Dio inicio la temporada entre los partidos de Los Llanos y Tazacorte, imponiéndose el partido de la costa por 4-3 y una tabla. Buen ambiente en el Pabellón tazacortense, y riñas en conjunto buenas, con una duración de tan sólo 37 minutos y 43 segundos.
Los Llanos ganó las dos iniciales, en 8:30 y 4:50. En la primera (4.3), con su colorado “el Escolar”, de Josito “el Mensu”, ayudante de Valentín, ya que el giro “el Sabrosito” de los hermanos González Ferraz acabó arriándose, y en la segunda (4.2) con un colorado de Miguel y Suso, que se las vio con un colorado de Antonio Lorenzo Sánchez (“el Venezolano”). Fue esta la mejor riña del día, extraordinarios los dos, cortando primero Tazacorte, reaccionando Los Llanos y viéndose entonces un tiro a tiro en que el de Miguel y Suso logró ser más efectivo.
Tazacorte empató al ganar la tercera y la cuarta, en 1:24 y 2:18, con el melado “Triple H” de Luis y José y un giro de Piepalo. El melado (4.1) venía dando con las espuelas y desafinó por completo al melado “el Guitarra” de Carlos Manís, y lo mismo puede decirse del giro, que no dio opciones al canabuey de Quelo Plasencia.
Las tablas se dieron en la quinta, entre un gallino de Peña Valencia por Los Llanos y el colorado pinto “el Chupa” de Peña El Salto (3.15). Tablas de calidad, que sólo duraron 2:20. El gallino quedó ciego en pelea, pero emparejó la riña y, con ambos gallos muy peligrosos, se acordó sabiamente dar la tabla. Un ejemplo para las otras contratas de las islas.
Gana Los Llanos la sexta (3.14), pese a que el gallino “el Cubano” de los Hermanos Pulido, veterano de la contrata Argual-El Paso, no viniera muy bien. Buscó recursos echándose fuera, dando vueltas cortas, y acabó por emborrachar al melado “Carta Oro” de Cheché, retirado a los 12 minutos.
Tazacorte volvió a empatar, gracias al melado “la Doñita” de los hermanos Martín (3.8). Tuvo delante a un giro del presidente de La Espuela, Virgilio Pérez Vargas, que, aunque acusó el poco tiempo que llevaba en la casa de gallos, dio la cara con valentía. Duración: 5:44.
El peso libre (4.8) le dio el triunfo a los locales. Sin historia: el giro de Peña Miranda ganó de un tiro a los 37 segundos, no dejándole al colorado de Pablo Hernández ni picar.
Llama la atención en esta jornada que pelearon gallos de 16 casteadores, siendo este el derrotero que se le quiere dar a la histórica contrata esta temporada.
Decálogo del buen aficionado de gallos
El 2 de enero de 1990 publicaba el gran pintor de gallos Vinicio Marcos, con su seudónimo de “Espuela Negra”, en “Canarias7”, un artículo de apertura de temporada en el que incluía este “Decálogo”, tan actual entonces como hoy:
1.- No debe preocuparse con quien pelea su gallo, en encuentro establecido en las debidas condiciones.
2.- Guarde la debida mesura, sin violentarse. Los que pelean son los gallos.
3.- Si un gallo huye, acredita posiblemente mala selección. Si es suyo, tome tranquilamente las debidas medidas.
4.- Cuando ambos gallos están imposibilitados –ciegos o despicados–, pedir la tabla inmediatamente. No debe alargarse innecesariamente lo que ya no es espectáculo.
5.- Las novedades de la riña puede reservárselas si las advierte primero; ya se encargarán otros de vocearlas.
6.- No renunciar nunca a la propia responsabilidad para mejorar el espectáculo (por todas las medidas que puedan adoptarse en este sentido).
7.- Las apuestas no deben pasar en el desarrollo de la riña. No se apasione.
8.- No olvidar que el protagonista de la fiesta y del espectáculo es el gallo, que debe salvarse en lo posible. No malograr un buen gallo inútilmente.
9.- Desear la mayor igualada, seguro medio de mantener la rivalidad y la afición.
10.- Guarde el tono eminentemente deportivo del espectáculo, teniendo presente que las riñas serán tanto mejores cuando más breves y dinámicas sean y menos se tenga que lamentar. Salvemos, si es posible, al formidable protagonista.
Fernando Ojeda
De Arucas nos escribe el aficionado Fernando Ojeda recordando a Domingo “el Boyero”:
“Mi afición a los gallos se la debo a un tío mío que desde chico estuvo en la casa de gallos de Arucas y estuvo con Domingo el Boyero. Me cuenta que el Boyero para colocar una espuela se pegaba como una hora más o menos. Mi tío le sujetaba el gallo, y el Boyero le ponía las prótesis que el consideraba; que se tiraba al suelo y desde el suelo miraba si la espuela estaba bien colocada, y así durante una hora o más con todos los gallos que iban a pelear. Era muy escrupuloso, lo mismo que con el peso de los gallos. Cerraba la casa de gallos y ningún casteador o aficionado podía estar allí mientras él pesaba los gallos. Era desconfiado como Pancho. Le llegó a decir a mi tío que si llevaba cuentos de los pesos jamás volvía a pisar la casa de gallos, y él, claro, no decía ni mu. Me llega a contar que al Boyero le ganaban los gallos que eran ciegos (menuda maestría). Le pregunto que para él cuál fue el mejor o los mejores galleros que el conoció y me dice que fueron El Boyero y Don Pancho el Músico.”
Ya averiguado que el maestro del “Boyero” fue Lázaro Jiménez, falta por saber si este cuidador antiguo era familia de Pepe Jiménez, discípulo de Pancho que, natural de Arucas, se hizo famoso en La Palma allá por el medio siglo.
Concluye este aficionado con estas palabras que compartimos plenamente: “Para esta temporada que comienza en la isla de los gallos les deseo a todos los galleros y casteadores de todas las islas buena suerte y que las peleas sean buenas; que da lo mismo ganar o perder y que lo importante es sacar buenos castíos.”
Los Llanos ganó las dos iniciales, en 8:30 y 4:50. En la primera (4.3), con su colorado “el Escolar”, de Josito “el Mensu”, ayudante de Valentín, ya que el giro “el Sabrosito” de los hermanos González Ferraz acabó arriándose, y en la segunda (4.2) con un colorado de Miguel y Suso, que se las vio con un colorado de Antonio Lorenzo Sánchez (“el Venezolano”). Fue esta la mejor riña del día, extraordinarios los dos, cortando primero Tazacorte, reaccionando Los Llanos y viéndose entonces un tiro a tiro en que el de Miguel y Suso logró ser más efectivo.
Tazacorte empató al ganar la tercera y la cuarta, en 1:24 y 2:18, con el melado “Triple H” de Luis y José y un giro de Piepalo. El melado (4.1) venía dando con las espuelas y desafinó por completo al melado “el Guitarra” de Carlos Manís, y lo mismo puede decirse del giro, que no dio opciones al canabuey de Quelo Plasencia.
Las tablas se dieron en la quinta, entre un gallino de Peña Valencia por Los Llanos y el colorado pinto “el Chupa” de Peña El Salto (3.15). Tablas de calidad, que sólo duraron 2:20. El gallino quedó ciego en pelea, pero emparejó la riña y, con ambos gallos muy peligrosos, se acordó sabiamente dar la tabla. Un ejemplo para las otras contratas de las islas.
Gana Los Llanos la sexta (3.14), pese a que el gallino “el Cubano” de los Hermanos Pulido, veterano de la contrata Argual-El Paso, no viniera muy bien. Buscó recursos echándose fuera, dando vueltas cortas, y acabó por emborrachar al melado “Carta Oro” de Cheché, retirado a los 12 minutos.
Tazacorte volvió a empatar, gracias al melado “la Doñita” de los hermanos Martín (3.8). Tuvo delante a un giro del presidente de La Espuela, Virgilio Pérez Vargas, que, aunque acusó el poco tiempo que llevaba en la casa de gallos, dio la cara con valentía. Duración: 5:44.
El peso libre (4.8) le dio el triunfo a los locales. Sin historia: el giro de Peña Miranda ganó de un tiro a los 37 segundos, no dejándole al colorado de Pablo Hernández ni picar.
Llama la atención en esta jornada que pelearon gallos de 16 casteadores, siendo este el derrotero que se le quiere dar a la histórica contrata esta temporada.
Decálogo del buen aficionado de gallos
El 2 de enero de 1990 publicaba el gran pintor de gallos Vinicio Marcos, con su seudónimo de “Espuela Negra”, en “Canarias7”, un artículo de apertura de temporada en el que incluía este “Decálogo”, tan actual entonces como hoy:
1.- No debe preocuparse con quien pelea su gallo, en encuentro establecido en las debidas condiciones.
2.- Guarde la debida mesura, sin violentarse. Los que pelean son los gallos.
3.- Si un gallo huye, acredita posiblemente mala selección. Si es suyo, tome tranquilamente las debidas medidas.
4.- Cuando ambos gallos están imposibilitados –ciegos o despicados–, pedir la tabla inmediatamente. No debe alargarse innecesariamente lo que ya no es espectáculo.
5.- Las novedades de la riña puede reservárselas si las advierte primero; ya se encargarán otros de vocearlas.
6.- No renunciar nunca a la propia responsabilidad para mejorar el espectáculo (por todas las medidas que puedan adoptarse en este sentido).
7.- Las apuestas no deben pasar en el desarrollo de la riña. No se apasione.
8.- No olvidar que el protagonista de la fiesta y del espectáculo es el gallo, que debe salvarse en lo posible. No malograr un buen gallo inútilmente.
9.- Desear la mayor igualada, seguro medio de mantener la rivalidad y la afición.
10.- Guarde el tono eminentemente deportivo del espectáculo, teniendo presente que las riñas serán tanto mejores cuando más breves y dinámicas sean y menos se tenga que lamentar. Salvemos, si es posible, al formidable protagonista.
Fernando Ojeda
De Arucas nos escribe el aficionado Fernando Ojeda recordando a Domingo “el Boyero”:
“Mi afición a los gallos se la debo a un tío mío que desde chico estuvo en la casa de gallos de Arucas y estuvo con Domingo el Boyero. Me cuenta que el Boyero para colocar una espuela se pegaba como una hora más o menos. Mi tío le sujetaba el gallo, y el Boyero le ponía las prótesis que el consideraba; que se tiraba al suelo y desde el suelo miraba si la espuela estaba bien colocada, y así durante una hora o más con todos los gallos que iban a pelear. Era muy escrupuloso, lo mismo que con el peso de los gallos. Cerraba la casa de gallos y ningún casteador o aficionado podía estar allí mientras él pesaba los gallos. Era desconfiado como Pancho. Le llegó a decir a mi tío que si llevaba cuentos de los pesos jamás volvía a pisar la casa de gallos, y él, claro, no decía ni mu. Me llega a contar que al Boyero le ganaban los gallos que eran ciegos (menuda maestría). Le pregunto que para él cuál fue el mejor o los mejores galleros que el conoció y me dice que fueron El Boyero y Don Pancho el Músico.”
Ya averiguado que el maestro del “Boyero” fue Lázaro Jiménez, falta por saber si este cuidador antiguo era familia de Pepe Jiménez, discípulo de Pancho que, natural de Arucas, se hizo famoso en La Palma allá por el medio siglo.
Concluye este aficionado con estas palabras que compartimos plenamente: “Para esta temporada que comienza en la isla de los gallos les deseo a todos los galleros y casteadores de todas las islas buena suerte y que las peleas sean buenas; que da lo mismo ganar o perder y que lo importante es sacar buenos castíos.”