sábado, 20 de julio de 2024

Manuel Delgado, gran aficionado güimarero

Manuel Delgado. Foto Nicolás Lezcano

Hay aficionados que nos admiran por su constancia y fidelidad no ya a los gallos, sino a un partido en el que han permanecido durante toda su vida. Son ante todo hombres de su gallera, por mucho que abunden las naturales desilusiones o discrepancias con otros aficionados o con algunos cuidadores.

En el partido de Güímar, que es al final, de todos los partidos que ha habido en la isla de Tenerife durante los últimos cinco siglos, el único que ha sabido sobrevivir al naufragio de los últimos quince o veinte años, aún encontramos ese perfil de aficionados, particularmente en Antonio Jorge (“el Cenizo”), Manuel Delgado y Adrián Mederos, desaparecidos Tato Reyes y Gonzalo Alberto.

Manuel Delgado es el más antiguo ya, junto al “Cenizo” (Mederos vino, de su isla de La Palma, poco después). Persona de natural modesto, siempre nos llamaba la atención su presencia en todas las pechas del partido y la regularidad con que peleaban sus gallos, que eran por lo general de buena calidad. Solo he venido a tratarlo recientemente, en algunas jornadas a que he asistido estas dos últimas temporadas, y me tomé como una grata obligación dedicarle este pequeño reportaje, a partir de una rápida entrevista junto a la valla.

Con Gonzalo Alberto le nació la afición cuando tenía solo siete años, y hoy tiene setenta. Gonzalo le dio su primer gallo y a ese siguieron muchos, ya como casteador. Al pasar revista a los numerosos cuidadores que han pasado por la gallera, Manuel Delgado no duda ni un segundo: el mejor, Domingo Prieto, al que pone por las nubes, y después, por su afabilidad y lo bien que preparaba y presentaba los gallos, Jorge Benítez. Entre sus gallos, recuerda sobre todo, un melado naranjito que sacó de un melado palmero y que peleó en el Cine Los Ángeles, y un gallino que llegó a hacer siete riñas. Durante algunos años, con Gonzalo Alberto, sus gallos aparecieron a nombre de La Empresa y marcaron una buena época de peleas en el Sur. Hoy sigue casteando y tiene ahora mismo unos cuarenta gallos y pollos, en el Barranco La Menuda. Asiste a casi todas las peleas, y aprecia positivamente la labor que en la cuida hacen actualmente tanto Óliver Montelongo como Carlos Díaz, para mantener un buen nivel en los principales desafíos de la isla.

De las muchas fotos güimareras que conservo y en que aparece Manuel Delgado, selecciono estas tres que pertenecen a dos pechas navideñas y a una visita del partido de Gáldar, durante las temporadas en que cuidaba José Carlos Rodríguez (“Caballo de Bastos”). Hay grandes aficionados, algunos ya desaparecidos: Tato Reyes, Luis “Barre Barre”, Gonzalo Alberto, Pepe y Diego Amador, Adrián Mederos, Antonio Jorge, Agustín Delgado, Cirilo Trujillo, Alfonso Oval, Momo (taxista), Alberto Plasencia, etc. En la tercera aparecen varios aficionados de Gáldar, y entre ellos Antonio Bolaños. A Manuel Acosta lo vemos en el centro de la primera, junto a Cirilo, y a la izquierda de las otras dos.




En este programa de 2007, aparece cerrando la tanda de Güímar un colorado suyo, que ganó su duelo particular. Curiosamente, cuidaba este año en el Norte Carlos Díaz, hoy consolidado en la gallera de Los Revuelos, y como ayudante en Güimar estaba Horacio de León, gran aficionado palmero con quien coincidí en la última jornada a que asistí en Güímar y con quien fue un placer hablar de gallos, como lo ha sido en estas señaladas jornadas hacerlo con Manuel Delgado, gran aficionado güimarero, tinerfeño y canario.

jueves, 4 de julio de 2024

El ocaso de Los Llanos


 Nicolás Lezcano

La histórica gallera palmera vive días inciertos que ponen en peligro su continuidad como partido.

No es posible hablar de nuestro deporte sin mencionar a las instituciones que lo han ensalzado. Las galleras, templos de veneración al gallo, centros de alto rendimiento donde los más ilustres nombres de la cuida han gestado grandes proezas sobre las vallas de toda Canarias, siempre reseñadas por los cronistas, para nuestro enriquecimiento cultural y recreo de generaciones futuras.

Pocas son las galleras insulares que podemos calificar de históricas que hoy mantienen su nombre, esencia y prestigio. En La Palma, en el Valle de Aridane, el partido de Los Llanos apiña, desde hace doscientos años, a una de las aficiones más emblemáticas y fervientes de nuestras islas, indisociable a la de su eterna rival, Tazacorte. El antagonismo entre estos dos partidos se pierde en la noche de los tiempos y es consustancial a la idiosincrasia del valle.  Ambas instituciones han sufrido altibajos en su largo bagaje pero contra viento y marea han conseguido salir adelante y celebrar cada temporada sus contratas, siempre  en primera plana de los periódicos de la época y seguidas por el tremendo interés que desde siempre han despertado los gallos en las islas.

Por el salón de Los Llanos pasaron gallos célebres; “el Niño”, “el Caballo”, “el Guerrita”, “el Rosario”, “el Carrizo”, “el República”, “el Devoto”, “el Escopeta”, “el Rubio”, “el Galatea”, “el Agapito”, “el Picopato”, “el Pulina”, “el gallino de Quico Cáceres”, “el Artillero”, o las líneas de “los Matamoros” , “los Mobydick” o “los Machetes”….Hoy es en La Palma donde único pervive la bonita costumbre de bautizar a los gallos. 

También cuidadores históricos, como Rafael Caballero, José Jiménez, Arnoldo Pérez, Manuel Acosta “Piquito”, Francisco Acosta “el Tullido”, Julian Castillo, Pedro Pérez “el Foño”, Roberto Hernández, Tiranión León, Pepe “el Velero”, Antonio Hernández “el Rebotallo”, Tomás León, Miguel Acosta, Francisco Acosta “Quico”, Pedro Pérez, Samuel Mateos, Alonso Plasencia o José Carlos Rodríguez “el Caballo Bastos”. 

Y casteadores  ilustres; Tomás Hernández “el Sordo”, Melquiades Pérez Díaz “don Pepe Melquiades”, Gerardo Scott “Mr. Scott”, Mauricio Duque, José Páez, Alfredo Acosta, José Roberto Pérez Yanes, Juan Antonio Enríquez, José Carlos Ventura, Antonio Viña, José Raimundo García “Pepín”, Neno Pereira, José Luis Pérez Lorenzo “Melquiades”, o quien hoy nos mueve, Carlos Barreto, “el Manís”.

Titulo de propiedad de la gallera Los Llanos

La casa de gallos, ubicada en el camino El Laurel, del municipio de Los Llanos de Aridane,  fue edificada en 1979, en la era José Rodriguez "el Venezolano", con Adelto Cabrera "el Sastre" de secretario, y Odón Acosta y José Carlos Viña también en la directiva , por  aportación popular, dos mil acciones, a mil pesetas cada una, una pequeña fortuna en su época. Miguel Acosta "el Peludo", fue el gallero que la estrenó. Y desde siempre la institución se ha regido por parámetros estrictamente democráticos. 

Hace unos ocho años el partido de Los Llanos atravesó una crisis que puso en peligro su permanencia y por ende la de la contrata decana de las islas, y fue uno de sus socios, Juan Carlos Barreto, el “Manis”, quien tuvo el encomiable coraje de hacerse cargo de la gallera y salvar los muebles, un gesto noble  y no sabemos si suficientemente reconocido en su momento por sus paisanos. La condición que puso, o impuso, fue que él ocuparía todos los cargos directivos, desde presidente hasta vocal y, por supuesto, el de tesorero. Desde entonces la contrata entre las dos insignes galleras se ha venido celebrando con desigual fortuna.

Memorable fueron las temporadas de 2018 al 2020. Barreto fichó al magistral José Carlos Rodriguez, tras varias temporadas en el dique seco, que se enfrentó al entonces número uno Samuel Acosta, por Tazacorte, que lo derrotó en un duelo de titanes, sacándole una ventaja de nueve riñas. Al año siguiente, 2019,  Rodriguez se sacudió y sometió al bagañete a una presión competitiva que no soportó y acabó abandonando a falta de cuatro jornadas. Fue sustituido por el legendario Antonio Hernández “el Rebotallo” que, aunque llevaba tiempo inactivo, se despidió así definitivamente de la afición, y no consiguió enmendar la situación, ganando Los Llanos por dieciséis de ventaja.

La relación de Rodríguez con  el "polidirectivo" acabó mal, como después sería habitual con todos los que irían pasando por la gallera, y  en el 2020 fichó por Tazacorte, protagonizando la mejor contrata de Canarias de ese año y última gran temporada entre los dos históricos partidos, contra el venezolano Wainer Rodriguez, por el que nadie daba un duro cuando llegó y resultó ser un preparador de élite que nos deleitó a todos e hizo sudar lo suyo a José Carlos, que le iba ganando por cuatro riñas cuando la pandemia obligó a suspender la contrata.

Al año siguiente, 2021, con las restricciones post pandemia, Wainer continuó en Los Llanos, derrotando a Samuel Acosta, que volvió a Tazacorte, una victoria doblemente meritoria por los conflictos internos de la gallera llanense.  Terminando la temporada los socios se hartaron de la falta de transparencia en la gestión de Barreto, que además obligaba al gallero a pelear sus gallos,  y un grupo de casteadores jóvenes tomaron el control. Lograron terminar la temporada pero no se consolidó una directiva y el Manis volvió a coger las riendas. En septiembre hizo erupción el volcán.

Las tres siguientes temporadas del partido fueron lamentables, con los pocos casteadores que no se exiliaron por el régimen dictatorial impuesto por el autócrata. En la 2022, con el cubano Yuneski Hernández como cuidador, no hubo contrata con Tazacorte sino un triangular que incluyó a La Guerra, y  Los Llanos quedó última. En 2023 si hubo clásico, cuidando Ayoze Pérez, que perdió contra Samuel Acosta por treinta y seis riñas de ventaja. Y este año 2024, con Valentín Lorenzo, que perdió contra José Ángel Batista “el Menso”, por treinta de diferencia.

La lava se llevó por delante a las galleras de El Paso, Hermanos Pulido y El Morro, y fincas de casteo y gallineros de innumerables casteadores del valle, incluido el propio Barreto, que decidió, por propia iniciativa, trasladarse a las hoy maltrechas instalaciones de la gallera de Los Llanos. Después también decidieron cerrar La Orilla y El Pinito, con la consiguiente desbandada de casteadores, que se han organizado para rescatar y reflotar la gallera llanense, con vistas a devolver su excelencia a  la decana de las contratas canarias, con la férrea oposición del Manís, negado a ceder las llaves y abandonar su atrincheramiento, poniendo en peligro la continuidad de la entidad.

Juan Carlos Barreto es sin duda uno de los grandes gallistas no solo palmero sino a nivel de toda Canarias, además de una enciclopedia viva de conocimientos, que en su momento llevó a cabo una gran gesta, que quedará para siempre en los anales, pero hoy está protagonizando uno de los episodios más tristes de nuestra actualidad gallística. Esperamos que el sentido del deber  por el bien común impere y entre todos encontremos una solución a semejante desaguisado.

Gallera de Los Llanos