Esta
fue una temporada inscrita con letras de oro en la historia gallística de
Tazacorte. Pelearon gallos fabulosos y Pepe Jiménez (“Pepe el Canario”, ya que
era de Arucas), quien tanto había aprendido con el Músico en sus dos temporadas
en Santa Cruz de La Palma (y que, en Las Palmas, ya había sido ayudante nada
menos que de Pepe Palmero), se cubrió de gloria al ganarle por 19 riñas al
eterno rival.
Veamos
este recorte de Aire Libre, 25 de junio de 1951, en que se hace un
resumen de la temporada, acompañado de una foto del cuidador con su inseparable
cachimba:
Aparecen
nombrados gallos legendarios, como sobre todo “el Agapito”, “el Pico Pato”, “el
de Sabino” y “el del médico Rubio” (por Los Llanos), que al año siguiente
protagonizaría la antológica riña con “el Galatea”.
Después
de publicado el DGC, me regalaron en Tazacorte una curiosísima libreta de capa
dura color rojo, impresa para llevar el registro de las peleas entre Tazacorte
y Los Llanos. Se iniciaba en la temporada 1949-1950, de la que sigo sin tener
informaciones: ¿quién cuidaba en los partidos? ¿cuál fue el resultado? Los
datos que se aportan son muy escasos. Nombres de algunos de los dueños de
algunas de las jornadas y plumas y pesos de sus gallos. Pero ofrece el interés
de apuntar el castío de muchos de los gallos (padre y madre), que puedo aquí
enumerar: López, cabaña, amarillo, perrete, monteverde, Miguel sordo, bizco,
despolonado, sacristán, despicado, Pepe Gómez, sacristán, jerezano, jerezano
Tullido, blanca Ramos, blanca Tomás, quilla partida. Algunas razas son muy
célebres, como los “perretes”, los “cabañas” o los “monteverde”, y algunos
aficionados son clásicos: Lope Acosta, Ramos Ferraz, el Tullido, Agustín
Monteverde (La Laguna), Pepe Gómez (“el Carpintero”, casteador del “Agapito” y
el “Pico Pato”).
Este
documento hubiera podido enlucir un museo gallístico de Canarias o de
Tazacorte; sin embargo, tristemente, se esfumará conmigo. Peor aún es que, de
no haber venido a mis manos, ni siquiera hubiera quedado rastro de él. Siempre
me sorprendió que ninguna gallera de Canarias poseyera un archivo. No se
guardaba nada, ni siquiera los programas, y cuando se conservaban estos, por lo
general alguien, como un directivo que cesaba, se lo llevaba para su casa.
Gracias solo a la prensa y a unos poquísimos aficionados que guardaban los de
algunas temporadas, pude yo reconstruir muchas contratas.
Una
imagen vale más que mil palabras, así que aquí una de las páginas de la
temporada de 1951. He seleccionado la que incluye la octava jornada, con “el
Galatea” de Policarpo Lorenzo haciéndose con su tercera riña, y la novena, en
que ganó su cuarta “el Pico Pato”, o sea el colorado de Policarpo Lorenzo. Se
nos da la información añadida de que ese día le ganó este a un gallo que
también tenía tres victorias. A la izquierda aparecen los datos de los gallos de Tazacorte y a la derecha los de Los Llanos.
Algún
buen aficionado proyectó un folleto con los datos de la temporada, pero ni
debía ser muy trabajador ni muy riguroso, ya que solo hizo la portadilla
presentación y la ficha que dedica al “Pico Pato” abunda en errores y ni
siquiera llenó el espacio de la foto. El “Pico Pato” era un colorado del que se
dice en la libreta que su “dueño” era Policarpo Lorenzo, una vez más tropezándonos
con el quebradero de cabeza de los programas antiguos, donde venía el nombre
del dueño y no el del casteador, que es lo que interesa, y que debía ser Pepe Gómez. Los datos de los pesos
están mal, pero es muy interesante la caracterización que hace de este gran
gallo “pifión”. En tercer lugar, he escaneado una ficha en papel y máquina
diferente, que corresponde al “Galatea”, un gallo que la temporada siguiente
realizaría la legendaria pelea con el cinco riñas del médico Rubio. Pero de
esto ya hablaremos en la próxima entrada.
*
Pepe
Jiménez fue una figura gallística decisiva en la isla de La Palma. Muchos
cuidadores grandes de las décadas siguientes aprendieron con él, ya que era un
gallero fino y muy completo, que todo lo sabía hacer y que en todo se esmeraba.
Es sabido que al fallecer, el 7 de mayo de 1965, los gallos de Los Llanos
(donde luego cuidó) peleados en la jornada correspondiente llevaron las cintas
negras. Un sobrino suyo se trasladó con él a La Palma y fue un magnífico
aficionado, que transmitió a sus hijos la afición. Yo conocí en La Palma a dos
de ellos, y en Tenerife a Palmerito II, puntal no solo de la luchada sino del
partido Norte, donde durante un montón de temporadas ha peleado buenos gallos y
a quien aquí aprovecho para saludar, con esta foto en que acaba de preparar en
la gallera de Santa Úrsula una de sus
sabrosísimas paellas: