Manuel Delgado. Foto Nicolás Lezcano |
Hay aficionados que nos admiran por su constancia y fidelidad no ya a los gallos, sino a un partido en el que han permanecido durante toda su vida. Son ante todo hombres de su gallera, por mucho que abunden las naturales desilusiones o discrepancias con otros aficionados o con algunos cuidadores.
En el partido de Güímar, que es al final, de todos los partidos que ha habido en la isla de Tenerife durante los últimos cinco siglos, el único que ha sabido sobrevivir al naufragio de los últimos quince o veinte años, aún encontramos ese perfil de aficionados, particularmente en Antonio Jorge (“el Cenizo”), Manuel Delgado y Adrián Mederos, desaparecidos Tato Reyes y Gonzalo Alberto.
Manuel Delgado es el más antiguo ya, junto al “Cenizo” (Mederos vino, de su isla de La Palma, poco después). Persona de natural modesto, siempre nos llamaba la atención su presencia en todas las pechas del partido y la regularidad con que peleaban sus gallos, que eran por lo general de buena calidad. Solo he venido a tratarlo recientemente, en algunas jornadas a que he asistido estas dos últimas temporadas, y me tomé como una grata obligación dedicarle este pequeño reportaje, a partir de una rápida entrevista junto a la valla.
Con Gonzalo Alberto le nació la afición cuando tenía solo siete años, y hoy tiene setenta. Gonzalo le dio su primer gallo y a ese siguieron muchos, ya como casteador. Al pasar revista a los numerosos cuidadores que han pasado por la gallera, Manuel Delgado no duda ni un segundo: el mejor, Domingo Prieto, al que pone por las nubes, y después, por su afabilidad y lo bien que preparaba y presentaba los gallos, Jorge Benítez. Entre sus gallos, recuerda sobre todo, un melado naranjito que sacó de un melado palmero y que peleó en el Cine Los Ángeles, y un gallino que llegó a hacer siete riñas. Durante algunos años, con Gonzalo Alberto, sus gallos aparecieron a nombre de La Empresa y marcaron una buena época de peleas en el Sur. Hoy sigue casteando y tiene ahora mismo unos cuarenta gallos y pollos, en el Barranco La Menuda. Asiste a casi todas las peleas, y aprecia positivamente la labor que en la cuida hacen actualmente tanto Óliver Montelongo como Carlos Díaz, para mantener un buen nivel en los principales desafíos de la isla.
De las muchas fotos güimareras que conservo y en que aparece Manuel Delgado, selecciono estas tres que pertenecen a dos pechas navideñas y a una visita del partido de Gáldar, durante las temporadas en que cuidaba José Carlos Rodríguez (“Caballo de Bastos”). Hay grandes aficionados, algunos ya desaparecidos: Tato Reyes, Luis “Barre Barre”, Gonzalo Alberto, Pepe y Diego Amador, Adrián Mederos, Antonio Jorge, Agustín Delgado, Cirilo Trujillo, Alfonso Oval, Momo (taxista), Alberto Plasencia, etc. En la tercera aparecen varios aficionados de Gáldar, y entre ellos Antonio Bolaños. A Manuel Acosta lo vemos en el centro de la primera, junto a Cirilo, y a la izquierda de las otras dos.
En este programa de 2007, aparece cerrando la tanda de Güímar un colorado suyo, que ganó su duelo particular. Curiosamente, cuidaba este año en el Norte Carlos Díaz, hoy consolidado en la gallera de Los Revuelos, y como ayudante en Güimar estaba Horacio de León, gran aficionado palmero con quien coincidí en la última jornada a que asistí en Güímar y con quien fue un placer hablar de gallos, como lo ha sido en estas señaladas jornadas hacerlo con Manuel Delgado, gran aficionado güimarero, tinerfeño y canario.