Con la temporada 1992-1993 concluyo este repaso a viejas temporadas aún no muy distantes en el tiempo.
1993 fue el año en que
inicié mis colaboraciones gallísticas en la prensa, que se prolongarían por dos
décadas. Aún no escribía crónicas, pero ya publiqué un artículo extenso sobre
Pancho el Músico, el balance de la temporada tinerfeña y, con mi amigo Agustín
Morales, la reseña del Campeonato Regional.
Se celebró ese Campeonato
en Gran Canaria, donde, si no me equivoco, Suso Yánez cuidando en Telde había
derrotado a Paco Falcón en Arucas. Es lamentable que esta isla, la número uno
en información gallística durante un siglo, cayera en la nada después de que
Martín Díaz se retirara.
En Lanzarote, Toño el
Rebotallo vuelve a la isla donde había cosechado grandes triunfos, pero esta
vez logra por fin ganarle Adolfo el Pichón, quien revalida su triunfo del año
anterior, al mando de la gallera de Arrecife. Estos dos grandes galleros se
estimaban y respetaban mucho. Ahora se da un toma y daca entre ambos hasta que
Adolfo, con un capote rabón, se pone definitivamente por delante, para acabar
obteniendo una ventaja de 10 riñas. Fue un buen dato que los mejores casteos
fueran de la isla: los de los hermanos González Díaz por Arrecife y los de
Domingo y Felipe por Teguise.
En La Palma, Quico
Acosta, convertido ya en el mejor cuidador de la década, vuelve a la gallera de
su pueblo, Tazacorte, y le gana a Roberto Hernández por 13 riñas. Fue una buena
temporada, en que también un capote rabón (en la décima jornada) inclinó
decisivamente la balanza. Tazacorte tuvo muy buenos gallos de los hermanos
Elvira, Lope Acosta y los primos Acosta. Y los gallos punteros fueron un
colorado de Antonio Lorenzo que ganó cinco riñas y entabló la sexta y el
gallino “el Soldado” del clásico casteador de Los Llanos Pablo Hernández.
Buena fue también la
temporada entre la Guerra y la Nueva, ganándole Maso (Nueva) a Valentín
(Guerra), por cinco riñas. Los gallos de Peña Canarias hicieron una gran
campaña.
La temporada palmera fue
cubierta en Jornada Deportiva por Alonso Plasencia, un gran conocedor
que dio por tanto informaciones óptimas, además de muy ponderadas, sin dejarse
llevar nunca por el partidismo. Al igual que había ocurrido en Gran Canaria con
Vinicio Marco y Martín Díaz, se queja de las peleas que se prolongan
absurdamente, llegando una de ellas a durar... 36 minutos y 15 segundos.
Obviamente, es de la
temporada tinerfeña de la que tengo más informaciones, por no decir que las
tengo todas, ya que asistí a cada una de las peleas y conservo todos los
programas, anotados.
Florencio Hernández y
Jorge Benítez hacen otra buena temporada, aunque vuelve a evidenciarse la
superioridad de Garachico, que al ganar por 11 riñas restó emoción, como en
otras contratas que acabamos de comentar. Este fue el primer año en que las
peleas se celebraron en San Pedro de Arriba, barrio güimarero muy vistosamente ubicado,
con el salón de la asociación de vecinos junto a unos bonitos lavaderos. A dos
pasos, la casa de Gonzalo Alberto y la pequeña finca de Pancho Almeida, dos
rincones de la isla donde tantos buenos momentos pasamos, antes y después de
las peleas. Güímar contaba con buenos gallos de Juan Díaz, Eusebio Mora, Peña
El Sauzal, Manuel Espejo o la Peña Las Lajas, pero Garachico se consolidaba con
la flor de la Peña Ucanca, Filiberto López y Peña Arango, que en aquel momento
estaban en la cresta de la ola; aparte, había muy buenos gladiadores de Álvaro
González y Peña los Realejos. Recuerdo en especial un gran giro de cinco riñas
de Peña Ucanca. Garachico confirmaría ser el mejor partido de la isla, al ganar
al final el II Trofeo Eduardo Pérez Ascanio.
Este es el programa de la jornada final. Al ganar Güímar por ventaja (el mejor resultado que se puede dar, por cierto), Garachico se quedaba con 11 riñas definitivas a su favor.
Este es el programa de la jornada 13, que ganó el Norte por 4-2 y una tabla:
El 31 de enero se celebraron en el terrero de Los Campitos unas riñas a beneficio del joven luchador Berto de la Rosa, que tenía que hacerse una operación de vida o muerte en los Estados Unidos. Son infinidad las contribuciones de la afición de gallos a causas humanitarias, y esta es un simple ejemplo de ello.
*
El Campeonato Regional
fue un paseo para la selección de Palma, que solo perdió dos de sus catorce
peleas. Nada puedo añadir a lo que digo en esta reseña, hecha con el sabio
asesoramiento de Agustín Morales, el eximio cantor de ópera santacrucero y
entrañable amigo. He puesto encima de la foto del periódico la original, para
que se vea mejor. En primer plano, don Luis Martínez, Machín y don Florencio
González. A la izquierda, Antonio Marrero (“el Rubio”). Entre Luis Martínez y
Machín, Anastasio. Entre Machín y don Florencio, don Luis González Ríos. Y a la
derecha, Marcial Bermúdez y Antonio Hernández. En las gradas, creo distinguir a
Felipe Reyes, con barba y brazos cruzados.