domingo, 25 de agosto de 2024

Tres fotos

Juan Antonio Díaz, que prosigue como casteador la trayectoria de su padre, el inolvidable Juan Díaz, nos envía con frecuencia programas y fotos que llegan a sus manos. Estas dos son de especial interés. La primera es en la casa de gallos de La Espuela, y en ella aparece Antonio Salud. El misterio es que a Salud no lo registramos como cuidador en La Espuela sino ya en 1973, y la foto es sin duda anterior a esa fecha. No sabemos quiénes son los otros, y ya nos faltan aficionados antiguos que los hubieran identificado, como un Orlando Dorta o un Julián Castillo; solo se nos ocurre Pepe Cabrera (Pepe el Negro), pero le perdimos el rastro hace años.

  

En la siguiente foto también hay un misterio. Se trata del IV Campeonato Regional, celebrado en Tenerife, sin la participación de Gran Canaria, por haber allí peste aviar, y que ganó la isla de La Palma. Se utilizó el sistema de liguilla y aquí vemos una instantánea del enfrentamiento entre Lanzarote, que ganó por 4-3, y la isla anfitriona. Entre los aficionados detecto (con margen de error para algunos) a Agustín Delgado (a quien le ganó en el campeonato un colorado por cuarta vez), Antonio el calvo, Julio el taxista, Eusebio Mora, Manuel Luis Regalado, Luis Barre Barre, Anastasio Acosta, Manuel Espejo, Ignacio Villalba, Marcial Martín, Gerardo Cabrera y Suso Lemes. El misterio está en los banquillos. En el de Tenerife aparece Pablo Amador (con Espejo como soltador), pero lo raro es que esa temporada quien cuidó en el Norte fue Paco Falcón porque Pablo se recuperaba de una operación; ¿quizás por algún motivo no estaba Paco y lo sustituyó Pablo? En el banquillo de Lanzarote debía estar Adolfo el Pichón, pero en este caso me parece que puede ser el que, de perfil, se ve con un habano, entre los dos calvos. Sea como sea, es una buena foto, en el cine de Garachico (también se peleó en el Parque San Francisco).

 

Añadimos esta foto que nos envía el siempre solícito Fernando Ojeda, a quien este espacio debe tantas aportaciones. En este caso, el misterio es total, ya que no sabemos sino que es en una gallera de Gran Canaria. Pero la foto tiene sabor, con ese aficionado vestido con la elegancia popular de tiempos pretéritos y que no volverán.