Hoy se cumplen cien años del asesinato de Adolfo Ganges, "Adolfito". He elaborado un documento en que uno la entrada suya del Diccionario gallístico de Canarias a informaciones que aparecen en el apéndice de la misma obra, con algunas correcciones y pequeñas adiciones, más las entradas de dos importantes temporadas en que el extraordinario cuidador lagunero perdió, ante su discípulo Pancho "el Músico" y ante "el Foño" (a quien de resto siempre doblegó). Si yo aún tuviera fuelle me lanzaría a la edición de unos cuadernos dedicados a grandes cuidadores canarios, el primero de los cuales hubiera sido el de Adolfito, pero no me queda otro remedio que conformarme con este documento.
Solo resta añadir aquí unos párrafos sobre los frecuentes conflictos de Adolfito con la Ley, fácilmente pesquisables a través de los periódicos hoy digitalizados, gracias a la rareza de su apellido.
Adolfito era un hombre de carácter impetuoso y gran fortaleza física, pero sobre todo era un hombre violento y conflictivo. Rebuscando en esos diarios de principios de siglo, no es poco lo que descubrimos de él. Su oficio era carpintero de ribera en Santa Cruz, como Pancho sería músico de la banda filarmónica de la misma ciudad, quedando ambos exentos de sus trabajos durante la época gallística. El primer lío suyo del que tenemos noticia es un juicio a que se lo somete en octubre de 1901, cuando tenía 20 años. Según el BOC, cuando se le cita se le considera ausente en Cuba, pero debe presentarse a juicio oral "por resistencia e insultos a la autoridad", en caso contrario declarándosele rebelde. Los datos que se dan para su captura son: "estatura regular, pelo rubio, bigote y patilla corta, también rubia, color rosado, ojos pardos y ninguna otra particularidad".
En estos años participa en las luchas obreras del puerto, lo cual no debía tampoco hacerlo muy simpático a las autoridades. Ya en octubre de 1906, El Progreso informa de una discusión a la puerta del cafetín El Portugués de la calle La Marina, y señala que Adolfito es conocido por "el Lagunero" entre los aficionados a las peleas de gallos. En esta ocasión casi mata a un tal Feliciano el "Guaireño", patrón de una de las lanchas de tráfico de la bahía de Santa Cruz, "golpeándolo varias veces contra el pretil de la acera". Atrapado cuando huía del muelle en un coche de punto, fue ingresado en prisión.
Adolfito regentaba con su hermano Wenceslao una pensión en la calle Cruz Verde esquina con Santo Domingo, que tenía un café en la parte baja. Me resulta sorprendente que a una pensión de la Cruz Verde acudí yo un par de veces a saludar al padre de un amigo mío que, siendo del barrio de San Roque de Las Palmas de Gran Canaria, trabajaba en Tenerife y se hospedaba en dicha pensión. Era una pensión asombrosa, antigua, como ya no existe ninguna, con un gran pario y barandas en el segundo piso. ¡Puede que hasta fuera la misma! El 10 de octubre de 1912, cuenta El Progreso que en el café entró un fulano a agredir a Adolfito con un cortaplumas, armándose otra trifulca. Lo más divertido es que el mismo día, pero en el periódico La Opinión, tomamos conocimiento de que a nuestro héroe lo ha denunciado el director de la Compañía Eléctrica "por usurpación del fluido eléctrico de la línea general".
El 27 de diciembre del mismo año, aparece en La Región una carta suya en que se defiende de las acusaciones que contra él ha hecho un guardia de orden público por hospedar a dos perseguidos. Más gordo es lo ocurrido en mayo de 1913, aunque compete a su hermano Wenceslao. La historia es confusa y truculenta. Al parecer, cuando Wenceslao iba a ser detenido por una pareja de seguridad, se disparó a sí mismo y su hermana, presa de pánico, saltó por la ventana haciéndose un cristo y quedando en estado grave; de paso, una de las criadas de la pensión intentó envenenarse, lo que muestra que las pasiones estaban muy exaltadas por aquellos parajes. Wenceslao, detenido y curado de sus heridas, ingresó en prisión.
El 6 de diciembre de 1915, informa El Progreso de que unos huelguistas de los tipógrafos y otros de las falúas discutían acaloradamente, cuando Adolfito los increpó, sacó una pistola y fue detenido, sin más.
En enero de 1917, hay un juicio contra él "por atentado", pero no logramos saber más. Reclamado por el juez de instrucción, a principios de julio, o sea ya terminada la temporada gallística, es detenido y llevado a prisión para cumplir la pena que le habían impuesto. Parece que Adolfito de motu propio no cumplía ninguna pena que le impusieran los jueces.
Su siguiente juicio fue en agosto de 1918, contra él y Wenceslao, "por haber defraudado 689 pesetas a la Compañía del Gas". Un año después, el BOC pone en una lista de negocios fallidos a la casa de huéspedes de la Cruz Verde, por haber resultado incobrables las cuotas de la Dirección de Contribuciones de Santa Cruz, siendo la cantidad adeudada 19 pesetas y 96 céntimos.
Todo esto, así como los detalles de su aciaga jornada del 22 de abril de 1923, no es más que anecdótico, aunque interesa por tratarse de un personaje de su envergadura. A fin de cuentas, lo verdaderamente importante es su admirable trayectoria como cuidador y como figura cumbre de la gallística canaria, que dejó la mejor herencia posible a través de sus muchos discípulos y entre ellos del más grande cuidador de todos los tiempos, Francisco Oliveira Dorta, más conocido como Pancho "el Músico", del que saldría a su vez una galería de cuidadores excepcionales.
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Aquí tenemos otra foto de Adolfito, en la gallera de San José. La reproduce Pedro Cárdenes en su libro, y es un detalle de la siguiente, en la cual, aun en 1970, dentro de una crónica del Diario de Las Palmas, se lo llama "el mejor gallero de todos los tiempos", lo cual no era lo que pensaba don Pedro, ya que para él ese título lo ostentaba "el Músico". Pero sirve para recordar lo enormemente apreciado que fue en las dos islas punteras de los gallos canarios.
Al dorso de esta foto que poseía Francisco Dorta, se dice que es de 1910 y que el gallo es "el Centén de América", aunque la descripción que tenemos de este gallo se corresponde más bien con el que aparece en la otra foto del grupo, que está en la contraportada del Diccionario gallístico de Canarias. Los personajes son, de pie, Domingo Ortiz, Esteban Fuentes, Vicente Molina y Molina "el Guapito", sentados, Tomás Peraza, Pedro Acevedo, Adolfito y Alejandro Pajés, y en el suelo, Pedro Hernández "el Bombo" y Domingo Solís.
Las figuras destacadas de esta foto, aparte los galleros Adolfito y Solís, son don Pedro Acevedo, padre de don Cecilio Acevedo y motor de la afición norteña durante décadas, y don Tomás Peraza, casteador de bandera lagunero, famoso ante todo por su "Sacaapuros", con el que Adolfito ganó 11 peleas y del que procedería la sensacional casta de los "tejineros" de don Adolfo González.
Un reportaje en el periódico deportivo tinerfeño Aire Libre, del 9 de diciembre de 1946, homenaje a la vez a Adolfito y al "Sacaapuros":