Juan Antonio Díaz, que prosigue como
casteador la trayectoria de su padre, el inolvidable Juan Díaz, nos envía con
frecuencia programas y fotos que llegan a sus manos. Estas dos son de especial
interés. La primera es en la casa de gallos de La Espuela, y en ella aparece
Antonio Salud. El misterio es que a Salud no lo registramos como cuidador en La
Espuela sino ya en 1973, y la foto es sin duda anterior a esa fecha. No sabemos
quiénes son los otros, y ya nos faltan aficionados antiguos que los hubieran
identificado, como un Orlando Dorta o un Julián Castillo; solo se nos ocurre
Pepe Cabrera (Pepe el Negro), pero le perdimos el rastro hace años.
En la siguiente foto también hay un
misterio. Se trata del IV Campeonato Regional, celebrado en Tenerife, sin la
participación de Gran Canaria, por haber allí peste aviar, y que ganó la isla
de La Palma. Se utilizó el sistema de liguilla y aquí vemos una instantánea del
enfrentamiento entre Lanzarote, que ganó por 4-3, y la isla anfitriona. Entre
los aficionados detecto (con margen de error para algunos) a Agustín Delgado (a
quien le ganó en el campeonato un colorado por cuarta vez), Antonio el calvo,
Julio el taxista, Eusebio Mora, Manuel Luis Regalado, Luis Barre Barre,
Anastasio Acosta, Manuel Espejo, Ignacio Villalba, Marcial Martín, Gerardo
Cabrera y Suso Lemes. El misterio está en los banquillos. En el de Tenerife
aparece Pablo Amador (con Espejo como soltador), pero lo raro es que esa
temporada quien cuidó en el Norte fue Paco Falcón porque Pablo se recuperaba de
una operación; ¿quizás por algún motivo no estaba Paco y lo sustituyó Pablo? En
el banquillo de Lanzarote debía estar Adolfo el Pichón, pero en este caso me parece
que puede ser el que, de perfil, se ve con un habano, entre los dos calvos. Sea
como sea, es una buena foto, en el cine de Garachico (también se peleó en el
Parque San Francisco).
Añadimos esta foto que nos envía el
siempre solícito Fernando Ojeda, a quien este espacio debe tantas aportaciones.
En este caso, el misterio es total, ya que no sabemos sino que es en una
gallera de Gran Canaria. Pero la foto tiene sabor, con ese aficionado vestido
con la elegancia popular de tiempos pretéritos y que no volverán.