “despolonado”, “perrete”, “rompehuesos”, “montesdeoca, “v. 1”...
Ya
de 1954, con Pepe Jiménez ahora en Los Llanos, tenemos algunos programas, pero
ni idea del resultado. La última información nos la da el programa de la
jornada 14: iba ganando Tazacorte por 1 riña, pero al perder ese día por 5-2,
pasó a llevar Los Llanos una ventaja de 3. Los Llanos peleó en la Casa Lomito
de Argual, que era un secadero de tabaco. Veamos dos programas, con gallos de
cinco y seis peleas:
Fue
entonces cuando se suprimió por discrepancias la histórica contrata, que no se
reanudó hasta la temporada 58-59, para a partir de ahí celebrarse
ininterrumpidamente.
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Para
acabar con otro kikirikí palmero, he aquí este memorable poema, aparecido en Crónica
Palmera el 2 de marzo de 1904: