domingo, 18 de julio de 2021

Aureliano Negrín (1935-2021)

El pasado 15 de mayo falleció a los 86 años de una vida rica e intensa uno de los más grandes aficionados de la isla de Lanzarote, Aureliano Negrín.

Era conocido como “el Capitán”, ya que lo fue de la marina mercante durante muchos años: cuando comenzó, era de los más jóvenes, y cuando se retiró, el decano. Aunque navegó por medio mundo (trabajó en varios petroleros y luego en grandes buques por Europa), sobre todo realizó muchísimos trayectos comerciales entre los distintos puntos de la costa de África, centrándose en El Aiún, durante la época colonial. Luego pasó a ser Inspector de Puertos, hasta su retiro definitivo.

Fue entonces cuando pudo dedicarse plenamente a su gran pasión, que eran los gallos finos. Su abuelo materno, Domingo Armas Martinón, que tuvo una célebre farmacia en Arrecife, ya fue un gran casteador y soltador, dueño del “Canario”, un gallino negro del que se dice que ganó catorce peleas y al que mató un hermano en una riña celebrada en Las Palmas, de donde era procedente, por ir mal preparado; Aureliano me contó cómo había encontrado en un armario las patas del gallo con sus espuelas negras, enseñándoselas a Israel “el Artillero”. Su padre, Aureliano Negrín, fue un aficionado excepcional, heredando su gusto por la cría y casteo de los gallos finos sus tres hijos José, Aureliano y Domingo. De ellos conocí a Domingo y Aureliano, y a Domingo dediqué una semblanza cuando falleció, en 2012. José Negrín fue presidente de la gallera de Arrecife.

Los castíos los tenía en Yaiza, y es una fortuna contar con este breve reportaje simpatizante (¡lo que es raro en un periodista!) que le hizo Lancelot Digital, donde se lo ve en la gallera de Arrecife tal y como era, cálido y expansivo:

aureliano hablando de gallos

Fue un placer para mí haber tratado a Aureliano Negrín, quien además era familia de una tía política mía. Conservo una carta en que me identifica a todos los presentes de la siguiente maravillosa fotografía de 1981 (ya publicada en esta página), aunque es una pena no aparezca él:



Por detrás de la carta, Aureliano, con impecable caligrafía y expresión (era sin duda un hombre muy preparado), me respondía a numerosas cuestiones que yo la había formulado con vistas al DGC.

Si algo me encantaba era su manera de ser. Afable, extrovertido, muy cariñoso. Habrá vivido muy mal estos tiempos de distanciamiento antisocial, él que era tan “tocón”, tan gustoso de tocar a los amigos como era más que habitual en la Canarias de siempre, antes del individualismo egoísta y frío que se ha ido imponiendo desde los años digamos que 80, y no digamos antes de estos dieciséis meses en que los hombres ya ni se saludan como tales, sino como muñecos o monigotes. En una ocasión, se puso a jugar con la nariz de Adolfo “el Pichón”, que empezó a chorrear sangre. Llegaba y te frotaba la oreja, o te cogía el chaleco y sus botones mientras hablaba, como muestra de afecto. Y no paraba de hablar, ni uno deseaba que lo hiciera, porque era inteligente y ocurrente. Todo un personaje de primerísima calidad humana, o sea persona y personaje a la vez.

Su jovialidad fue perenne, pero donde mejor puede apreciarse quizás es en esta bella fotografía con el “Isabelita”, uno de los mejores gallos conejeros, que hizo peleas sensacionales en los años 1958-1960 y que era de don Andrés Fajardo, pero iba a nombre de Isabel Armas Castro, prima de Aureliano:



En esta otra foto, igualmente espléndida, Aureliano aparece en compañía del gran cuidador tinerfeño Domingo Prieto, de Pedro Hernández (que también fue cuidador, cuñado de Alejo Yánez), de José Saavedra (zapatero y gran aficionado, que compartía con Aureliano otra afición: la cacería), Tomás Armas “Chacón” (figura excepcional y eximio soltador) y Agustín Díaz. Mi impresión es que el gallo es también “el Isabelita”:


En estas dos imágenes ofrecemos un detalle de fotos del año 2006 muy recientemente publicadas, la primera con Salvador Dortra entre Aureliano y Domingo Negrín y la segunda con un Aureliano que hace típicamente un gesto con la mano, junto a Palmerito y Julio Castellano, “protegidos” por Salvador Dorta, Domingo Negrín, Emilio de la Cruz y Alfredo Martín:



Aureliano Negrín no solo fue un muy buen casteador, sino que era un artista haciendo espuelas y ejerció en numerosas ocasiones de soltador. Sus grandes temporadas fueron aquellas en que se pudo dedicar plenamente a los gallos, sobre todo las décadas de los 80 y los 90, casi siempre en su partido de Arrecife. Destacaría yo la temporada de 1982 con Toño “el Rebotallo”, las del 87 y el 88 con Quico “Mal Aire” y las del 90 y el 96 con Adolfo “el Pichón”. No por casualidad temporadas con cuidadores de bandera. Tuvo también un muy buen giro que vi yo pelear en el Norte, a nombre de los Sres. Pérez Ascanio, los años de 1998 y 1999, ganando tres riñas y entablando la cuarta.

De los viejos tiempos fue famoso “el Tunera”, que les preparó Alejandro Niz, el mejor cuidador lanzaroteño; este gallo venía de los giros verdes de Pérez Ascanio y un “pistola” de Israel Vargas. Pero sus mejores gallos fueron los hijos del “Sevillano” de tres peleas de Pérez Ascanio, que a su vez era descendiente del celebérrimo “Sevillano” palmero por vía del hijo de una hermana que se trajo Orlando Dorta de Santa Cruz de La Palma, donde no gustaba, y dio una descendencia fabulosa de décadas. El más famoso de estos gallos fue “el Tardío”, que ganó cinco riñas y se llamaba así porque el dueño era Jaime Acosta “el Tardío”, primo hermano de Quico “Mal Aire”. Este gallo se lo regaló Aureliano para cuidarlo en Tazacorte. Peleó de pollo en el Campeonato Regional en Tenerife, preparado por Quico y luego ganó cuatro riñas con Adolfo, una en el Campeonato Regional de Las Palmas y tres en Arrecife. Un hermano de cuatro riñas, preparado por Toño, hizo huir en una de ellas a un gallo de cuatro peleas de Pablo Hernández, el afamado casteador de Los Llanos. Este gallo lo vio pelear Pablo Amador y dijo que era un gallo extraordinario, y fue la primera vez en que Aureliano vio salirse un gallo por las varillas. Quico peleó otro hermano contra Adolfo y también hizo cuatro peleas.

Un gallo suyo que recuerdo fue el colorado que le peleó Quico contra La Palma en el Campeonato Regional celebrado en 2001 en la gallera del López Socas. Peleaba en la última y fue el mejor de la tanda lanzaroteña, ganándole a un pinto de Carlos “el Manis” en combate igualado, de dos buenos gallos, pero con el pinto sufriendo una cañera que acabó debilitándolo.

Aureliano Negrín era una persona muy prestigiosa y querida en su isla de Lanzarote, una verdadera institución, como muestran los numerosos reportajes aparecidos a raíz de su fallecimiento, y de los que doy aquí el enlace del más interesante:

noticia 12 de mayo

Eduardo Pérez Ascanio, quien es un libro abierto de las peleas de gallos y de su afición en todas las islas a lo largo de las últimas siete décadas, y que fue gran amigo de los hermanos Negrín, nos lo recuerda así:

“Estuvimos juntos en el colegio de San Ildefonso, aunque yo era más joven que él y con quien compartí curso fue con su hermano Domingo. Tuvimos una buena amistad. Aureliano fue un puntal de la afición en Lanzarote y siempre sacaba gallos buenos. El mejor fue quizás el melado de cuatro peleas. Era una persona que hablaba mucho, muy nervioso y a veces exaltado, pero dentro de un orden. Desaparece un gran aficionado”.

Acaba también con esta persona tan especial –y, para mí, entrañable– la gran saga gallística de los Negrines lanzaroteños.

sábado, 3 de julio de 2021

Una entrevista a Antonio Casañas

Como siempre es bonito recordar a los antiguos aficionados, he aquí esta entrevista que en 1998 le hice a don Antonio Casañas. En varias ocasiones, tras las peleas, fui yo a almorzar con Casañas, Ramón Trujillo y Chicho Morales, el eximio cantor de ópera. Grandes amigos y aficionados.