Si el otro día evocávamos a don Pedro García Arocena y a don José Navarro Calderín, hoy vamos a continuar con otro aficionado longevo: Pedro Aguiar Suárez, puntal de la afición galdense, en los últimos años de su vida asociado a la gallera de Antonio Bolaños, sita en la Montaña de Gáldar. En esta foto lo vemos, con una copa, junto a Alejo Yánez (quien, como es bien sabido, es hoy el más antiguo aficionado del Archipiélago, con 95 años y plenitud de facultades mentales).
Aficionado se siempre, Pedro Aguiar era ante todo un hombre de simpatía, a quien se le estaban gastando siempre bromas inocentes, que él era el primero en festejar. A fines de los 90, tuve ocasión de tratarlo frecuentemente, ya que acudía a las peleas de Güímar y Gáldar que se celebraban en el enclave gallístico sureño de Tenerife. Incluso en una ocasión viajé con Bolaños y él a Las Palmas en el ferry de la Olsen, y no paramos de hablar de gallos hasta que me dejaron en Gáldar para seguir yo hacia Las Palmas.
Quien sigue es otro aficionado extraordinario: Argeo Hernández. Era natural de Tenerife, e hijo de uno de los más grandes casteadores que tuvo La Orotava en las legendarias temporadas del “Boyero”: Domingo Hernández Luis. Para Gran Canaria se marchó y acabó siendo tan de allí como de su isla natal. En Tenerife ya le peleó “el Boyero” algunos gallos, fenomenales los de la temporada de 1961. Llegó a tiempo de participar en la histórica contrata entre Triana y San José, pero su partido fijo sería el de Arucas, que contó siempre con finos gallos suyos. A Argeo Hernández lo traté bastante, aunque solo en las peleas del López Socas, cuando yo aparecía por allí, o en los campeonatos. Nuestra conversación giraba tanto sobre gallos como sobre la gente que él recordaba de La Orotava, en particular del barranco de Tafuriaste, que es donde yo iba diariamente para almorzar en la casa de Doña Emilia, maravilloso punto de reunión de las gentes populares de la zona. A Argeo le hacía gracia que él fuera un orotavense en Las Palmas mientras que yo, nacido en Las Palmas, vivía en La Orotava y me movía por su territorio natal. Creo que al principio era algo suspicaz conmigo, pero en seguida, supongo que al advertir que yo no iba de enterado, mantuvo una relación de plena franqueza y cordialidad conmigo. Recordábamos a sus amistades de Tenerife y me contaba proezas de grandes gallos. Creo que Argeo era un aficionado sabio, que conocía los gallos, y que casteaba con seriedad. Su pérdida para la afición aruquense fue irreparable. En esta foto lo vemos de pie a la derecha, muy sonriente, con aficionados de Güímar y de Gran Canaria. Aunque no se aprecie bien, creo que abajo, a la izquierda, está precisamente Pedro Aguilar, y otros presentes son José Luis Martín, José Carlos Rodríguez, Antonio Bolaños, Tato Reyes, Agustín Delgado, David Pérez Moreno, Antonio Montesdeoca...
Y concluimos este segundo capítulo con un aficionado también extraordinario, en este caso habiendo sido además el motor de la afición grancanaria durante décadas. Y no digo aruquense solo, sino grancanaria, ya que Miguel Ángel Santana, conocido por todo el mundo como “Machín”, se desvivía porque las peleas en su isla no desfallecieran. Nadie se movía más que él, no significando para ello nada su enorme corpulencia ni, al final, el peso también de los años. Le sacamos esta foto en Güímar, cuando, en el año 1997, acudía a Tenerife con una selección de gallos de Telde y Arucas. Y no olvidemos el apoyo que daba a los desaparecidos campeonatos regionales, a los que aportaba una espectacular copa. Machín llegó a encomendar a sus hijos que, desaparecido él, la copa se siguiera otorgando, pero la puñalada trapera que se le dio a estos eventos justificó plenamente que esa continuidad no se diera. Recuerdo a uno de sus hijos, que llevaba el bar del López Socas, y sobre todo al menor, Yeray, muy buen muchacho, que fue ayudante –trabajador y competente– en diferentes galleras de las islas. A Yeray lo vi por última vez, hará unos seis años, en Teguise, y le hablé de poder acceder al archivo de don Pedro Cárdenes, que se lo había legado a su padre, para enriquecer el “Diccionario gallístico de Canarias”. Por desgracia, le perdí la pista y mis intentos de contactar con su madre, a través de Antonio Hernández, no dieron resultado. Piénsese que el archivo de don Pedro Cárdenes es el más rico de Canarias, y que, aunque afortunadamente vertió parte de él en su libro de Edirca, el propio Yeray me dijo que contenía mucho más de lo presente en el libro. Quizás algún día alguien tenga más suerte que yo.
Pero me voy por las ramas, ya que aquí solo quería recordar a este fantástico aficionado, que fue, claro está, no solo un ejemplar directivo sino un fino casteador, siempre con buenos gallos, que sacó un tiempo junto a otro inolvidable aficionado, Gregorio Pérez Ponce. De Machín concluyo mi evocación con un recuerdo en el que me parece estarlo viendo: yo había publicado en “La Provincia” una foto de la afición teldense, y a la vez siguiente que fui al López Socas se me acercó para decirme: “Maestro, nosotros también tenemos nuestra aficioncita”, ello dicho con aquella sonrisa ancha, de hombre bondadoso, que él tenía. Nada mejor que despedir esta nota con esa foto, que está en el “Diccionario”, pero que aquí tenemos en color. Aparecen en ella Domingo “el Zapatero”, Ramírez, Carlos Llarena, “el Coronel”, Manolo Ruiz, Braulio Díaz, Adolfo “el Pichón”, Quico Pérez, Manolo “Kubala”, “el Mopa”, Chano, Domingo Díaz y otros, y al fondo, la hinchada femenina, con la que, por cierto, nuestro gran Machín nunca dejaba de tener sus detalles y delicadezas.