Francisco Abreu y García nació en 1861 y murió en 1912, con solo 51 años. Fue una figura política y médica muy importante para la sociedad palmera, que lo recuerda en una calle de la capital.
Estudió en La Laguna y luego en Sevilla y Madrid, convirtiéndose en 1890 en licenciado médico y cirujano. Ejercería en su ciudad natal, llegando a ser muchos años director del Hospital de los Dolores, donde llevó a cabo infinidad de operaciones. Fue conocido como "el amigo de los pobres", ya que no solo visitaba gratuitamente a los enfermos necesitados, sino que hasta les dejaba el dinero para los medicamentos de que precisaban.
En el terreno cultural, Francisco Abreu creó la sociedad La Unión, que celebró el primer certamen literario de Canarias, y fundó un periódico con el mismo nombre. También inauguró la primera biblioteca pública de la isla de La Palma, e impartió numerosas conferencias.
Tenía una quinta en El Brezal (Breña Alta), donde criaba gallos. Y es que fue un enorme aficionado a los gallos finos. Él fue quien hizo la casa del partido de Abajo, a fines de siglo. Fue jefe de valla, soltador y casteador, y tuvo muchos gallos famosos, de nombres pintorescos: "el Antifaz", "el Asesino", "el Ranchero", "el Molinero", "el Peón", "el Buen Vino", "el Albéitar" y "el Agua de Malva". En la temporada de 1904, hubo una jornada en que pelearon cinco gallos suyos, o sea la tanda completa, ya que antiguamente, como es sabido, se casaban cinco gallos por jornada en La Palma. Este resultado de 5-0 era conocido como "cerdón".
Cuando Alfonso XIII, el Borbón de turno, visitó a La Palma en 1906, después de haberse entretenido tirando al pichón en su barco asistió a dos peleas en el Circo de Marte, soltando los gallos don Francisco Abreu y, por el partido de Arriba, don Pedro Cuevas Pinto, que era un prestigioso abogado posteriormente muy beligerante con la dictadura de Primo de Rivera. Ambos iban vestidos de chaqué. A uno de los gallos ganadores, en un combate de seis minutos, lo bautizaron "Alfonso XIII"; volvió a ganar varias peleas, hasta que acabó perdiendo con otro gallo al que rápidamente pusieron "la República".