miércoles, 28 de noviembre de 2012

Un brindis por las galleras de Los Llanos y Tazacorte

El Mazantini
Grata es la noticia que me ha llegado desde ese lugar mágico del Archipiélago Canario, situado en la parte más occidental de la isla de La Palma, muy concretamente de Los Llanos de Aridane y Tazacorte. Por muy increíble que sea, han decidido estas dos casas de gallos enfrentarse en la próxima temporada con espuelas naturales.
Casi ni me lo creí, y tuve que pedirle al emisor de esta noticia me lo volviese a repetir, y despacio. Mientras que en el resto de las “casas de gallos” del archipiélago las espuelas están plastificadas, estas dos grandes casas de gallos han optado por seguir la tradición sin cambiar un matiz desde el siglo XV hasta el siglo XXI. Atrás queda el libro de artesanía canaria de Francisco Osorio Acevedo, que habla en un capítulo de las espuelas para las peleas de gallos, resaltando su calidad y la artesanía que genera las mismas para la exportación hacia América Latina, donde eran muy apreciadas en los países gallísticos. Sin embargo, a día de hoy importamos el plástico.
No entraré en la cuestión de porqué utilizar plástico, siendo la primera respuesta que por razones económicas, pero por razones económicas deberíamos quitar las casas de gallos, los galleros, las medicinas, los alimentos, etc. Todos sabemos que los gallos son un deporte bastante caro, y también sabemos que nadie nos va a echar una mano, y que si los gallos han durado a día de hoy es por el esfuerzo de los aficionados y casteadores. Nadie nos ha regalado nada, solo que la unión hace la fuerza y no el individualismo imperante en nuestros días. He oído expresiones como: “Mientras ganen mis gallos, los de los demás me da igual”, refiriéndose a sus “compañeros” de partido. Sin más, quiero felicitar a estas dos casas de gallos que siguen empeñadas en cuidar y mimar esta tradición en todos los sentidos. Quiero felicitar a sus presidentes, a sus casteadores y aficionados y darles las gracias, porque por lo menos queda algo de la canariedad en los gallos en un rinconcito del Archipiélago.

*


Como nos refiere en su artículo anterior “el Mazantini”, la mejor noticia imaginable de la pretemporada nos ha llegado de la Isla Bonita: las galleras de Tazacorte y Los Llanos seguirán un año más valiéndose de las espuelas naturales.
La noticia merece la misma alegría que muestran estos aficionados de la Villa y Puerto ante una de las victorias de su partido, hace ya algunas décadas.
Y es que así están las tradiciones gallísticas en Canarias: abandonadas, humilladas o, como esta, pendientes de un hilo.
En unos tiempos en que se han generalizado las espuelas de plástico, hasta convertidas ya en un negocio, y auspiciadas por quien debiera velar por nuestras costumbres, los dos partidos más antiguos de Canarias tienen la valentía de continuar con este capítulo de la artesanía canaria y de preferir la autenticidad a la adulteración.
Este año habrá una contrata de primera división: Tazacorte y Los Llanos, e innumerables contratas de segunda, tercera y hasta cuarta división en ese reino de taifas en que se han convertido las peleas de gallos canarias.
Felicitamos, con “el Mazantini”, a las directivas y a la afición de Tazacorte y Los Llanos por su sabia decisión, que tanto los honra.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Aficionados en el recuerdo: Tenerife (3)

Hoy nos centramos en el partido Norte, aunque ya hemos hablado de grandes aficionados como Cecilio Acevedo, Florencio González o Domingo García. Este partido abundaba en gallistas sabios, apareciendo hoy muy mermado, porque no ha habido el relevo suficiente. A ello ha contribuido la pérdida de su casa de gallos y también el no disponer de un lugar de peleas en el Valle de La Orotava, como había ocurrido siempre. Actualmente, ya hay una casa de gallos adecuada, aunque no esté situada en el Valle, sino en El Sauzal. Lo otro es cuestión más grave, ya que es inadmisible que el Norte esté celebrando sus jornadas como anfitrión... en la gallera rival.
El inolvidable "Remache"
En el Parque San Francisco, a principios de los años 90, cuando se juntaban unas 300 personas, recuerdo perfectamente a don Modesto Torrens, sentado en las gradas con su mujer alemana y la hija de esta. Era todo un señor, con finos gallos desde los años 50. Entre el público que se ponía de pie tras las sillas, estaba siempre su hijo, un gran amigo hasta hoy mismo, con los programas de las peleas entre Garachico y Güímar, que por aquellos años tenían una gran calidad, a la altura de las del Norte y La Espuela, e incluso, el año que cuidó Pablo Amador en Garachico, por encima de estas. Yo, que entonces era un lego, y más o menos sigo siéndolo fuera del aspecto histórico de los gallos, me sentaba a ver las peleas con el librero Francisco Lemus, sobrino de los legendarios Hermanos Crusanteros. Gracias a él, hice amistad inmediata con el más simpático y extrovertido de los hermanos, o sea, Antonio, quien aún vive, y muy bien, en la Calendaria del Lomo de La Orotava, porque, aunque conocidos como los Crusanteros, ya habían nacido en la Villa. Menos traté al “Remache”, que vemos en esta primera foto, y que moriría en una playa de Fuerteventura al intentar salvar a Antonio. El “Remache” tenía una casa de comidas muy famosa en la subida para el estadio, donde se combinaba la cocina canaria con la venezolana, ya que él había estado en Venezuela y además su muy bella mujer era venezolana. Allí almorcé decenas de veces, platos como el pabellón criollo, y allí se reunían los partidarios, sobre todo en los grandes años de Paquito Falcón. El “Remache” era uno de los aficionados que más generoso apoyo brindaban al partido del Norte.
Entre los aficionados sabios a que me refería antes, he de nombrar a algunos con los que tuve cierto trato, o a los que solía ver, no solo en las peleas, sino en Casa Genaro, en Santa Úrsula. Genaro, un bodeguero excepcional, era compadre de Manuel Fariña, pieza decisiva del partido, un hombre serio, como Pepe Borges Acevedo, que aparecía allí a almorzar todos los domingos con su familia, después de las peleas. A Fariña y Pepe Borges he de sumar el nombre de Vicente Amador (“el Petudo”), que siempre estaba metido en la casa de gallos, y de quien pienso a veces como uno de esos aficionados cuya presencia junto a los cuidadores suponía antaño una garantía para el partido. Con gente como Vicente Amador, no ocurrirían los disparates que hoy ocurren en las casas de gallos, por falta de conocimientos, o de experiencia, de cuidadores noveles o que son de otros países e ignoran las costumbres gallísticas canarias.
Vicente Amador, que murió en un accidente automovilístico, era de Los Realejos, donde ha habido siempre una afición tremenda. Otros dos grandes aficionados de allí que solían aparecer a echarse el vaso de vino en Casa Genaro antes o/y después de las peleas, eran Pepe Rico y Víctor Barreto. Pepe Rico, de la Cruz Santa, era un gran personaje, muy bien recordado en Los Realejos. Víctor Barreto era un hombre serio y trabajador, que sacó unos gallos tremendos en los años 90.

Tirso García y Dominguito Prieto

Aquí tenemos a otro aficionado realejero, Tirso García sosteniéndole un gallo a Domingo Prieto. La fecha es fácil de determinar: 1977 o 1978, ya que son los años en que este fino cuidador estuvo a cargo de los gallos del Norte. Tirso era otro personaje de cuidado, contándose de él anécdotas deliciosas. Una vez se escapó un león no sé si del pequeño zoo que había por El Ramal, y vino a parar a su casa; Tirso estaba en el jardín leyendo el periódico, lo vio y se levantó flemáticamente para meterse dentro de la casa. Otra vez, dos extranjeras le pusieron no sé qué afrodisiaco en la bebida y tuvo que ir al hospital para que se le pudiera bajar el priapismo. Tirso era un hombre simpático y mujeriego. En una ocasión, subía yo con una amiga por la calle Carrera, y él ni me vio, ya que su mirada fue absorbida completamente por el descote de mi amiga.

En la gallera del Norte

En esta foto, que saqué en la gallera de Santa Úrsula, aparece a la izquierda un casteador extraordinario del partido Norte: Manuel de León. Hubo un par de temporadas en que los gallos suyos y los de Luis Machado casi que se bastaban para llenar las listas del Norte. Eso levantaba algunas críticas, pero amigos ¡qué gallos tenían uno y otro! Manuel de León murió de una enfermedad rápida, y lo mismo ocurrió con Cesáreo Cáceres, que aparece al fondo con camisa azul, junto a Juan Díaz. Lo conocíamos como “Sarín”, y era en verdad una excelente persona, de maravilloso trato. Casteaba junto a Elías y a Antonio González, a quien vemos en la siguiente fotografía:

En Casa Genaro (Santa Úrsula)

Todos lo llamábamos Antonio “el Calvo”, para distinguirlo de otros Antonios. Sabía de gallos, y había estado antes en La Espuela. No faltaba a una sola pelea, y también con él hice mucha amistad. En esta foto vemos tras la barra a Genaro Martín, que es quien único vive de los cuatro. A mí me impresiona que Luis López, un buen aficionado, haya ya desaparecido, según Genaro, porque no tengo otra fuente de información. Era un hombre fuerte y aún joven, pero ya sabemos que eso poco significa. A la derecha, Manolo Torres, que tenía una tienda de ropa en la calle Herradores de La Laguna. Era un amigo fabuloso, siempre de buen humor, cuya muerte supuso un duro golpe para la afición lagunera y no digamos para los que disfrutábamos de su amistad. También sabía mucho de gallos, y con él y Ángel Bolaños iba yo muchas veces después de las peleas a probar los vinos norteños.

En la gallera del Norte

Acabamos este periplo de hoy con dos buenos aficionados que ya nos faltan: Pepe López y Jerónimo Herrera. Ninguno era casteador, pero ambos animaban la afición. Pepe López apoyaba mucho al partido, y “Momo” (por su nombre no lo conocíamos) formaba parte de la claque de los taxistas, que en gallos ha sido siempre muy importante, con el gusto por las apuestas, ya por aquellos años 90 completamente inocentes. Pepe López murió de modo fulminante en la gallera de Telde hace unos pocos años, y “Momo” murió, a los 65 años, el 30 de marzo de 2008. En esta foto tenemos, de izquierda a derecha, a Pepe López, “Momo”, Jorge Jova, Juan Díaz, Humberto Sierra y Juan Antonio Díaz. Estamos en junio de 1997, ya que se trata del festejo de fin de temporada el año en que cuidaron los cubanos Jova y Sierra.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Una gran victoria de Álvaro Tapia sobre Domingo Prieto


1964 fue un gran año para Álvaro Tapia. Pese a perder por una riña en Lanzarote, el cuidador de Santa Cruz se lució con buenos gallos y buenas peleas, y allí dejó un buen recuerdo, como me contó en su taller de Teguise Juanele Morales, el gran artesano de timples. Precisamente de su hermano, Simón Morales, peleó Tapia, este día en el Viana, un melado, que ganó.
Los únicos que le perdieron a Tapia fueron el de la primera y el de la última. El de la primera era de uno de los grandes aficionados lanzaroteños, don Rafael Ramírez. El de la última, de don Alonso Lecuona, casteador tinerfeño igualmente muy bien conocido. Don Alonso tuvo este año una legión de gallos blancos, y Antonio Tejera, que en ausencia de Tapia llevaba el partido Nuevo, dio la nota en Lanzarote al aparecer, para unas peleas con Teguise en el Teatro Municipal, nada menos que con siete gallos blancos. ¡Lo nunca visto!
El primero de los gallos de don Alonso Lecuona era el llamado “Calzones”. Ese gallo, tras su segunda victoria consecutiva, se picaba él mismo, y Tapia, para poderlo pelear a la semana siguiente, le puso unos calzones para que no se picara. Ganó por tercera vez consecutiva, como volvió a hacerlo este domingo en La Laguna.
La tanda de Tapia combinó gallos de Tenerife con gallos de Lanzarote. Resaltemos el nombre de los Hermanos Blancas, que por estos años tuvieron un gallo fabuloso: el “Peña Redonda”, colorado pinto que hizo tres peleas en Las Palmas y seis en Teguise, una de ellas esta temporada, al cuido pues de Tapia. Sería un buen gallo de casteo, originando los llamados “peñitas”.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Roberto Hernández / Rafael Hernández


Nos entristece dar la noticia de la desaparición casi simultánea de estos dos extraordinarios aficionados y amigos de Los Llanos de Aridane, que aparecen en esta foto sacada un inolvidable día en que, con José Luis Melquiades al volante, dábamos la vuelta a la isla. Paramos en la gallera Guerra para saludar a Samuel y a Salvita, que aparecen a la derecha, y luego almorzamos en Puerto Espínola, sin que faltara nunca el buen humor. Saboreando de aperitivo unos camarones fresquísimos, advertimos de pronto que la botella de vino blanco, situada al lado de Rafael, ya iba por menos de la mitad, lo que provocó en los demás un bombardeo de pullas a las que Rafael, siempre sonriente, respondió justificándose con la necesidad de un buen “entrenamiento”.
A mi visita siguiente, la excursión del cuarteto fue a Garafía, con parada en Tijarafe para probar un vino de tea y Puntagorda para almorzar como faraones, esta vez las carnes de cabrito. Ya estaban los almendros en flor, toda una belleza. Estos trayectos acababan siempre en el Casino de Los Llanos, con Roberto apoyando al Barcelona y Rafael al Real Madrid, y picándose en esto sin dejar nunca de ser lo amigos íntimos que eran. Junto a los gallos, la gran afición de Roberto era el dómino, y la de Rafael llevarse bien con todo el mundo.
Rafael llegó a los 89 años, Roberto a los 70. Ambos, aunque también con las amarguras de algunos tiempos y situaciones difíciles, tuvieron una vida bastante rica, y dejan detrás amistades y aprecios incontables.
Rafael Hernández era el hombre clave en la historia de los gallos de Los Llanos de Aridane, un memorión de tomo y lomo que se lo sabía todo desde los años 40 en adelante. Mucho me ayudó en mis trabajos, y siempre con la sonrisa a flor de labios, mucho calor humano y un humor irresistible.
Roberto era más reservado, y a veces podía parecer algo brusco, pero tras conocerlo bastante bien, pude caracterizarlo así, en la semblanza del “Diccionario”: “Personalidad recia y noble, hombre a la vez serio y cordial, Roberto Hernández pasa a la historia como uno de los nombres más importantes de la cuida gallística palmera en el conjunto de los últimos 50 años”.
El 20 de julio de 2005 le dediqué un artículo en “Jornada”, celebrando su trayectoria gallística, de unas 30 temporadas, entre las cuales algunas legendarias, como la de los “villegas”, en 1967. Hay que corregir que, en el año anterior, a pesar de hacer al final un gran papel, ganó Israel por 1 riña.



Y concluimos, por una parte, haciendo llegar nuestras condolencias, y la de los buenos aficionados que siguen esta página, a la afición de Los Llanos, y en particular al hermano de Roberto, Armando Hernández, que siempre fue para los aficionados tinerfeños como un embajador gallístico de La Palma, y por otra con una pequeña galería fotográfica.
Vemos en primer lugar a Roberto junto a Carola y a Arnoldo, y a la derecha Roberto con “el Capirote”, uno de los extraordinarios “villegas” sacados por José Roberto Pérez Yanes (“Melquiades”). En seguida tenemos a Roberto junto a otro puntal de Los Llanos, Pepín, y un muy joven Pedrito, hoy todo un gran cuidador, en la gallera llanense, y a la derecha con una copa del Campeonato Regional, mereciendo recordarse que Roberto hizo papeles excepcionales en estos campeonatos, antes de que cayeran bajo las garras de la Federación. Las dos fotos siguientes son muy valiosas, ya que se trata de uno de los magníficos “duelos” que Roberto y Adolfo “el Pichón” sostuvieron en Lanzarote. Ganó esta vez Roberto, con el gallo que levanta victorioso; Adolfo, aunque con cara de circunstancia, no perdió la compostura de los maestros y posó aquí junto a su rival. Y cerramos, por fin, con una imagen de Roberto sosteniendo un gallito, como el verdadero maestro que también era.