lunes, 10 de octubre de 2011

Santa Cruz de Tenerife, 1 de abril de 1945


Eduardo Pérez de Ascanio

Un amigo conocedor de mi afición a los gallos me envió un ejemplar de un libro cuyo autor es Ernesto González Sotomayor, de título “Pequeñas aventuras de Martín Pomar”, y, entre otras muchas cosas de su infancia, cuenta cómo una noche, en medio de un profundo sueño, fue despertado al amanecer por el canto de un gallo que se criaba en una finca de plataneras próxima a la refinería:

“El canto de este gallo trajo a mi mente la afición de los chicharreros por este deporte vernáculo, ya que siempre se anunciaban sus riñas y eran muy famosas las de la gallera de la Vuelta de los Pájaros, así que decidí conocerla la próxima semana.

Acompañado de mi amigo Santiago cogimos el tranvía que nos costaba media peseta y nos trasladamos a ese lugar.

Después de subir por la Rambla de Pulido y rebasar la Plaza de la Paz, pasamos frente al Cinema Victoria, el Teatro Baudet y la Cuesta de Piedra, donde estaba situada Vitabana, que se dedicaba a fabricar harina de plátano. Al llegar al sitio donde se encontraba la gallera, estaban estacionados varios coches negros; uno de ellos, de mayor envergadura, lucía en uno de sus guardafangos una bandera española con cuatro estrellas, símbolo de que allí se encontraba el Capital General. En los alrededores había varios soldados que le acompañaban. Nosotros, por la edad, no pudimos acceder al recinto pero sí pudimos oír todo el barullo y los gritos que se producían dentro del mismo.

En vista de que nos prohibían su acceso, decidimos volver en el primer tranvía que pasara. Al otro día, leyendo el periódico, encontré la reseña que hacía el reportero de este evento, Asdrúbal Bethencourt Lugo, bajo el seudónimo de Pica y Bate, y que titulaba «El General García Escámez asiste a una riña de gallos». Las peleas eran entre los partidos La Laguna y la Espuela, y su desarrollo era referido así:

«Primera pelea. Dos magníficos ejemplares. El primero en herir fue el lagunero, que lo hace en la rabadilla de su rival. El de La Espuela, gallo de mucho dominio, no está con el deseo de la pelea anterior, pero no por ello deja de picar ni una vez y lo hace en la cuerda del contrario. Duró 2 minutos y 31 segundos.

Segunda. Otra buena pelea. Enérgico el de La Espuela, y con un poco de más calidad. Se hieren ambos pronto. Aunque pelean muy empechugados, pierde un ojo el de Antonio y se queda como una estatua. Mal asunto. El contrario observa el defecto y se voltea. En una de sus embestidas, le toca la cuerda a los 4 minutos y 32 segundos.

Tercera. El gallo de La Espuela inicia la pelea de corrido sin que el contrario hiciera gran cosa por impedirlo. Cuando la pelea ya estaba casi resuelta por el de abajo, el giro del señor Pérez de Ascanio da unos tiros y al de La Espuela, gallo muy frío y falto de calidad, le da por no picar. El de arriba se crece y termina dueño y señor del combate a los 7 minutos y 11 segundos.

Cuarta. Una pelea rápida y muy espectacular. Se revuelan con mucha furia. Ambos están en buenas condiciones, pero solo uno tiene que ganar. Hay en ellos mucha calidad, y gana al minuto y medio el giro de La Espuela, también por cogida de cuerda. Los dos son procedentes de los señores Acevedo, del Norte.

Quinta. Otra pelea formidable. El de La Espuela peleó solo, hirió todo lo que le dio la gana, de frente, de lado, por todas partes, haciendo uso de sus espuelas. Ganó a los 2 minutos y 34 segundos.

Sexta. El giro de La Espuela, repetido del domingo anterior, es presentado en muy malas condiciones. Falto de deseo, hirió un poco hasta que el gallo de La Laguna lo picó a gusto un par de veces. El giro de abajo, por su falta de celo, perdió el control de la riña y fue retirado por su soltador a los 11 minutos y 21 segundos, antes de que llegara a fatales consecuencias por su falta de preparación.

Séptima. El giro de La Orotava, de don José González Pérez, es presentado por La Laguna. Entran ambos muy alterados. El lagunero hiere a su rival en un ala, pero el contrario es degollado y claramente va perdiendo la batida. El de La Espuela no es gallo de mucho coraje y da lugar a que se le vayan las fuerzas. Para no prolongar la riña, los soltadores la dan tabla a los 14 minutos y 8 segundos. Con el triunfo de La Espuela, es ahora este partido el que lleva la ventaja.

Por nuestro estimado amigo, actual decano de este tradicional deporte y presidente del partido La Espuela, don Adolfo González Rivero, fue obsequiado el Capitán General de Canarias, don Francisco García Escámez e Iniesta, con un magnifico gallo giro terciopelo, que muy pronto hará su aparición en el círculo de combate. El señor García Escámez se mostró muy satisfecho del desarrollo de las riñas de gallos».”

El partido de los gallos de la Espuela, fue fundado en el año 1921 y comenzó su actividad cinco años después en la Vuelta de los Pájaros, donde se construyeron sus instalaciones, que se mantienen en la actualidad.

Sin embargo no se tienen datos de que se hayan hecho peleas en la gallera, habilitada solo hace unos pocos años, y en la que sin duda no había espacio para recibir a los muchísimos aficionados que entonces acudían a los gallos. El programa que presentamos, como se verá, las sitúa en el Frontón Tenerife, que es donde se celebró toda esta temporada de 1945. Más bien parece que Ernesto González Sotomayor confunde los lugares, o que antes o después de las peleas –más antes que después, ya que se celebraban a las dos, y la gente ya había almorzado– hubo algún evento en la gallera, con asistencia de ese gran aficionado que era García Escámez, cuya presencia era también habitual en las galleras de Las Palmas, recordándolo perfectamente Alejo Yánez en la de San José.

Con su triunfo esta jornada por 4-2 y una tabla, Manuel Torres, más conocido por “Gato Maruca”, se adelantaba en una pelea a “Caballerito”. Al final, “Gato Maruca” ganaría por 4 riñas.