lunes, 28 de diciembre de 2009

Mario José Robles, puntal del Norte

Una de las personas más estimadas por la afición tinerfeña, y en particular la del Valle de La Orotava, es Mario José Robles. Su sordera de nacimiento no le ha impedido haber sido un colaborador muy eficiente de muchas temporadas en la gallera Norte, ubicada en Santa Úrsula, población donde él nació en 1966. Incluso hace dos temporadas fue cuidador, realizando una campaña digna en una competición reñida. Trabaja con los gallos desde hace 26 años. Nos responde a través del correo electrónico a unas breves cuestiones, que nos permiten hacerle a través de esta página un sencillo y cordial homenaje, nuestro y de la afición.
–¿Cómo surgió tu afición a los gallos?
–En el Valle de La Orotava siempre ha habido una gran afición a los gallos, así que era natural que me interesara por las peleas de gallos y por los gallos finos.
–¿De quién has sido ayudante?
–De Francisco Falcón (“Paco”) con el que trabajé durante más de 10 años, de Pablo Amador con él trabajé 2 años, de Jorge Benítez, de Anastasio Acosta, de Tomás León (“Maso”) y ahora de Pedro (“el Cubano”). Con Paco Falcón estábamos yo y Florencio (“Fisio”), aún unos muchachos, habiendo en la gallera una foto en que aparecemos los tres.
– ¿Cómo recuerdas a Pablo Amador?
–Era una persona muy inteligente, cuidadoso con los gallos, limpio, puntual, serio. Y un gran amigo. Trabajé con él durante dos años y me enseñó casi todo lo que sé sobre los gallos: la comida, las espuelas, cortar plumas, descrestar, saber según el estado del tiempo si se podía sacar a los gallos o no, etc.
–¿Cuál es el mejor gallo que has tenido en las manos?
–Es difícil escoger, pero recuerdo en especial uno de Víctor Barreto y otro de Luis Machado.
–¿Cuál ha sido la mejor temporada a que has asistido?
–La temporada de 1983, porque conseguimos la Copa con mucha ventaja.
–¿Qué casteadores de Tenerife recuerdas mejor?
–A Luis Machado, Manuel de León, Víctor Barreto y Eduardo Pérez Ascanio (padre). Todos ellos grandes aficionados, sacaban unos gallos tremendos.
–¿Hay alguna anécdota curiosas que destaques de tu vida gallística?
–En 1988 los del Norte fuimos a La Orotava a pelear, en el Campeonato Eduardo Pérez Ascanio, contra los de Garachico, y un chico que trabajaba con los de Garachico propuso una apuesta de dos millones de pesetas. Pablo no aceptó y al final ganó el Norte. Nos reímos un poco.