Esta temporada tuvo más emoción que las anteriores, ya que Teguise ganó
por 1 riña, en la última pelea. A la tercera fue la vencida, y Carmelo Acosta
logró triunfar, y ante Adolfo “el Pichón”, quien iniciaba su largo y glorioso
periplo lanzaroteño, donde va a cuidar, siempre en Arrecife, por 9 temporadas
consecutivas, un verdadero record en los anales gallísticos lanzaroteños y de
cualquier isla. Volverá a cuidar allí nada menos que 14 temporadas más, tanto
en una gallera como en otra, aunque casi siempre en la Villa. Carmelo, por su
parte, sería contratado al año siguiente por la gallera Guerra, haciendo una
gran temporada ante Tazacorte, Los Llanos y Güímar.
La temporada constó de 12 domingos, con llenos habituales, como era norma
por aquellos años. Escenarios: el Teatro Municipal de Teguise y el Círculo
Mercantil de Arrecife.
Carmelo comenzó ganando por 3-2 y dos tablas, pero Adolfo se le adelantó
en la segunda jornada con un capote rabón. Esta ventaja la iría reduciendo
Teguise, hasta poder adelantarse. Así llegamos a esta última jornada, en que
Teguise llevaba 2 riñas. Pierde por 4-3, pero se hace con la ventaja.
A estas peleas asistió Pancho “el Músico”, quien manifestó su entusiasmo
por lo que vio, aunque no hay quien se crea que le dijo al periodista Francisco Perdomo que en su larga carrera jamás había visto algo
igual. El papel aguanta lo que le echen.
Al final, gritos apoteósicos de “¡La Villa! ¡La Villa!”, y Carmelo levantado
a hombros, como se ve en la foto que aportamos. Adolfo, como de costumbre,
sacaría su cara más larga. Escribe Francisco Perdomo, en El Eco de Canarias,
y esto sí puede creérsele:
“En ese preciso momento, sonaron las tracas, las calles de la Señorial
Villa fueron recorridas por sus enfervorizados incondicionales con su banda de
música, portando pancartas, y aupando en hombros como acto de adhesión a su
cuidador Carmelo Acosta. Esto era ayer, después de las peleas, la Villa de
Teguise, un espectáculo lleno de colorido, con unos hinchas entusiastas que
cantaron el alirón y que la gozaron de lo lindo”.
Entre el público estaban también don Eduardo Pérez de Ascanio, de quien
peleaba Arrecife cinco gallos, y don José Hernández López, de quien peleó
Teguise dos. Este día hubo gallos de las cuatro islas gallísticas.
La primera riña la ganó brillantemente
el giro de la Capital. En la segunda, con dos gallos de mucha espuela,
gana de nuevo, y matando, Arrecife. Por tanto, se volvía a empezar.
Teguise se recupera con la tercera, cogiendo varillas el bragado de Arrecife. En la tercera, el gallo
de Arrecife viene con más peso, pero restadas algunas plumas al fin pelea, y
pierde tras haber sido echado de la valla
por el gallino de don José Hernández López.
En la quinta, mucho palo, y otro gallo de Arrecife que se huye. La
impresión que da es que Adolfo se vio al final sin gallos, porque además no
peleó en la temporada tanto gallo de Pérez de Ascanio.
En la sexta, el “Mulato Presidente” de don Agustín Cabrera aventaja, pero
al quedar ciego resulta acribillado. Habían caído, pues, los tres gallos de 2
riñas que presentaba Teguise.
Última y decisiva riña. Pero aquí le damos la palabra al periodista que
la describió:
“Con gran incertidumbre y muchos nervios en las gradas, comienza esta
trascendental finalísima, aventajándose el retinto capitalino de don Joaquín
González casteado por Pío-Pío, enfarolando de entrada a su contrario, mas este
replica con un tremendo puñalón de vena que lo deja con ventaja. Percatándose
de ello el soltador arrecifeño, pide repetidas veces la tabla, que no le es
concedida. Al final el gallino de don Domingo Ferrer del castío de don José
Hernández, saca una bonita serie de tiros que lo inutiliza por completo. 4-3.”
El cronista felicita a ambos cuidadores por haber llevado a lo largo de
la temporada los gallos en perfectas condiciones y por haber brindado “una
temporada preciosa, llena de interés e incertidumbre hasta el último minuto”.
No fueron famosas, en cambio, las peleas del siguiente programa que
reproducimos, con Adolfo enfrentándose a su gran maestro, Pablo Amador, quien
en Tenerife venía de ganarle por 15 riñas a su condiscípulo Domingo Prieto. A
Adolfo le ganó por cuarta vez el pinto de su colega palmero Roberto Hernández
(con quien protagonizaría, por cierto, grandes temporadas en Lanzarote), pero
no pudo ganarle “el Bueno, el Feo y el Malo”. Pablo ganó por 5-2, siendo sus
gallos triunfadores los de la segunda, tercera, quinta, sexta y séptima.