Se cumplieron este mes 40 años de la desaparición de Francisco Dorta, el mayor cuidador que ha dado Canarias, por no decir el mundo, sin que me lleven a esa afirmación fervores patrióticos que nunca he tenido. Y es que la cuida gallística canaria, en la forma que aquí cristalizó, o sea como cuida de gallos de un partido y no de una persona, revestía una complejidad especial, al prolongarse las grandes temporadas por 16 ó 17 jornadas del más alto nivel.
Muchos solo conocieron al “Músico” de los años 50 y 60, o sea cuando ya estaba en la casa de los 60 años. Pero el gran Pancho fue el de los años 10, 20, 30, 40 e inicios de los 50. De 52 temporadas en que cuidó (ningún profesional se ha acercado a esa cifra ni por asomo), ganó 40, perdió 10 y entabló 2. Y cuando perdió, salvo un par de excepciones, fue porque no tenía un mínimo de gallos, ya que una de las grandezas suyas fue haber cuidado largamente en partidos inferiores. Es muy difícil, y en general imposible, ganar cuando el rival tiene muchos mejores gallos, pero eso lo hizo Pancho repetidamente, tanto en Triana como en La Espuela. De haber cuidado en San José o en el Norte, ni queremos pensar en las palizas que hubiera dado.
Se solía decir que, sumadas todas las cualidades de los restantes galleros canarios, no darían a un cuidador como él. Y además, maestro de maestros, de él salió, aparte Julián Castillo, Domingo Prieto o Pablo Amador, el que logró igualarlo por unas pocas temporadas: Pepe Palmero, que fue como un hijo para él. Francisco Dorta había aprendido a su vez de Adolfo Ganges (“Adolfito”), al que logró superar y hasta vencer en las gloriosas temporadas en que se enfrentaron.
Hoy recordamos de nuevo a este genio de la cuida gallística, y persona absolutamente excepcional: Don Francisco Dorta, Pancho “el Músico”, que componía versos y soplaba el fiscorno en la banda de música de la capital de Tenerife.