A día de hoy, no cabe duda de que el mejor gallero de las Afortunadas ha sido Francisco Dorta Martín, más conocido como don Pancho “El Músico”, un auténtico maestro, y como cualquier maestro tiene que tener sus alumnos, así lo fueron Pepe Palmero, Pablo Amador, Domingo Prieto y Julián Castillo al que he tenido el privilegio de entrevistar a sus 83 años.
¿Cuándo comenzó en los gallos?
Cuando tenía 16 años.
¿Quién fue su maestro?
Primero estuve con “El Foño” dos años y después me fui con Pancho.
¿Cómo era Pancho el Músico?
Pancho era un poco raro (ríe), pero como todas las personas, que tenemos siempre algo de rareza. En los gallos era un fuera de serie, y tocando el fiscorno tampoco se quedaba atrás.
¿Cuánto tiempo estuvo con Pancho?
En Tenerife estuve tres años y en Gran Canaria cinco años.
En el año 1955 estuvo en Gran Canaria en el partido de San José. ¿Con qué casteadores contaba?
Tenía a los Hermanos Falcón, a don José Villegas, a don Ramón Rodríguez, a don Antonio Falcón, a Melito Suárez, a don José Hernández López, a don Pedro Cárdenes, a don José Araña Yáñez, a don Simón Doreste Struch, a don Manuel Santana.
En los años 1955 derroté a Antonio Gutiérrez, en 1956 y 1957 a Alejo Yánez y en 1958 a Domingo Prieto.
En 1959, 1960 y 1961 volvió a La Espuela al lado de su maestro ¿que lo llevó a tomar esta decisión habiendo ganado a Antonio, a Alejo y a Domingo?
Salí caliente de San José porque date cuenta que a la ventaja se pagaban 100 pesetas, que en aquella época era dinero, y a mi me debían 4.000 pesetas por los años que estuve en San José, que era un gran partido. Decidí volver con Pancho, y luego me llevaron a La Palma.
¿Cómo era Pepe Palmero?
Con Pepe había que quitarse el sombrero.
En La Palma, año 1962, ¿contra quién peleó?
Contra Arnoldo Pérez y Manolo.Tenía de casteadores a los Hermanos Adelinos, a don Pepe Melquíades y a Pepe “El Cambado”. A este, por cierto, le llevé un gallo de don José Villegas y sacó unos ejemplares de mucho cuidado, los famosos “villegas” de La Palma.
En 1963 volvió a Gran Canaria, pero esta vez al Partido de Triana.
Sí. Le gané a Domingo “El Boyero” por dos de ventaja y a Pablo Amador por nueve y cinco de ventaja.
En 1967 le ganó a Antonio Gutiérrez y al “Moño” por dieciséis tras haberse creado la liguilla de Triana, San José y Vegueta.
Exacto, pero como era mucha la ventaja, Antonio se fue y vino “El Moño”. También hay que decir que Domingo “El Boyero” era un gran gallero. Le ganó a todos en Tenerife, menos a Pancho.
En 1969 cooperó en el partido de Vegueta ayudando a Antonio Salud, que ganó por 32 de ventaja a Triana ¿Quién estaba?
Antonio Salud cuidaba con Adolfo “El Pichón”, que era un chiquillo. La casa de gallos estaba en la casa Pico de Tamaraceite, y a Antonio le dieron en dos domingos seguidos una paliza y se marchó de la casa de gallos, dejando al Pichón solo. Cuando llegué a la casa de gallos, le dije al Pichón: “Esos gallos tienen piojos”. Él decía que cómo iban a tener piojos si Antonio los había despiojados, y le abrí el ala de un gallo y se lo demostré, y nunca llegaré a entender que con la experiencia de Antonio los gallos tuvieran piojos. Pero a los dos días estaban los gallos todos limpios. También recuerdo que don Ramón Rodríguez llevó cuatro pollos a la casa de Vegueta, estaban preciosos esos pollos y “El Pichón” los puso al siguiente domingo a pelear y le ganaron los cuatro con solamente una pecha de dos minutos y sin volverlos a tocar.
Hábleme de su gran amigo Agustín Cabrera.
Agustín era una persona increíble. Casteaba en toda la isla, incluso en la cumbre. Sacó un gallo que se llamó “el giro chico”, que era tremendo. Tenía su finquita de casteo en el Lomo del Polvo, a la punta arriba de la Avenida Escaleritas. Él fue el primero en ir a Puerto Rico, y después me convenció para que fuese y tuve una experiencia grandiosa en esa isla. Él se había traído unos doce huevos y solamente salieron dos machos y todo lo demás eran hembras, los machos no pelearon porque los pusimos a todos en castas.
En 1995 estuvo en la gallera de Fernando Pérez Vidal.
Sí, él me llamó porque iba a ir a para La Palma con una tanda de siete gallos y le eché una mano. Recuerdo un gran colorado.
En el año 2005 fue a la isla de Puerto Rico. ¿Cómo fue la experiencia?
Extraordinaria, no me importaría volver otra vez.
¿Que castas destacaría de la época?
Los rompehuesos de José Villegas y los mallas-bancas, que venían de un rompe-hueso. Los cubanos y los dropers de la segunda y la tercera liga de don Ramón Rodríguez. Los dropers de José Hernández López. Los clavelitos de José Cuyás, que venían de un gallo de Nicolás Díaz de Aguilar. Y los pinturas de José Ríos, que venían de un gallo de José Cuyas y le pusieron una gallina de la Península y otra de La Palma.
¿Cuáles son para usted las cualidades de un buen gallero?
A las nueve de la noche en la cama, nada de vicios, copas, etc. Estar concentrado totalmente en los gallos, tener ojo en el apartado de los gallos y en el peso de los mismos. También creo que es muy importante tener mucho ojo cuando pasan los gallos los lunes y los viernes.
¿Ha casteado?
Sí, el último año en San José con un gallo de don José Villegas, pero yo ayudé a casteadores para los cruces, pedía gallos y gallinas para los casteadores. He de decir que don José Villegas era muy “cuico”, en el buen sentido claro, él se hacía el tonto como el que no sabía de gallos, pero iba cogiendo recortes de muchos galleros y es la persona que más ha sabido de gallos y de casteos.
¿Qué diferencias hay entre el ayer y hoy?
Ayer había pocos casteadores, pero de una calidad suprema, y hoy hay muchos casteadores y poca calidad. Antes había mas respeto en las casas de gallos entre los más pudientes y los menos, y hoy los insultos salen por sí solos.
Un gallero: Pancho El Músico.
Un casteador: El gran Villegas.
Un color: El colorado
Un gallo: “El Carola”.
Un recuerdo: En Puerto Rico, concretamente en Bayamo, empezaron las peleas y los gallos de la tercera, la cuarta, la quinta, la sexta y la séptima ganaron en menos de cinco segundos. Como allí hay premio para los gallos que ganan en menos de cinco segundos, ese día tuvo que rifarse entre los cinco gallos.
Una anécdota: Fuimos a buscar al Sur unos veintidós gallos de don José Villegas en un coche suyo que era más viejo que no sé qué, y recuerdo que el último gallo lo cogimos en el barranco Silva. Cuando llegamos a la capital, le dijo Villegas a mi mujer que eligiera un gallo, que lo rifase y con ese dinero que le hiciera un regalo a mi hijo, porque no tenía que regalarle nada por Reyes. Mi mujer cogió un pinto y fue un fenómeno, porque lo peleé cuatro veces cada quince días y nunca le dieron. Al final se lo llevaron los hermanos Falcón y le pusieron dos gallinas dropers.
Julián Castillo es una persona entrañable, con una experiencia en gallos envidiable. Actualmente es el último discípulo del gran Pancho “el Músico”, y como alumno suyo aprendió a afinar bien los gallos, a marcarles los compases, a tocar en las grandes galleras y, por qué no, a dejar ensimismado al más exigente en gallos.