En la temporada de 1963, cuidó por última vez en La Espuela Francisco Dorta. Tuvo una despedida sin gloria, ya que perdió por 15 riñas ante un buen gallero, pero muy distante de su genio: Manuel Torres, más conocido por “Gato Maruca”. Nunca antes había perdido “el Músico” por tanta diferencia. ¿Qué fue lo que pasó? Con 72 años, Francisco Dorta perdió el tino, y cuenta José Cabrera (Pepe “el Negro”) que cerraba la gallera antes de tiempo para quedarse solo y meter allí a una bella palmera –tan trastornado lo trajo que hasta pensó en vender su pequeña finca de La Orotava. Creo que ya no tiene importancia contar estas historias, que a fin de cuentas lo que hacen es humanizar a personas que son mitos con toda la razón del mundo, pero que también tenían sus flaquezas y cometían errores. Francisco Dorta cuidó 52 temporadas, algo que ningún cuidador ha hecho, pero es que, además, ganó 40 y entabló 2, contándose no pocas de ellas como las más extraordinarias de la historia gallística de Canarias. De las que perdió, solo dos se deben a él mismo, o sea al abandono de su proverbial seriedad, ya que en otras imperó la suerte o no tenía gallos: esas temporadas oscuras fueron la del 63 y la de 1948, cuando cayó ante su discípulo Pepe Palmero por convertir, junto a su ayudante Pablo Amador, la gallera de Barranco Seco en una fiesta, con entradas de bellezas negras incluida. Es otra historia que nunca contaron ni la prensa ni los libros...
“Gato Maruca” repitió triunfo al año siguiente, ahora frente a uno de los mejores discípulos del propio Pancho: Domingo Prieto. Domingo Prieto fue un gran cuidador, pero carecía de la regularidad de su maestro, o de condiscípulos como Pablo Amador o Julián Castillo, por no hablar de Pepe Palmero, que era muy superior a todos ellos. Perdía el “tilín”. Así, este año tuvo un declive fatal a fin de temporada, perdiendo la contrata y también, rotundamente, las peleas que hizo con Álvaro Tapia (Teguise), anunciadas precisamente en este programa.
Esta era la última jornada de la temporada, y debió haber una expectación enorme, ya que La Espuela llevaba solo dos riñas de ventaja y podía pasar de todo, ante un perro viejo como el “Gato Maruca” (valga la contradicción). “Gato Maruca” llegó a llevarle a Domingo 8 riñas, pero tras una mantilla pudo este adelantársele después en 2.
En la despedida y cierre, San Cristóbal ganó las tres primeras y por tanto se puso por delante. Las esperanzas renacen cuando La Espuela se hace con las dos siguientes, pero en las dos últimas gana el “Gato Maruca” la temporada. Tremenda de emoción fue la riña séptima, con dos grandes gallos frente a frente, y el colorado de don Eduardo Pérez de Ascanio matando al final al giro de una riña de don Felipe Zamora.
La tanda de San Cristóbal no deja dudas acerca de quiénes fueron los casteadores de punta laguneros, mientras que en la capitalina predominan los gallos de don Ángel Benítez de Lugo. Hubo muy buenos gallos, como un gallino de Luis Machado que ganó su quinta y entablaría ante Triana, el colorado “Albañil” de don Pedro Tabares que entabló su cuarta, un giro de don Juan Santana que entabló su quinta, un colorado de Pérez de Ascanio que ganó su quinta, un colorado de don Pedro Rodríguez que ganó su tercera y, con tres en la misma temporada, un bayo de Pérez de Ascanio y un melado palmero de Diego Olmos.
“Gato Maruca” cerraba así una trayectoria muy larga, ya que empezó a cuidar en 1928. Se retiró a su casa de Punta Brava, donde disfrutó sus últimos años en compañía de sus más de veinte nietos.