domingo, 30 de agosto de 2020

Tazacorte-Los Llanos, 1951

Esta fue una temporada inscrita con letras de oro en la historia gallística de Tazacorte. Pelearon gallos fabulosos y Pepe Jiménez (“Pepe el Canario”, ya que era de Arucas), quien tanto había aprendido con el Músico en sus dos temporadas en Santa Cruz de La Palma (y que, en Las Palmas, ya había sido ayudante nada menos que de Pepe Palmero), se cubrió de gloria al ganarle por 19 riñas al eterno rival.
Veamos este recorte de Aire Libre, 25 de junio de 1951, en que se hace un resumen de la temporada, acompañado de una foto del cuidador con su inseparable cachimba:


Aparecen nombrados gallos legendarios, como sobre todo “el Agapito”, “el Pico Pato”, “el de Sabino” y “el del médico Rubio” (por Los Llanos), que al año siguiente protagonizaría la antológica riña con “el Galatea”.
Después de publicado el DGC, me regalaron en Tazacorte una curiosísima libreta de capa dura color rojo, impresa para llevar el registro de las peleas entre Tazacorte y Los Llanos. Se iniciaba en la temporada 1949-1950, de la que sigo sin tener informaciones: ¿quién cuidaba en los partidos? ¿cuál fue el resultado? Los datos que se aportan son muy escasos. Nombres de algunos de los dueños de algunas de las jornadas y plumas y pesos de sus gallos. Pero ofrece el interés de apuntar el castío de muchos de los gallos (padre y madre), que puedo aquí enumerar: López, cabaña, amarillo, perrete, monteverde, Miguel sordo, bizco, despolonado, sacristán, despicado, Pepe Gómez, sacristán, jerezano, jerezano Tullido, blanca Ramos, blanca Tomás, quilla partida. Algunas razas son muy célebres, como los “perretes”, los “cabañas” o los “monteverde”, y algunos aficionados son clásicos: Lope Acosta, Ramos Ferraz, el Tullido, Agustín Monteverde (La Laguna), Pepe Gómez (“el Carpintero”, casteador del “Agapito” y el “Pico Pato”).
Este documento hubiera podido enlucir un museo gallístico de Canarias o de Tazacorte; sin embargo, tristemente, se esfumará conmigo. Peor aún es que, de no haber venido a mis manos, ni siquiera hubiera quedado rastro de él. Siempre me sorprendió que ninguna gallera de Canarias poseyera un archivo. No se guardaba nada, ni siquiera los programas, y cuando se conservaban estos, por lo general alguien, como un directivo que cesaba, se lo llevaba para su casa. Gracias solo a la prensa y a unos poquísimos aficionados que guardaban los de algunas temporadas, pude yo reconstruir muchas contratas.
Una imagen vale más que mil palabras, así que aquí una de las páginas de la temporada de 1951. He seleccionado la que incluye la octava jornada, con “el Galatea” de Policarpo Lorenzo haciéndose con su tercera riña, y la novena, en que ganó su cuarta “el Pico Pato”, o sea el colorado de Policarpo Lorenzo. Se nos da la información añadida de que ese día le ganó este a un gallo que también tenía tres victorias. A la izquierda aparecen los datos de los gallos de Tazacorte y a la derecha los de Los Llanos.


Algún buen aficionado proyectó un folleto con los datos de la temporada, pero ni debía ser muy trabajador ni muy riguroso, ya que solo hizo la portadilla presentación y la ficha que dedica al “Pico Pato” abunda en errores y ni siquiera llenó el espacio de la foto. El “Pico Pato” era un colorado del que se dice en la libreta que su “dueño” era Policarpo Lorenzo, una vez más tropezándonos con el quebradero de cabeza de los programas antiguos, donde venía el nombre del dueño y no el del casteador, que es lo que interesa, y que debía ser Pepe Gómez. Los datos de los pesos están mal, pero es muy interesante la caracterización que hace de este gran gallo “pifión”. En tercer lugar, he escaneado una ficha en papel y máquina diferente, que corresponde al “Galatea”, un gallo que la temporada siguiente realizaría la legendaria pelea con el cinco riñas del médico Rubio. Pero de esto ya hablaremos en la próxima entrada.






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Pepe Jiménez fue una figura gallística decisiva en la isla de La Palma. Muchos cuidadores grandes de las décadas siguientes aprendieron con él, ya que era un gallero fino y muy completo, que todo lo sabía hacer y que en todo se esmeraba. Es sabido que al fallecer, el 7 de mayo de 1965, los gallos de Los Llanos (donde luego cuidó) peleados en la jornada correspondiente llevaron las cintas negras. Un sobrino suyo se trasladó con él a La Palma y fue un magnífico aficionado, que transmitió a sus hijos la afición. Yo conocí en La Palma a dos de ellos, y en Tenerife a Palmerito II, puntal no solo de la luchada sino del partido Norte, donde durante un montón de temporadas ha peleado buenos gallos y a quien aquí aprovecho para saludar, con esta foto en que acaba de preparar en la gallera de Santa Úrsula una de sus  sabrosísimas paellas:


sábado, 22 de agosto de 2020

Un saludo a Antonio Bolaños


Hoy vamos a reproducir un suplemento que La Provincia dedicó en 1996 a Antonio Bolaños, figura fundamental de la afición gallística galdense a lo largo de medio siglo.
Sin ser un gallero a pleno tiempo, ya que su trabajo en el agua se lo impedía, Bolaños preparaba los gallos de aficionados modestos e iba a pelearlos donde fuera. Hizo varias temporadas en Tenerife contra el partido de Güímar, y en esa isla hizo muchísimas amistades, ya que, sin nunca proponérselo, Bolaños se granjeaba la simpatía de la gente. Para Adolfo “el Pichón”, no había aficionado más entusiasta que Bolaños.
En su gallera de la Montaña se celebraron infinidad de peleas. La primera vez que estuve yo en Gáldar para asistir a una jornada, recuerdo que le pregunté a unos vecinos que había a la entrada de la ciudad por Bolaños y en seguida me indicaron el camino, añadiendo uno de ellos: “¿Bolaños? Ese es más famoso que el Valbanera”.
No sé si ya, en estos años de miseria, se siguen haciendo peleas en la Montaña de Gáldar, pero sí que Bolaños las hacía a su aire, pasando por completo de la Federación, algo por lo que yo lo felicito. Y es que ninguna Federación podría dominar al indomable Antonio Bolaños.
Este reportaje gráfico pertenece a unos tiempos en que aún se podía publicar en los llamados “medios de comunicación” algo sobre gallos sin que saliera de inmediato una chusma burra y vociferante a insultarnos. Por desgracia, los periodistas, a los que caracteriza en general, como a los políticos, su cobardía y su ignorancia, también se han adaptado a ellos.
Pero a Bolaños, como a todos los que hemos sido aficionados a los gallos, no nos pueden prohibir la memoria... ¡ni quitarnos lo bailado!






sábado, 15 de agosto de 2020

Gran Canaria, hace 50 años


Este balance de la temporada 1969-1970 aparece firmado por Juan Rodríguez Drincourt, quien decidió hacerlo llevado de su entusiasmo por el éxito de los formidables gallos que entonces tenía su padre, don Ramón Rodríguez. La temporada, como de costumbre, fue cubierta por el excepcional cronista Montenegro.
El partido de Vegueta había surgido en 1967, constituido por disidentes de San José, que desapareció al año siguiente, como Triana lo haría en 1969, concluyendo así la edad de oro de los gallos en la isla. Este partido, en su anterior época importante (1931-1933), lo había cuidado José Déniz (“el Pichón”), y resulta que este año de 1970 lo cuida su nieto Adolfo, quien de niño había estado con Pablo Amador en San José y completa ahora su formación de élite, como señala Drincourt, con la “colaboración técnica” de Julián Castillo. Al año siguiente volvería a ganar, por 15 riñas, pero Vegueta ya desaparecía, ante la dificultad por encontrar lugares dignos donde pelear. Es en ese momento cuando surge el partido de Las Palmas, del que ofrecemos el siguiente documento de fundación. Este partido celebraría en el 72 una contrata con el de Arucas, que, contando nada menos que con “el Boyero” como cuidador, le ganaría cómodamente. Estamos ante el inicio de una nueva etapa. ya que el partido de Las Palmas perdura hasta el presente fundido con el de Telde. Por desgracia, las contratas con Arucas, que se harían clásicas, desaparecerían en años recientes.


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Marchando más atrás en la máquina del tiempo, veamos este programa con que se cerraba la temporada 1957-1958. El gallero de San José era precisamente Julián, quien gana por cuarta vez consecutiva, ahora a Domingo Prieto. Le sacó 28 riñas, pero al año siguiente comenzaría la época gloriosa del gallero tinerfeño en Las Palmas, no solo ganando la temporada sino la mítica Liga Regional. Lo más destacado del programa es el anuncio de las riñas de los dos grandes partidos contra La Espuela del Músico. Las peleas, con todo, no respondieron a las expectativas, ganándole Pancho a Triana pero perdiendo con San José, partidos que por cierto cuidaban dos de sus mejores discípulos.
Este año peleó Julián el extraordinario “Larraz”, nombre de un futbolista argentino muy célebre en la época, que jugaba en la Unión Deportiva y que llegó a ir al Cuyás para ver pelear el gallo de su nombre, ganador en total de siete riñas. Jorge Larraz se establecería en Las Palmas, falleciendo allí hace solo cuatro años, y era de poca estatura, lo que fue una de las razones por la que se le puso el nombre a este gallino negro de poco peso. ¿La otra razón? que se trataba de un gallo “jugador”, como Larraz era el típico futbolista de técnica exquisita, característica de los mejores jugadores suramericanos y canarios. “El Larraz”, por cierto, era propiedad de Rodríguez Drincourt, aunque del castío de los fantásticos “drópers” de don José Hernández López; sería un gran gallo da casta una vez lo tuvo don Ramón Rodríguez, a quien se lo regaló Hernández López. Otro gallo fabuloso que peleó este año, pero cuidado por Domingo, fue el “Tuerto” de don Nicolás Díaz Aguilar, al que nos referíamos hace una semana.
Por San José destacó este día el gallino de don Fernando Bello del Toro, muy aplaudido, como lo fueron el gallino “Pico y Pata 3” de don Ramón Rodríguez y el colorado de don José Villegas. Por Triana, el colorado “la Risa”. Riñas ya sin la emoción del resultado, pero que no sé yo lo que hubiera dado por ver hoy en día.

sábado, 8 de agosto de 2020

Recordando a don Nicolás Díaz de Aguilar


Fue uno de los más grandes aficionados que han tenido los gallos en Canarias a lo largo de muchas décadas del siglo XX, eximio casteador y espejo de soltadores. Pilar del partido de Triana desde los años 20 hasta los 60, el Músico le peleó gallos soberbios y fantásticamente preparados en sus fulgurantes años en Las Palmas, pero son infinidad los gallos memorables de este pluscuamperfecto aficionado.
Cuando muere, en 1976, era presidente honorario de la gallera de Las Palmas y el decano de la afición. Su hijo, Nicolás Díaz de Lezcano y Mujica, continuaría un tiempo con sus castas durante una década más.
Hoy recogemos el bello artículo que le dedicó Santiago Aranda en La Provincia el 20 de octubre de 1976, y damos en seguida la historia del “Tuerto”, uno de sus gallos más famosos. Me limito a reproducir la entrada del Diccionario gallístico de Canarias, porque muchos no tienen el libro y porque nunca está de más refrescar estas viejas gestas de nuestra afición.


Tuerto, el   Fantástico colorado dróper de José Díaz de Lezcano, casteado por Nicolás Díaz de Aguilar y preparado por Domingo Prieto en las temporadas de 1958 y 1959. Hizo cuatro peleas en el 58. La primera la entabló, en la jornada decimoprimera, ante un colorado de Ramón Rodríguez, escribiendo Montenegro: “Se defendió muy bien, recurriendo a sus habilidosas salidas al verse dominado por su rival, pero tiene la mala suerte de alcanzar un cañazo y de perder un ojo. Por si fuera poco, alcanza fuerte tajo en la cabeza y sangra. Siguen sus salidas y ataca y perfora también la cabeza del joselito, y le tapa un farol. El de San José, sin embargo, es valiente y potente y vuelve al ataque y domina. A su favor se cantan las apuestas, mas el de Triana, gallo astuto, lo dejó ciego y se produjeron las tablas salvadoras.” Gallo frío, tras perder el ojo se volvió tremendamente desconfiado, poniendo toda su inteligencia en eliminar cuanto antes al contrario. Dos jornadas después le ganó a un giro también repetido de Villegas, que comenzó dominándolo; “el Tuerto” hizo sus oportunas salidas y entró a matar, dejando de un espolazo fuera de combate al giro, en medio de una salva de aplausos. Dos domingos después reapareció, ganándole a un giro de una riña del propio Villegas; esta vez lo hizo de modo relámpago: “Una vez más demuestra el trianero que es un gallo tremendo de espuelas. Hizo salir al joselito con un farol roto de muy mala manera, e imposibilitado para seguir el combate, por lo que fue inmediatamente retirado.” Acabada la temporada, “el Tuerto” lo presenta Domingo, tres semanas después, ante La Espuela de su maestro Pancho, en el Cuyás, y vuelve a repetir su hazaña, al ganar desde que mete el pico, concretamente a un colorado de Ángel Benítez de Lugo, al que cogió de tijera. El gran dróper, que subió a la valla con un peso entre 3.13½ y 3.15, fue, con “el Larraz” (otro dróper), el mejor gallo de la temporada. A principios del 59 estaba casteando, pero resurgió el primer domingo de la liguilla ganándole a un temible giro de dos peleas de Modesto Torrens preparado por “el Boyero” en el Norte; con su frialdad de siempre, realizó varias salidas hasta marear al contrario, y al final, esquivando y con paso reposado y torero, atacó y salió hasta dominar por completo.

sábado, 1 de agosto de 2020

“El Terrible Moño”, López “el Torero” y Lorenzo “el Kíkere”

Hoy recordamos a tres buenos aficionados cuyos apodos revelan su savia popular.
José Santana fue cuidador de gallos tras colgar los guantes, ya que había sido un gran boxeador en los años 30, conociéndosele como “el Terrible”. Aprendió con “el Boyero” y cuidó en los partidos de Teguise, Arucas, San José, Telde, Los Llanos de Telde, Las Palmas, Arucas y Tafira. Reproducimos una entrevista que le hizo Juan Esparragón en el Diario de Las Palmas el 19 de enero de 1979, poco antes de que se iniciara el triangular grancanario, con el Moño en Las Palmas, Marcos Melián en Telde y Justo González Ramos en Arucas (no hace falta decir que ganó Marcos Melián).



Este famoso boxeador grancanario me hizo recordar a otro magnífico boxeador aficionado a los gallos, aunque de Tenerife, concretamente del Realejos. Me refiero a Manuel López, quien en el entorno boxeístico fue llamado “el Torero”, algo que por cierto se dijo también de muchos gallos “jugadores” de nuestras islas: que peleaban como toreros. A Manuel López lo conocí en la afición del partido Norte de La Orotava allá por los años 90. Era una persona muy cordial, muy simpática, vehemente y cálida. Ha sido un placer para mí encontrar en la red el siguiente enlace, donde José Peraza Hernández traza de él una estupenda semblanza, por la que le quedamos muy agradecidos los aficionados del Norte:
De López solo tengo dos fotografías, ambas pertenecientes al XIV Campeonato de Canarias celebrado en Teguise en el año 2000 y que ganó la selección de Tenerife. En la primera lo vemos entre los taxistas Momo y Tomás Luis (a la derecha, Joel Bethencourt y Pepe el Negro, y oculto Julio Castellano).


La siguiente es una foto extraordinaria, si se me permite la presunción. Logré reunir a los aficionados tinerfeños, y recuerdo que el lunes en Arrecife hice ampliaciones que regalé a varios aficionados. López aparece a la derecha en segunda fila, junto a Alfredo Martín.


Por último, presento otro enlace dedicado a una figura muy apreciada de la afición tinerfeña, y ya fallecido: Lorenzo “el Kíkere”. Aunque vivía en La Laguna y en el barrio de San Benito tenía su bar oportunamente llamado “el Kíkere” (aún creo que está el letrero), su partido era La Espuela. del que era aficionado a ultranza: