Los cuidadores son Anastasio Acosta en Telde, Francisco Falcón en Arucas y José Santana (“El Moño”) en Las Palmas. Como vemos, “El Moño” se ha pasado de Arucas a Las Palmas y Paquito ya es cuidador único de un partido, que es el de su ciudad natal, curtiéndose para llevar al año siguiente el partido Norte. Anastasio, por su parte, inicia su gran época en la gallera teldense. Entre sus ayudantes cuenta con un joven José Luis Martín, paisano suyo llamado a ser uno de los mejores casteadores de la isla grancanaria en las décadas siguientes y hasta el presente. En los programas, aparece Nicolás Guerra como cuidador de Las Palmas junto al “Moño”. Durante una o dos temporadas muy posteriores, Nicolás Guerra se incorporaría a la gallera de Bolaños, visitando varias veces Güímar, donde yo lo conocí.
Seleccionamos el programa de la jornada sexta, entre Arucas y Telde, por aparecer en él un gallo fabuloso que hizo este año cinco riñas fulgurantes y ganó ese día su cuarta, en 45 segundos. Se trata del melado de don José Navarro Calderín, a quien recordábamos en la nota anterior, donde aparecía en una foto de grupo. Arucas ganó este día por 4-3. Abre su tanda un gallino de los “Dos de Oro” de Orlando dos Santos, un gran aficionado a quien recuerdo perfectamente acudiendo con su mujer a las peleas. Era un hombre enorme, de la familia tabaquera Dos Santos, originariamente portuguesa y aún fabricando cigarrillos y grandes puros como los Condal y los Regenta (ahora mismo, dos de las mejores marcas de habanos canarios, con nivel mundial). Sorprende encontrar aún a don José Araña, uno de los aficionados más grandes de todos los tiempos, con gallos desde los años 30. Domingo Díaz volvió a ser uno de los puntales de su partido, del que era además eximio soltador. Cierra la tanda un melado de Argeo Hernández, inolvidable aficionado que sabía de gallos como el que más y con quien tuve muy buena relación, ya que él era del Valle de La Orotava, donde yo vivía, y le gustaba preguntarme por mucha gente que hacía años no veía, y que en muchos casos ni siquiera pertenecían a la afición gallística. Como es bien sabido, Argeo Hernández era hijo de uno de los grandes casteadores del partido Norte, Domingo Hernández Luis. Otro buen casteador de siempre es don Manuel González Rodríguez, cuyo colorado “Carta Guanche” ganó este día.
Por Telde vemos cuatro gallos de don Agustín Cabrera y otros de Antonio Hernández y los señores Corpas y Betancor. Nombres todos con solera.
Martín Díaz publicó esta lista de gallos más rápidos, que además cuenta con una gran foto de Anastasio y Maestro Andrés:
En el siguiente recorte vemos al inefable “Mananá”, uno de los aficionados más simpáticos de la isla, y al lado una nota sobre un retrato que el gran Vinicio Marcos ha hecho del “Moño”, y de cuyo paradero no tenemos por desgracia idea alguna, siendo una pena que nadie se haya tenido el trabajo de localizar o inventariar los cuadros de gallos de Vinicio Marcos, que siempre me han parecido excepcionales:
La siguiente nota, aparecida en El Eco de Canarias el 24 de mayo, narra la presencia de aficionados de Lanzarote en la final de la liga triangular y su visita a la gallera de Telde, que celebraba su triunfo:
En el mismo periódico había aparecido diez días antes este extenso e invalorable reportaje del final de la temporada, con fotos en que vemos al “Pichón” con su barba de estos años y a Gumersindo Toledo, entrañable aficionado que tuvo grandes gallos tanto en Lanzarote como en Gran Canaria:
Esta fue la octava temporada de Adolfo imbatido en el partido de Teguise. Si el año anterior había entablado con Alejandro Niz, ahora le ganaba por nueve riñas. Al año siguiente cuidaría en Arucas.
Veamos esta nota aparecida el 22 de mayo en El Eco de Canarias, dentro de la sección “El deporta en el Noroeste”:
Nos enteramos de la existencia del partido de San Isidro, y el de la Montaña es, por supuesto, el de Antonio Bolaños. Se nombra a casteadores galdenses como Antonio Montesdeoca y David Pérez, que aún peleaban sus gallos más de veinte años después, en la gallera de Gáldar. Y hay nombres de siempre, como Juan Gordillo (“Juanero”) e Isidoro Puga.
La lista de Tazacorte presenta a casteadores extraordinarios: la Peña El Salto, Manolín Gómez, los señores Díaz y Pérez, Higinio Pulido, Antonio Lorenzo. El pinto de Manolín fue el gallo campeón de la temporada por Tazacorte, al ganar este día su quinta pelea, y los mejores casteadores los señores Díaz y Pérez. Sabemos también que el presidente de valla de Tazacorte fue Felipe Rodríguez y su soltador Antonio Lorenzo Gómez. Toño el Rebotallo cuidaría al año siguiente en Teguise, iniciando en la isla conejera una época sensacional. Como dato curioso, observemos en la publicidad el anuncio de la sastrería Haroldo, siendo este uno de los mejores apostadores de la Banda.
Esta temporada registra el debut como cuidador del último de los grandes galleros de las islas, Quico Acosta. Fue también una gran competición, con alternativas, ganada por la Nueva, donde cuidaba Lilo con el “Galapún” como ayudante, siendo su ventaja final de cinco riñas. La primera jornada duró... 12 minutos, que debe ser el récord de todos los tiempos. La Nueva tuvo gallos tremendos y decisivos de don Agustín Cabrera, como en temporadas anteriores los había tenido cuando cuidaba el Rebotallo, que los recordaba como de los mejores gallos que él había tenido, casi tan buenos como con los aún más célebres “villegas”, que él también recordaba perfectamente.
En Tenerife el Norte con Piquito le ganó por una riña a La Espuela, donde cuidaba otro debutante: Jorge Benítez, tan gratamente recordado por la afición tinerfeña. Fue una temporada mucho mejor que la anterior. La ventaja se la dio a Piquito un melado palmero, de los Adelinos. Diego Tabares hizo una campaña fenomenal, y como gallos deslumbraron un giro carey de Manuel de León y de nuevo el gallino de Los Fogueteros, que ganó su quinta riña.
Por otra parte pelearon El Palenque-Laguna y Garachico, cuidados respectivamente por Pablo Amador y Carmelo Acosta. Pablo, entonces con 54 años, sacó una rápida ventaja que le permitió luego, como los verdaderos maestros, tomarse las cosas con calma. ¡Qué grande para mí sería verlo sobre la valla, una década después!