Veíamos en la entrevista
a don José Reguera en septiembre de 1991 cómo este se quejaba de los rumbos que
estaba tomando la afición en su isla, donde cada vez se criaban menos gallos.
En la temporada a que corresponde la entrevista, los cuidadores vuelven a ser
palmeros, y nada menos que Roberto en Teguise y Arnoldo en Arrecife. Esto al
menos era un aliciente, aunque las temporadas apoteósicas del “Rebotallo” ya no
pudieran repetirse. Pero es que, además, de nuevo Arnoldo hizo las maletas, y
tan solo a la segunda jornada. Lo sustituyó Lilo, que no era rival para el
veterano Roberto, no siendo de extrañar que Teguise llevara siempre la ventaja,
que llegó a ser de 12 riñas y acabó en 8. Esta fue la primera de las cuatro
temporadas de Roberto en Lanzarote.
El gallo estelar lo tuvo
él: un colorado de Plácido Machín que ganó cuatro peleas en siete domingos.
Plácido Machín, con tres décadas de afición, era entonces el presidente de
honor de la gallera de Teguise.
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Roberto Hernández, en Lanzarote |
Las peleas en Gran
Canaria quedaron durante algunos años huérfanas de crónicas, por lo que solo sé
que Adolfo en Arucas le ganó a Suso Yánez en Telde. Retirado Martín Díaz, no sé
exactamente si por su edad o por su hartazgo de las peleas interminables (o por
ambas razones), habría que esperar algunas temporadas a que yo empezara a
escribir unas pequeñas crónicas en La Provincia, con la información que
me pasaba Antonio Hernández. Pero la prensa de Las Palmas se había convertido
ya en una verdadera vergüenza, muchas veces sacrificando las crónicas y otras
reduciéndolas a su antojo. Era un caso más de incompetencia que otra cosa, ya
que mudaban constantemente los redactores encargados, que ya de por sí eran
unos chapuceros, y nunca olvidaré mi suplicio llamando todas las semanas al
periódico. Con Canarias 7 nada cambiaría. Se trataba ya solo, para
nosotros, de que “algo saliera”. Es triste comparar la prensa canaria de los
años 60 o 70 con la que existe a partir de los 80, avara de páginas y solo
preocupada por el diseño. En Tenerife al menos aguantaba Jornada Deportiva,
pero al final en El Día, para que las crónicas salieran bien (ya que un
ignorante que tiene que adaptar una crónica hará siempre una chapuza, por no
hablar de los titulares que se les ocurren poner) tenía yo que ir todas las
semanas a supervisar todo el artículo. Hoy están todos cercanos a la ruina y
solo sobreviven porque los gobiernos los subvencionan para que digan solo lo
que ellos quieren (no digamos con las actuales cataratas de mentiras que hay
diariamente que verter sobre la “crisis sanitaria”). Y yo me alegro de que se
vayan a la ruina.
En La Palma se repite el
duelo Toño-Maso. Llegaron a la última jornada entablados y parece que amañaron
la última jornada para así dejar la temporada, de la que tampoco tengo
informaciones.
En la Guerra, Quico, con
William y el Zepelín como ayudantes, derrotó por 15 riñas a Domingo Acosta,
sustituido por José Carlos y César Hernández. Se proclamó campeón con una
mantilla en la penúltima jornada, que llenó como de costumbre el cielo de Santa
Cruz de La Palma de tracas y cohetes. Este fue otro de los grandes años de
Crispín Rodríguez, quien tuvo tres giros cada uno de tres peleas.
Como ya iba yo a todas
las peleas en Tenerife, tengo toda la información de las dos contratas de esta
isla. Tras cuatro temporadas ganando, “el pollo de Arucas” pierde ante
Anastasio, aunque solo por dos peleas. La temporada no fue buena, por mucho que
hubiera alternativas y tan pronto se adelantara el Norte como La Espuela. El Norte
llevaba una riña a falta de la última jornada, pero La Espuela se le adelantó
gracias a tres gallos mandados por Quico de la Guerra. Las peleas fueron muy
malas, durando en total dos horas y media. Agustín Delgado fue el mejor
casteador de la temporada.
He aquí el programa de la
última jornada, en el Teatro San Martín:
La gran temporada creo
que de las cuatro islas fue la que se vivió entre Güímar y Garachico, y la
mejor de todas las que yo he visto. En Garachico cuidaba Carmelo Acosta, y en
Güímar su discípulo Jorge Benítez. Güímar sacó siete riñas de ventaja en los
tres primeros domingos, siendo sustituido Carmelo por Pablo Amador, quien
debuta con una mantilla. La temporada prosigue muy igualada, con un enorme
nivel de preparación y calidad en los gallos. Al final Pablo saca dos riñas de
ventaja, pero hay que decir que se dio la inhabitual circunstancia de que Jorge
llevó cuatro gallos mal pesados. He aquí, también, el programa de la última
jornada:
Las peleas, celebradas en
el Bar Carnaval de Arafo y el convento de Garachico, son muy bien recordadas
por todos los que asistieron a ellas.
Sin mayor trascendencia
ni mucha emoción se celebraron unas riñas al final entre los partidos
ganadores y los dos perdedores. La Espuela le propinó una mantilla al Norte y
Güímar le ganó al Norte por 4-2 y una tabla. La tanda del partido sureño la
abría un giro de Nicolás Lezcano, quien ha mantenido la información gallística
del Archipiélago durante los últimos años. El sexto gallo venía a nombre de
Peña Pepe Palmero, sin que me haya sido posible nunca averiguar quiénes
formaban esta peña con el nombre de uno de los mayores cuidadores de todos los
tiempos.
El Campeonato Regional
tuvo lugar en La Palma, cuya selección derrotó en la final a la de Tenerife por
4-2 y una tabla. Aún mi afición no era tanto como para acudir a los
campeonatos. Lo haría en 1993, dando entonces inicio a mi época de cronista.
A pesar de la baja
calidad, veamos tres fotos que acompañaron las crónicas de “Pica y Bate” en El
Día. Esta temporada empezó este crítico y casteador, superlativo
aficionado, a insistir en el periódico sobre las drogas en los gallos, varias
veces apuntando que tanto los gallos del Norte como los de Garachico iban
drogados. Ya hacía algunas décadas que era corriente estimular a los gallos, o
mejor dicho a ciertos gallos, con productos químicos, pero al tratarse de un
tema tan manipulable, era sin duda deseable no hacerlo público. Años después,
“Pica y Bate” se llevaría un sonoro abucheo en Santa Úrsula por estar
repitiendo que los gallos de Garachico ganaban porque iban drogados.
En la primera foto vemos
a Anastasio, en la segunda a Pablo y Jorge y en la tercera a Maso (posición
central):