¡Atención! Estamos ante el programa de gallos más fantástico de la historia. Nunca en toda Canarias se había visto una cosa así, ni se volverá a ver: los gallos de aquel increíble 28 de mayo sumaban... ¡43 riñas!
La temporada anterior ya había
sido calificada de “extraordinaria” por los viejos aficionados. Cuidaban
también Roberto y Piquito en Los Llanos, pero en Tazacorte lo hacía Israel, que
ganó por 1 riña. La última jornada llevaba 8 de ventaja y perdió por capote, un
capote con el que Los Llanos parecía anunciar su tremenda temporada del 67.
Añón y Maso tuvieron este año,
como siempre en Tazacorte, muy buenos gallos, pero Los Llanos, con los célebres
“villegas”, lograron superarlos. Los primeros “villegas” los había traído
Julián el año que cuidó en Los Llanos. Se fue casteando con ellos, sobre todo
José Roberto Pérez Yanes (hijo del legendario don Pepe Melquiades y por tanto
tío de José Luis Melquiades), y los frutos llegaron ahora.
En la jornada 12, las dos tandas
sumaban 30 riñas, pero este día se batieron todos los records.
Tazacorte, como pone el programa,
llevaba 3 riñas. Ganó la primera, y al caer uno de los pesos pesados, o sea el
colorado de Polo Viña, que sumaba nada menos que 7 peleas, casi que se podía
considerar la temporada sentenciada.
Este fue el primer “villegas” del
día, siendo los otros los gallos de la segunda, la quinta, la sexta y la
séptima, que ganaron todos.
El melado de Toto Pino también
sumaba 7 peleas, 4 ganadas este año. Nada pudo hacer con él el novato de Juan
Martín.
En la tercera partía como
favorito el colorado de 3 riñas de Silo Acosta, pero el colorado de los
Adelinos logró una tabla que iría a ser decisiva.
La cuarta fue espectacular, con
el gallo campeón de Tazacorte, o sea el giro de 6 riñas de Lope Acosta,
viéndoselas ante un giro de Pedrianes que tenía 5, dos de ellas este año. El
fantástico giro de Lope pierde, y la atmósfera ya es electrizante.
Recordemosque tal era la rivalidad entre Los Llanos y Tazacorte por aquellos
tiempos gallísticamente felices, que las aficiones no se mezclaban.
El resto fue un desfile de los
“villegas” de Pérez Yanes: el pinto de Marcos Acosta, el legendario “Popotito”
y el no menos legendario pinto de Juan Capirote (así conocido, aunque no
viniera a su nombre). La última y decisiva fue una riña rápida, tercera que
ganaba el pinto este año y séptima de su historial.
Los “villegas” eran típicos
gallos canarios jugadores, que por algo procedían de uno de los más grandes
casteadores que han tenido las islas. El “Popotito” tomó su nombre de una canción de rock de la época, sin duda porque el gallo parecía un bailarín.
El “Popotito” tenía las tres
peleas de este año. Al siguiente (al igual que el pinto de Juan Capirote, que
ganaría su octava) volvió a ganar, y tanto gustó a todos los aficionados, que
Marín Gómez, a pesar de ser de Tazacorte, cuando escribió una temporada crónicas
del Norte y La Espuela en la prensa de Tenerife, firmó con el apodo gallístico
de “el Popotito”.
Otros grandes gallos de esta
mágica temporada, pero que no pelearon en la jornada final, fueron, por Los
Llanos, un retinto de Melquiades, un pinto de Lalo Pérez Rodríguez y un
colorado de Pérez Yanes, y por Tazacorte un giro de Cirilo González y un melado
de Faustino Lorenzo.
Al año siguiente, Arnoldo cuidó
en Los Llanos y Añón en Tazacorte. No hubo continuidad, y Tazacorte volvió a
hacer valer la calidad de sus castíos, propinándole a Los Llanos una paliza.
Los “villegas” ya habían dado lo que tenían que dar, y Tazacorte tuvo grandes
gallos de Cirilo González, Lope Acosta, Silo Acosta, Miguel Martín, los
hermanos Acosta Gómez, etc.
Veamos ahora una foto ya
conocida, pero que viene al caso: Juan Capirote con su gallito, al que le
hablaba como si fuera una persona: