miércoles, 27 de julio de 2011

Adrián Mederos

O simplemente Mederos. Ha sido, con Gonzalo Alberto y Tato Reyes, el estandarte de la afición güimarera en las últimas décadas.
Procedente del Valle de Aridane, arribó muy joven a la bella tierra sureña, combinando su afición futbolística con la gallística, siempre sacando gallos y siempre colaborando en primera línea con su partido.
En la veintena de años que asistimos a las peleas en Güímar, nunca faltó la presencia incomparable de Mederos, con un buen habano entre los labios y vendiendo la rifa del cabrito. Mederos destaca por el señorío de su presencia amable y cordial, y su vozarrón y maneras de maestro de ceremonias lo convertían en la persona indicada para subir a la valla con vistas a informar de algo o a hacer una entrega de premios.
Por mi parte, considero una fortuna haber podido tratar a una persona tan llana, tan caballerosa y tan desbordante de simpatía. Con Gonzalo o Tato, ya citados, pero también con Juan Reyes o Antonio el Cenizo, Mederos expresa muy bien la grandeza de una afición modesta, de gente tan trabajadora como generosa, a la que debo tantas horas de la compañía más grata que se puede disfrutar.