viernes, 15 de enero de 2010

Entrevista a Alejo Yánez, por Fernando Ojeda

Si tuviese que encontrar un nombre que sea sinónimo de entereza, vitalidad, cariño y memoria, ese sería Alejo Yánez, que a sus 93 años y bien llevados me cuenta la historia de los gallos en Gran Canaria. He de decirles a los aficionados que sentí pánico al entrevistar a Alejo Yánez. ¿Que porqué? Pues porque si él había puesto a Pancho el Músico contra las varillas, qué no podría hacer conmigo.

Cuénteme, don Alejo, cuándo comenzó en este deporte…

En el año 1934, Don Simón Doreste Struch era secretario del Partido de San José y su presidente era Don José Juan Mejías. Don Simón fue a buscarme a Teror. Yo me encontraba con mi padre trabajando en la carretera que conduce a Las Rosadas, y Don Simón le dijo a mi padre si me podría venir con él para Las Palmas, porque a mi me gustaban mucho los gallos. Al principio no lo vio con buenos ojos, pero aceptó, ya que mis hermanas vivían en Las Palmas y me quedaba en su casa.
Pero antes de todo esto quiero que escribas una cosa que nadie ha escrito hasta ahora. Cuando estalló el movimiento del 18 de Julio, a las dos de la mañana fue a buscarme la guardia civil a mi casa. "¿Se encuentra Alejo?" Y mi padre contestó que sí. "Pues que se levante y nos acompañe". Mi padre dijo si podía venir conmigo y le dijeron que no.
Me llevaron al hotel del Pino, y cuando llegué estaba Maestro Vicente, que era el guardián de la presa Quiebra Monte, y un teniente, y me dijo el teniente: "¿No es verdad que tú y Guillermo Ascanio fueron los que repartieron los programas en Teror pueblo donde decía: “Arriba pueblo, que nos quitan el agua”?". Era una manifestación que vinieron de Arbejales y varios sitios. Yo le dije al teniente que no había repartido esos programas, y que que preguntase si había sido yo el que había repartido esos programas. Me dijeron que subiese a un furgón blanco, donde había dos personas dentro, y nos llevaron al colegio José Pérez. Nos bajaron, y dijo el teniente: "Yo vengo mañana", y a eso de las doce llegó, y el teniente me dijo: "Te has salvado por lo que dijiste, que si no, hubieses ido a la sima de Jinámar con aquellos dos". Todo esto fue por la apertura de la presa para llevar agua a los manantiales de San Isidro, donde estaban los ricos.

¿Cuál fue su primer Partido?

El Bloque en Teror con Justo López de cuidador en el año 1933, contra Domingo El Boyero, que estaba en el Pinito. Maestro Nemesio era el jefe. La casas de gallos en Teror estaban: El Pinito en el barrio El Álamo y el Bloque en la Vuelta Peña, que es la curva que está antes de llegar al casco de Teror, donde está hoy día la gasolinera.

¿Quién fue su maestro?

Pepe El Picador, pero también aprendí de Domingo El Boyero, Juan Lucas y El Pichón.

¿Cómo era Pepe El Picador?

Era muy bueno, pero lo cogió Pancho y... Pancho era mucho Pancho.

¿Con que casteadores contaba en el Bloque?

Con Santiago Domínguez, José Nuez, el maestro Juan Santos, que fue el que sacó el gallo El Barbero de Teror...


¿Cómo era la afición en Teror?

Muy buena. Había llenos totales, las peleas se celebraban donde hoy está el parking de los minusválidos, detrás del Palacio.

¿Dónde estaban las casas de gallos en la capital de Las Palmas?

La de Triana donde están hoy los tanques de la depuradora en Barranco Seco.
La de San José en el Paseo Lugo, donde está la clínica nueva.
La de Vegueta en la casa encarnada que está a la entrada de San Lorenzo (aún está ese edificio). Era de Don José Hernández López.
Se peleó en la gallera de Bravo Murillo, después en el Cuyás y antes de la gallera López Socas peleábamos en el patio del colegio que está entre la calle Aguadulce y la plaza de la Feria.

Dígame los casteadores más significativos que tuvo San José.

Don José Villegas, Don José Hernández López, Don Juan Suárez “el del molino de Tamaraceite”, Don Martín del Castillo, Don José Araña, Don Benito Lucas de Arucas, Don Ignacio Regidor, Don Pedro Cárdenes, Don Antonio Falcón, que era capitán de Artillería, y los hermanos Falcón.

¿Cómo fue su estancia en Lanzarote?

Muy buena. Estuve 4 años y perdí uno por el millo. Era el millo malo que venía de Argentina y me dijo uno que lo mojara y los gallos se me embucharon.

¿Y qué recuerda del gallo “El Cotorro” ?

Me lo llevé yo en 1948 para Lanzarote con una tanda de gallos de San José sin decirle nada a Domingo El Boyero, que fue el que lo había sacado, y peleó con once meses.

Pancho El Músico ¿cómo era?

Fue lo mejor que ha dado esta tierra. Aprendí de él por una carta que le envió a Manuel Hernández Garavote, que decía: “las pechas, para que el gallo pique, deben ser duras, y después irlos trabajando un día dos minutos, al otro tres minutos y así sucesivamente”. A los viejos no les gustaban las pechas duras, porque decían que iban a matar al gallo. Después de las peleas les dábamos sopas de pan y leche y hoy día le ponen millo y le dejan el agua. Joven, cuando el gallo vira la cola es que no quiere más agua. Tengo que decir también que Pancho JAMAS utilizó porquerías, y todo lo que digan es mentira.

¿Como se le ocurrió poner contra las varillas a Pancho?

Derroté a Pancho con su misma medicina (Sonríe): con lo de la carta que ya le comenté. En esas peleas muchos ganaron dinero y muchos perdieron y decían cosas y tal, y recuerdo que me dirigí al coche donde estaba Pancho, que ya se marchaba, y le dije: "Maestro, ¿ usted cómo vio las peleas?", y me dijo: "Alejo, sus gallos pelearon de maravilla".

En el año 1956 y 1957 no pudo con Julián Castillo por la peste aviar. ¿En aquellos tiempos, cómo se solventaban estos problemas?

Dése cuenta que fueron dos años, e íbamos sacando pollos de aquí, gallos de allá.


En 1968 estuvo en Vegueta ¿cómo fue?

Las mejores peleas fueron con "Pola Vieja" pero me marché de Vegueta porque no me pagaban y cogió la casa de gallos Antonio Salud.

Es sabido que usted sabe muy preparar los pollos ¿Cuál es el secreto?

El Cotorro peleó con once meses. Tuve un pollo que ganó cuatro domingos seguidos y otro de Don Ramón Rodríguez que peleó tres domingos seguidos. Los pollos son “chiquillos” y como “chiquillos” no se les puede tratar como un gallo adulto, no forzarles mucho, darles mucha soltura, llamarles con el cachiporro. Trabajarlos dos o tres minutos y no darles mas de cinco. Los gallos son como las personas.

¿Que cualidades tiene que tener un buen gallero?

De vicios nada, eso para empezar. Trabajar los gallos bien trabajados, agacharse, estar en buena forma física. Si te fijas bien, en las peleas de ahora los gallos, cuando tiran, tiran con las patas tiesas, y las patas del gallo tienen que estar flexibles, y eso es porque no los trabajan como es debido. Dormir en la casa de gallos los seis meses. Yo dormía en la casa de gallos y me hacía la comida allí, no tenía vacaciones. En las casas de gallos había un cartel que ponía Prohibido Fumar, y desde el más rico hasta el más pobre nadie fumaba.

¿Ha casteado?

Si, claro, en una finquita que tenía en Firgas, pero un perro me entró y me mató todos los gallos. He sacado, pero no hago publicidad. Los gallos, que no sean parientes, y buscar siempre al gallo inglés, que da igual perder. Mientras sea un buen gallo, que le peguen y vaya a por su contrario, ese es el gallo inglés. Mira que don José Villegas llegó a castear con cachiporros.

Un gallero: Don Pancho El Músico.
Un casteador: Don José Villegas.
Un gallo: El Cotorro.
Un color: El colorado-retinto.
Un recuerdo: Todo el tiempo que pasé con los gallos.
Una anécdota: Los respectivos soltadores de Triana y San José eran Domingo Guerra y José Villegas respectivamente. En el momento en que soltaron los gallos, Villegas le cogió el dedo a Domingo, y este gritaba: "¡Suelte, don José, que me parte el dedo!" ¡Fuerte fiesta se formó en el Cuyás!


Don Alejo es la memoria viva de los gallos, que no tienen nada que ver con los gallos de hoy día, es otra historia. La profesión de gallero antiguamente era algo fuera de lo normal, era una especie de sacerdocio. Si hubiese una universidad de los gallos, don Alejo sería el rector de esa universidad, porque sus conocimientos de los gallos no pueden pasarse de largo. No se ha escrito nada sobre el cuido de gallos, pero es él la persona indicada para escribirlo, porque, como dice él, los jóvenes tienen que aprender de los mayores, porque los gallos son de los viejos y somos los que trasmitimos esos conocimientos. Que Dios le dé mucha salud para que nos siga prestando su memoria.