Esta fue la gran temporada de Jorge Benítez, malogrado cuidador muy querido por la afición y que potencialmente era un gran gallero, un cuidador verdaderamente fino. Sabía elegir los gallos y sabía prepararlos para que le dieran con las espuelas, pero le faltaba el tesón de los maestros, y eso que el suyo fue nada menos que Pablo Amador. Jorge pertenece a la gran tradición de los cuidadores tinerfeños, que han sido los mejores del archipiélago, por no decir del mundo. Lo recuerdo como una persona muy sencilla, sin ninguna doblez ni malicia, lleno de calor y simpatía. Y que sabía de gallos es algo que absolutamente nadie podría contradecir.
En
el programa que vemos, lleva el Norte 5 riñas de ventaja, que La Espuela reduce
a 2 al ganar por 5-2. Al llegar la última jornada, después de que a lo largo de
la temporada haya llevado el Norte una ligera ventaja, la pelota se encuentra
en el alero, ya que el tanteo está a cero. Gana La Espuela en el cine de Santa
Úrsula, que se llenó hasta los topes, por 4-2 y una tabla, proclamándose pues
campeón por dos riñas. Juan Díaz, que militaba este año en el partido de Santa
Cruz, tiró los voladores, apareciendo la guardia civil a los pocos minutos.
Luego, al entregarse la copa John Haig al partido vencedor, sería llenada de vino
tinto, quizás proveniente de la bodega de Genaro Martín, quien además había
sido algunos años proyectista del Cine de Santa Úrsula. Para seguir con el
anecdotario, la otra contrata de la isla se celebró en el Cine Los Ángeles de
Güímar y en el Cine de Garachico...
El
triunfo de Jorge Benítez tuvo una gran importancia, ya que La Espuela no le
ganaba al Norte hacía cinco temporadas, y más aún, habrá de pasar otro lustro
para que le vuelva a ganar. El Norte seguía por quinta vez consecutiva con
Francisco Falcón, quien cuatro temporadas antes le había dado una verdadera
paliza al propio Jorge. Ahora Jorge se toma la revancha, con buenos gallos sin
duda, pero que sobre el papel se enfrentaban a la escuadra de terribles fieras
de Luis Machado y Manuel de León, teniendo pues el pronóstico en contra.
Paquito pierde por única vez en Tenerife, quizás mermado por centrarse
demasiado en unos pocos casteadores. Pero en fin, no puede negarse que en una
temporada tan equilibrada no hay perdedores, ni tampoco se puede negar la
brillantez del triunfo de Jorge, en una gallera siempre más dificultosa que la
del Norte.
En
la tanda de La Espuela todos los nombres traen buenos recuerdos a los viejos
aficionados. El giro de Pérez Ascanio a nombre de Ramón Trujillo fue el campeón
de La Espuela, con cuatro riñas, ganando la cuarta este día. Otro giro, pero de
Alfredo Martín, sería el gallo que le daría la ventaja definitiva a La Espuela.
El gallo campeón del Norte, también con cuatro riñas, sería un gallino de Víctor Barreto, quien durante un par de décadas tuvo gallos muy espueleros y sobre todo que nunca se rendían, gallos verdaderamente ingleses, con los que mucho yo disfruté en la década siguiente.
Jorge Benítez, con Pedro Cabrera, puntal de la suelta gallística tinerfeña durante décadas |
Alfredo Martín, un aficionado de verdadera solera |