Hoy se viste de gala esta página, gracias a la amabilidad de uno de los más grandes aficionados con que cuentan las islas, aparte un caballero y un amigo siempre atento: Eduardo Pérez de Ascanio, quien nos ha hecho llegar cuatro maravillosas fotografías que podemos datar a principios del siglo XX, probablemente en su primera década.
Manuel González Jorge debe ser el Manuel González que aparece en una tanda del Puerto de la Cruz en 1922. Otro Manuel González fue el cuidador llamado “el Zurraco”, un discípulo de Adolfito que cuidaba en Garachico allá por los años 30, pero que no hizo mucha historia.
En sus maravillosas memorias, Francisco Dorta nombra al “colorado de la Costa”, que él vio pelear y ganar en la mítica jornada penúltima de la temporada de 1901 entre La Orotava y La Laguna, celebrada en el Teatro Viana. Quizás se trate de este gallo, aunque es raro peleara en el partido de La Orotava.
Este gallo campeón debió pelear en temporadas sin eco periodístico. La prensa daba informaciones muy irregulares, dependiendo siempre de la expectación que hubiera y de las personas que decidían escribir. Además, como los periódicos principales estaban en la capital, siempre las peleas más comentadas eran las de los partidos de Santa Cruz o el de La Laguna, o las de esos partidos con los de otras localidades.
Tales dudas no restan valor a una foto tan admirable, con un gallo precioso y el personaje además ¡haciendo un solitario!
Esta segunda foto quizás sea aún más valiosa, y, como la anterior, hubiera tenido un espacio obligado en el “Diccionario gallístico de Canarias”. Se trata de unas peleas en el convento de San Francisco de Garachico, donde se estuvieron haciendo hasta mitad de los años 90. Ese era por entonces, sin discusión posible, el mejor escenario de riñas de gallos que había en Canarias. Sobre la valla se están pesando los gallos, y los presentes miran con gravedad, asumiendo la seriedad que hasta hace poco tiempo tenían los gallos en Canarias. Nos cuentan viejos aficionados que, efectivamente, en el patio se colocaba antiguamente un toldo, que en este caso más parece para protección del sol que de la lluvia.
Las otras dos fotos se sacaron, como todo parece indicar, el mismo día:
Agradecemos de nuevo al amigo Pérez de Ascanio el habernos hecho llegar estos fantásticos documentos fotográficos, para nuestro deleite y el de los aficionados que siguen esta página.