lunes, 30 de enero de 2012

Comenzó la temporada


Dio comienzo la temporada gallística 2012, principalmente en Gran Canaria y en el Valle de Aridane.
La desaparición de José Luis Melquiades supone un duro golpe para la página, ya que era él quien nos facilitaba, en derroche de generosidad, toda la información palmera. Esta temporada nos centramos en la isla de Gran Canaria, que es, además, donde más interés hay por la información gallística, y aportaremos luego los otros resultados y alguna información más que pueda llegarnos.
Se volvió a pelear en el López Socas, que todo parecía indicar era un lugar perdido. Felicitamos a todos los que han hecho posible la recuperación de un espacio que se hizo para gallera, y además tras ímprobos esfuerzos de la afición grancanaria.
Hubo buena asistencia de público, con algunas caras nuevas.
Los Amigos del Sur comenzó muy bien, derrotando al partido campeón, Los Llanos, aunque solo fuera por ventaja (4-3). Ganaron por el Sur un gallino de Peña Jinámar, un melado de José Carlos Paz, un colorado de Finca Casasanta y un melado de El Salobre. Este realizó la mejor pelea, contra un melado de Rayco Santana, y además fue el gallo que decidió la jornada. Por Los Llanos, ganaron un melado de Manuel Acosta Lorenzo, un colorado de Los Dos Hermanos y un colorado de Luis Sánchez Guedes. Manuel Acosta empieza con buen pie, para repetir la gran temporada pasada. Luis Sánchez, otro fino casteador, se incorpora al partido de Los Llanos.
Gáldar y Telde empataron a 2 riñas y tres tablas. Por Gáldar ganaron un gallino de Los Amigos y un giro de El Roque-Cueva La Piedra. Por Telde, un melado de José Luis Martín y el giro “el Chacal” de los Hermanos Santana Adán. La mejor riña fue la de este gallo con un melado de Hoya Vargas, y fue además la que le permitió a Telde empatar, ya que iba perdiendo por 2-1 y las tres tablas. “El Chacal” hizo honor a su nombre, y a pesar de llevar unas espuelitas en comparación con las de su enemigo, en las pasadas ya lo cogió, para después ganarle de tres espuelazos bien dados. Duró esta riña 3 minutos.
Los Llanos y Tazacorte comenzaron igualados: 4-4. Una gran alegría nos han dado estos dos partidos, que al menos por una temporada más siguen con las espuelas artesanales y no se pasan a la infamia de las industriales, como han hecho prácticamente todos los demás. Honra les sea dada.
Güímar y el Sur empataron a 3, peleando también Güímar con el partido de Bolaños, al que ganó por 4-3. En este verdadero enjambre de peleas en que se han convertido las islas, añadamos que Norte y Agujero empataron a 3.

miércoles, 25 de enero de 2012

Pablo Amador


Al iniciarse ya las peleas de la presente temporada, queremos hoy recordar a un gran cuidador que muchas grandes jornadas deparó a los aficionados canarios: Pablo Amador. Desde joven hasta poco antes de morir, fue un gallero de brega y de saber, que aprendió de los mejores y que siempre quiso hacerlo lo mejor posible.
Pablo Amador cuidó sobre todo en la ciudad de Las Palmas y en su isla, Tenerife, pero aquí lo vemos en su único año palmero, 1978, cuando llevó el histórico partido de Tazacorte. No solo ganó por 19 riñas, sino que hizo una temporada espectacular, hasta el punto de que hay viejos aficionados que lo consideran el mejor cuidador que ha tenido este partido. Como siempre, la escuela del Músico marcaba la diferencia.
De quien más peleó gallos fue de Lope Acosta y de Díaz y Pérez, y precisamente vemos aquí a Pablo acompañado, junto a dos de sus hijos, de Totoño, en la gallera del partido. Faltó salir Quico Acosta, que era su ayudante y para quien este año de aprendizaje con Pablo sería decisivo.
Esta temporada, Silo Acosta, uno de los clásicos aficionados de Tazacorte, se llevó los gallos a Los Llanos, lo que motivó que, tras la última jornada, le fueran a tirar, Pablo Amador incluido, unos voladores a su casa.
En la siguiente foto, más conocida, pero que por primera vez publicamos en color, vemos a Pablo en su última temporada, 1992, cuando, al mando del Norte, tras haber barrido del mapa a La Espuela (no perdió ni una jornada), se hizo con el I Trofeo Eduardo Pérez de Ascanio, derrotando de modo sensacional al partido de Garachico. La foto la hice yo en esa final, que se celebró el 24 de mayo en el cuartel de San Agustín, Villa de La Orotava. Con una pluma en la boca, y mirando el programa apoyado en la tradicional bayeta verde, detrás tiene a Palmerito, a Víctor Barreto y a Pedro Acevedo, este de recuerdos nada agradables para la afición tinerfeña. A la derecha, aparecen Ramón Trujillo, Tato Reyes, Filiberto López.

Jorge Benítez


Se sacan muchas fotos de aficionados, la mayoría con una cierta preparación y cuidado, aunque muchas también de modo desgalichado. Las mejores, sin duda, son fruto de un momento de inspiración y de azar, como esta de Jorge Benítez mirando, casi diríamos que dialogando, con un bonito giro. Es en la gallera del Norte, el gallo es un tres peleas de Manuel de León y el fotógrafo fue Mario, actual cuidador de La Espuela.
Jorge Benítez fue un gallero muy fino, aunque sin grandes ambiciones. Solo cuidó en Tenerife, y murió muy joven, dejando entre los aficionados muchísimas amistades. Fue discípulo de Pablo Amador, y hoy, que ya no hay cuidadores de la vieja y gran escuela, los partidos de la isla se lo disputarían.

Eduardo Fernández de la Puente


En esta temporada, Eduardo Fernández de la Puente, uno de los contados bastiones actuales de la tan remota como enorme afición gallística lagunera, espera que algunos de sus gallitos logren destacar. Cría pocos pero en condiciones espléndidas, junto a su casa de la vega lagunera.
Tras unas temporadas en el partido Norte, Eduardo es actualmente un partidario todo terreno de La Espuela, siempre dispuesto a echar una mano y a contribuir a la pervivencia de esta gallera que ya va rumbo a su siglo de existencia (se fundó en 1921), y con buena salud.

Marcos y Suso


Aunque Suso Yánez nació en Santa Úrsula (Tenerife), su vida gallística se desarrolló en la isla de Gran Canaria, siempre al cuidado del partido de Telde. En cuanto a Marcos Melián, de Gáldar, cuidó muchas temporadas en su isla, pero también hizo dos grandes temporadas al mando del partido de La Espuela.
Hoy inactivos, lo que es de lamentar, fueron dos buenos cuidadores, que preparaban bien los gallos, trabajándolos con acierto y contentando a la afición. Aquí los vemos en la carpa de Teguise, cuando el campeonato regional de 1996.

Detalles


No sabemos quien hizo el bonito trabajo, pero lo felicitamos. En la página 211 del DGC aparece una foto de este panel de La Espuela, hecho, de modo curioso, con tapones de corcho recortados. En mi reciente visita a la gallera, me lo encontré limpio, pintado y con las gaviotas del mar chicharrero. Tampoco sé quién tuvo la ocurrencia de los tapones de corcho –quizás Carlos el Bombero–, pero el panel lleva ya muchos años en la gallera.
Detalles, en fin, pero que dicen mucho del esmero y del amor al partido y a los gallos.

miércoles, 18 de enero de 2012

Los Maldonado


Ya en los años 80, don Antonio Maldonado peleaba sus gallitos en el partido de La Espuela. Esta familia de sangre gitana, establecida en La Cuesta, ha sido siempre fiel a este partido. Esté el cuidador que esté, vayan las cosas como vayan, peleen sus gallos o no, ellos siempre están ahí, al pie del cañón, apoyando a su partido como el que más.
A nosotros nos admira esta fidelidad y nos gusta esa manera de ser tan franca y cordial que es la suya. Y por ello hoy los homenajeamos con esta foto en que aparecen exhibiendo tres de sus gallitos con el orgullo que merecen. Siempre con gallos peleables, a veces con gallos entre los mejores, los Maldonado están por tercera década consecutiva entre los grandes aficionados de La Espuela, de Tenerife y de toda Canarias.

Antonio Hernández


Aquí tenemos a nuestro amigo Antonio Hernández, un año más dispuesto a hacer una buena campaña. Claro que esto es ya hace algunos años, y en la isla de Lanzarote.
Nada vamos a decir de nuevo sobre una figura tan ampliamente conocida y consagrada, a quien tanto debe la afición de las islas. Pero siempre lo estaremos celebrando con regocijo. Y a la espera, ahora, de que este año Roni vuelva a lucirse con alguno de sus finos combatientes...

Teatro Viana, 24 de abril de 1960



Este domingo concluía, en el Teatro Viana, la 1ª Liga Gallística de Tenerife, hecha a semejanza de la regional del año anterior, o sea no atendiendo a las ventajas sino a los puntos.
La Espuela ganó con 16 puntos, seguida del Norte con 15, San Cristóbal con 12 y Garachico con 5. La Espuela peleaba como anfitrión en el Frontón, el Norte en el Teatro Topham del Puerto y Garachico en el Cine de la villa. Esta jornada era decisiva, pero nadie esperaba que Garachico sorprendiera al Músico, que logró ganar sin dificultades.
Augusto Díaz, de quien Pancho peleó este día tres giros, tuvo su gran época en estos años, siempre con Pancho. Vemos también en la tanda a un gallino del teldense don Manuel Álvarez Peña, que seguía enviándole algunos gallos a quien tanta gloria le había dado. Tuvo Pancho gallos destacados, también, de don Ángel Benítez de Lugo, don Pedro Tabares, don Luis Miranda, los hermanos Jorge, Ramos Ferraz.
En la tanda del Boyero, que no permitió a San Cristóbal arrebatarle el segundo lugar, vemos gallos de algunos “clásicos”, como Domingo Hernández Luis (el padre de Argeo), Alonso Tabares, Felipe Machado o Manuel Fariña.
Gato Maruca hizo una buena temporada, con muchos gallos de don Eduardo Pérez Ascanio, algunos de ellos extraordinarios.
El grancanario Antonio Gutiérrez fue farolillo rojo. Este día peleó cuatro gallos de uno de los casteadores punteros de La Orotava: José Negrín. Llama la atención la presencia de uno de los grandes de Gran Canaria: Luis Cabrera Brito. Cirilo Rolo, gran aficionado de Garachico, era entonces el presidente del partido.

Una carta de Matías Guerra a Francisco Dorta



Acabamos hoy el repaso a la correspondencia gallística de Francisco Dorta, que ha ido de 1916 a 1966, medio siglo exactamente.
De don Matías Guerra ya vimos unas cartas de fines de los 30 y principios de los 40, siendo muy grato reencontrárnoslo tres décadas después. Recordemos que don Matías fue casteador, presidente y soltador del partido de Triana durante la primera etapa del Músico en Las Palmas.
Esta es una carta muy bonita por su carácter emotivo, ya que don Matías Guerra evoca una época grandiosa, y en concreto el momento quizás más glorioso de la historia deportiva de Pancho, tan rica además en triunfos.
Estamos en la jornada 16, o sea penúltima, de la temporada de 1934. Realmente los recuerdos, 31 años después, se le confunden a don Matías Guerra, ya que en esta jornada, Pancho, que iba perdiendo por 6, redujo a 3 gracias a un 5-2, para en la última sacar el capote rabón (6-0 y una tabla). O sea, que don Matías trueca las jornadas.
El giro de Manuel Hernández no es otro que el llamado giro de Barrios, con el que Pancho se fotografió en dos ocasiones, una de ellas descubierta hace unos cuantos meses por Fernando Ojeda, que nos hizo llegar la foto para ponerla en el blog, y la otra ya incluida en el DGC, pero que traemos hoy aquí.


La pelea con el giro de Miguel Sarmiento (hermano de su célebre bayo) tuvo lugar en la jornada 13, y fue tremenda. Pancho peleó al giro de Barrios con un 3’11 en la jornada 8, un 3’9 en la jornada 12 y un 3’10 en la jornada 13. Ya en Tenerife había peleado en una ocasión, pero aún seguiría ganando gallos allí, donde se lo conoció como “el Enemigo Público n. 1”.
Don Manuel Herrera era un aficionado y casteador trianero, destacado en los años 40, cuando tuvo buenos “sacatripas”. Pepito Nuez era un gran amigo de la familia de Pancho, y se conservan cartas a este, aunque de carácter más personal. Vivía en Las Palmas, y era vecino de Pancho en la calle del Hospital San Martín. Como detalle curioso, en la misma casa donde vivía Pancho, pero en otro piso, vivía José Castellanos, el inmortal creador de los cuentos orales de Pepe Monagas.
Como dije, la correspondencia del Músico llega hasta el año 1966. Recibe una carta de un aficionado amigo, pero por desgracia no tenemos el remite ni se puede descifrar la firma. Nuevamente la carta viene de Las Palmas, y lo primero que hace es informarle de que Triana le lleva 6 riñas a San José, y que espera acabe la temporada con 15 ó 16 riñas a su favor. Lo sorprendente es que la ventaja final de Julián sería exactamente de 16 riñas, por lo que al menos sabemos que quien le escribe a Pancho es un buen adivino. Pero el pasaje más interesante es el que sigue:
“Hace ya algunos años, yendo a las peleas del Norte con Asdrúbal, le dije a Vd. que por qué no escribía sus memorias, las cuales podrían incluir un tratado sobre la preparación de gallos de combate, arte de hacer espuelas, etc., etc. Este libro suyo tendría alcance internacional, o como dirían los eufóricos del aeropuerto de Los Rodeos, alcance intercontinental. Sería de gran interés, no solo para los que desean llegar a ser buenos cuidadores, sino también para los buenos aficionados (entre los cuales me incluyo), a quienes les permitiría exponer en el momento preciso una opinión con verdadero fundamento. Como es lógico, estas opiniones fundamentadas tendrían el valor exacto del ídem de la persona que las emite. Se armarían polémicas, pero, como Vd. sabe, de la discusión nace la luz”.
Pero Pancho no escribió este tratado, y tan solo comenzó a escribir las memorias que yo publiqué en 2005. También hay debe decirse que muchas cosas del arte gallístico son intuitivas, o sea que no es posible generalizar o teorizar sobre ellas.
En 1966, Pancho, con 75 años, ya estaba retirado. El 26 de mayo del 68 se le haría en Tenerife el gran homenaje. Pero acabemos con este pasaje final de la carta de 1966, muy simpático, ya que alude a su otra gran afición, con la música y los gallos, o sea la poesía:
“Le dije a mi hija Keina que Vd. le enviaba recuerdos y un abrazo y beso de padre. Se quedó colorada. Se acordó de usted inmediatamente. Dijo: Era aquel señor que me dijo una poseía en el camino que va a la casa de gallos de La Espuela. Tenía Keina entonces 10 años”.

miércoles, 11 de enero de 2012

Dos grandes aficionados tinerfeños


Hay aficionados antiguos con los que da gusto hablar, y así lo hicimos en unas recientes pechas en La Espuela con Luis Pérez de Castro y Eusebio Luzardo.
Ambos llevan años en la Peña Gallardete, una de las clásicas de Santa Cruz de Tenerife, donde la afición ha estado siempre tan arraigada.
Luis Pérez de Castro, que además ha sido un campeón colombófilo, tuvo también buenos gallos en Garachico y en el Norte. Eusebio, en cambio, ha sido siempre un acérrimo partidario de La Espuela. Pero ambos se han pasado la vida criando gallos y siguiendo la afición de los partidos tradicionales. Hoy los homenajeamos con esta foto en la gallera de Santa Cruz, Eusebio a la derecha y Luis a la izquierda.

Quico Acosta


Grandes temporadas hizo Quico Acosta en Lanzarote. El año 1983, a la salida del cuartel, estuvo en Teguise como ayudante de Toño el Rebotallo, que se enfrentaba como en tantas ocasiones memorables a Adolfo el Pichón. Luego estuvo en Arucas y Tazacorte, para en 1987 ser ya cuidador en Lanzarote, concretamente en Arrecife, donde permaneció tres temporadas. Seguramente es de estos años la foto en que lo vemos junto a su Susuki
Si los cuidadores por lo general han estado tanto en Teguise como en Arrecife, Quico fue siempre fiel al partido de la capital. Volvió a cuidar allí en 1999, 2000, 2001, 2003 y 2005, ganando siempre.
Hoy, con 50 años ya cumplidos, Quico Acosta es el mejor cuidador de Canarias. Hay quien dice que gana porque tiene buenos gallos, pero esto necesita dos precisiones. Primero, que si hay casteadores de élite que le llevan a él sus gallos es porque saben que es un cuidador de entera confianza. Segundo, esos gallos, cuando suben a la valla, nadie los lleva en las perfectas condiciones en que los lleva él. Hace unos años perdió ante La Lucha, pero la superioridad de los gallos de este partido sobre los de El Paso era evidente. Sin desmerecer la labor de su sobrino Samuel, que cuidaba frente a él, si cada uno hubiera cuidado en el partido contrario, las cosas hubieran sido muy diferentes, y bastante más amplia la ventaja de La Lucha.
Pero sobre esto se hablará siempre. Hay por ahí hasta quien dice que Pancho el Músico ganaba porque tenía los mejores gallos. Esto es verdadera ignorancia, ya que precisamente ocurrió lo contrario tanto en sus épocas de Las Palmas, donde San José era una casa de gallos poderosísima al lado de la trianera, como en los años de La Espuela, que no podía compararse en potencial de gallos, y en cría de campos, con los de Santa Cruz. Claro que el Músico era algo extraordinario, y lograba el milagro de ganarle con menos y peores gallos a grandes cuidadores como el Pepe el Picador o Domingo el Boyero. Y ello a base de trabajo, disciplina y sabiduría.
Hoy ya no existe el nivel de antaño, en nada de nada. Quico, con unos cuantos gallitos de calidad, puede ganar cómodamente. Pero si se las viera con Pancho o con Pablo Amador, el trabajo tendría que duplicarlo o triplicarlo para hacerles el debido frente. Este año tiene delante a un buen cuidador, y como él con buenos gallos, y tendrá que esmerarse. Y ello garantiza, sin duda, una gran temporada en Santa Cruz de La Palma.

Cine Central, Tazacorte, 1960


Se celebraban las peleas entre los dos eternos rivales en el Cine Central de Tazacorte y en el Imperial Cinema de Los Llanos. La afición llenaba ambos recintos.
Aunque hay nombres bien conocidos en las tandas (Lope Acosta, Higinio Acosta, Gregorio Lorenzo, Zacarías Acosta, Francisco Cáceres, José Pulido “Carola”, Juan Antonio Henríquez), hay que tener en cuenta que no se daban los nombres de los casteadores, sino de los dueños.
En esta jornada pelean 7 gallos veteranos. No sabemos el resultado, pero sí que al final de temporada ganó Los Llanos por muy poca ventaja.
Lo interesante es ver a dos cuidadores que luego harían época y que cuidaban hasta muy recientemente. Arnoldo había debutado un año antes, en Los Llanos, ganándole por 2 riñas a Piquitos. Roberto comienza este año. Arnoldo tenía 24 años y Roberto 17.
En el Valle de Aridane seguían aún las prácticas antiguas: un hombre sabio en gallos dirigía la gallera y jóvenes corrían los gallos. Estos aficionados sabios fueron, durante grandes y muchas temporadas, don Pepe Melquiades en Los Llanos y don Saturnino en Tazacorte.
En cierto modo, Lope Acosta vendría a suceder a don Saturnino. También hay que recordar que Pepe el canario, o sea Pepe Jiménez, se había quedado en La Palma, convirtiéndose en un transmisor de los conocimientos de Pancho, con quien llegó a mitad de los años 40. La escuela de cuidadores palmeros le debe mucho a esta figura de Arucas.
Lo curioso de esta temporada es que Arnoldo y Roberto sustituyeron a los cuidadores iniciales. Arnoldo, a Salud, que como de costumbre tenía hecha la maleta desde que pisó la casa de gallos. Roberto, a Piquitos en la quinta jornada. En esa jornada, iba perdiendo Roberto por 5 riñas y logró neutralizar con un 6-1, o sea lo que llaman en La Palma un “cerdón”. Luego llegó a distanciarse en 7 riñas, pero al llegar la última jornada solo llevaba una.

Una carta del partido de San Cristóbal a Francisco Dorta


Ya nos aproximamos al final de la correspondencia del poeta del fiscorno y las espuelas.
En esta temporada, Pancho, con Anastasio de corredor, le sacó nada menos que 18 riñas a Domingo Prieto en La Espuela, con dos mantillas incluidas. Hasta jubilado, Pancho seguía siendo el más grande, puesto que, si en el 61 había derrotado a su otro gran discípulo, Pablo Amador, ahora hacía lo propio con Domingo Prieto, desquitándose de paso de la derrota en la liguilla del 59.
El partido de San Cristóbal había surgido en 1957, y estaría en el candelero una veintena de años. Por allí pasaron grandes cuidadores aparte de Pancho, en particular Caballerito, Gato Maruca y Pablo Amador.
Anastasio se hizo gallero en esta temporada con Pancho. Nunca fue un cuidador de élite, ya que eso, como decía Pedro Cárdenes, “hay que mamarlo detrás de la cabra”, y Anastasio ya no era un muchacho en 1965. Pero sí fue un cuidador que ganó muchas temporadas, sobre todo en los partidos de Telde y La Espuela.
Firman esta hoja don Juan Lisón, don Eduardo Pérez Ascanio, don Florencio González y un cuarto que no logro identificar. Los tres primeros fueron excepcionales aficionados laguneros toda su vida.

miércoles, 4 de enero de 2012

Espíritu de partido


Colaboración
“La desaparición de don Fortunato Cueva dio lugar a que el grupo llamado Los Niños se dividiera en dos bandos. A uno de ellos se le dio el nombre de San José (1863) y al otro el de San Agustín, por estar las casas de gallos en los respectivos barrios de la ciudad de Las Palmas” (Pedro Cárdenes, “Peleas de gallos”).
En una carta del año 1865, un sobrino le relataba a su tío la fórmula de la agricultura en Canarias (años de la cochinilla), y al final le escribía:
“No me alargo más hoy, porque voy a ver los gallos que han de reñir el domingo. Estamos ahora con las peleas de partido. Siempre hemos de estar metidos en partidos. Mucho me temo que la gente que acudirá a la gallera no tenga donde colocarse, pero aseguro que si sucede lo del domingo pasado, que se agrupan a la valla y no me dejan ver ni tanto así, echo a la calle a todo el mundo y quedo solo a mis anchas, ya que mandaré enumerar todos los asientos y no permitiré que despachen más entradas que puestos haya. Me gusta imitar a los grandes hombres en el mando, pero no a los que tiran los voladores en la calle antes de empezar las riñas. Es preciso que sean más inteligentes, o que la autoridad los ponga en el sitio que merecen, por torpes y brutos. El pasado domingo pudo haber una desgracia en la plaza de las Gradas por consentir que semejantes bárbaros disparen los voladores.”
Como vemos, ya a mitad del siglo XIX las peleas de gallos comienzan a ser públicas y dejan de celebrarse en los patios de las casas canarias, para celebrarse en recintos llamados galleras. Poco después comienza el gran boom de los gallos, surgiendo los partidos de Triana, Vegueta, San Nicolás, San Bernardo, Fuera la Portada, San Juan, amén de los que nacieron fuera de la capital, como Telde, Los Llanos de Telde, Guía, Gáldar, Arucas, Cardones, Teror, etc. Cada uno con sus respectivos galleros y casteadores.
Todos salían a ganar, y daba igual si con los gallos de fulanito o con los gallos de menganito. Nadie se avinagraba porque el gallero no le peleara sus gallos, todo lo contrario, pedían referencias a los galleros para conseguir buenas castas. A nadie se le ocurre que en un derby futbolero, siendo del equipo ganador, un forofo se amargue porque su jugador favorito no marcó y sí marcó su compañero de vestuario. Ese es el espíritu del partido: salir a ganar, da igual con qué gallos, pero se sale a ganar. Lo mismo ocurre con otras disciplinas deportivas, e incluso en la política.
Parece lógico, pero en gallos ya no lo es. “Mientras peleen mis gallos, lo demás me da igual”. El individualismo reina en los casteadores de hoy día, el individualismo nos lleva al aislamiento y el aislamiento a nuestra propia destrucción. Los galleros y casteadores tenían un prestigio. El ridículo lo hacían en las casas de gallos, porque a los primeros les daba pavor que un gallo pisase la valla sin estar en condiciones, y a los segundos que se les huyera el gallo que habían casteado. Pero lo peor no es esto, lo peor es sentirse orgulloso de hacer el rídiculo, como he podido vislumbrar en los famosos torneos actuales.
Hoy proliferan los torneos, las galleras privadas, espuelas plásticas, galleras sin galleros, mil pociones mágicas de origen latino y un largo etc. ¿De verdad estamos conservando una tradición centenaria?

Ilustración: André Masson, “Los gallos”, 1935.

Pechas en La Espuela


Asistimos este sábado a unas pechas en la gallera de La Espuela, sobre todo con vistas a saludar a algunos viejos amigos y aficionados. Presentes estaban Luis Pérez de Castro, Eusebio Luzardo, Carlos Camacho, los Maldonado, Ángel Benítez, Eduardo Fernández de la Puente, Chicho, Fiti, Juan Carlos García y otros. Las pechas fueron regulares, pero tan solo se trató de una breve cata.
En la foto, vemos al equipo técnico de la temporada, al que deseamos un éxito deportivo, se gane o se pierda. Al centro, Mario, quien tiene la difícil misión de derrotar al partido del Norte, que cuenta en principio con más y mejores gallos y disfruta este año de una buena gallera. A la derecha, Samuel, y a la izquierda Ale, hijo de Fiti, que se inicia en la cuida gallística.
Lástima que las peleas vuelvan a celebrarse en este recinto sin condiciones, ya que solo vale para pechas y para riñas sueltas. Como simples espectadores que somos, de transcurrir toda la temporada allí será la tercera consecutiva en que buscaremos otros rumbos.

Dos grandes aficionados conejeros


Tenemos aquí, mano a mano, a dos clásicos de la afición lanzaroteña: Casto Martínez y Pepe Arroyo. De don Casto, que era hermano de Luis Martínez, leemos en el DGC:
“Uno de los mejores y más entusiastas aficionados lanzaroteños. En los años 40 estuvo en el partido Sur, destacándole un gran colorado en 1945 y 1946. En los años 50 militó en el partido Norte, haciendo grandes temporadas con Juan Jorge. En el 60 y el 61 fue uno de los más destacados casteadores del partido único que preparaban Perico Hernández y Pepe “el Barreno”, sobresaliendo un soberbio giro de cinco riñas. A lo largo de los 60, ya creados los partidos de Arrecife y Teguise, militó en el primero, siempre con grandes gallos, como los continuaría teniendo en los 70, e incluso en los 80. En 1970, cuidando Carmelo Acosta en Arrecife, un colorado pinto suyo hizo una pelea antológica ante un gran colorado tuerto de Justino y Vicente. Casto Martínez era representante del coñac Terry, y su nombre evoca siempre al gran colorado Terry de siete peleas y la casta de los terrys a que dio origen. Tuvo también un colorado de García y Mesa que hizo cinco riñas. Criaba los gallos en Masdache”.
En cuanto a don José Arroyo, tío de Pedro Chacón, leemos:
“Casteador lanzaroteño, siempre con pocos pero excelentes gallos, de cinco y seis peleas. Se recuerdan sus melados, y posteriormente sus canabueyes. En mayo de 1959, un giro suyo fue el único gallo ganador en Madrid, donde cinco gallos de Lanzarote y de La Palma se enfrentaron a cinco gallos de la capital, con motivo de la Semana Canaria dedicada a Lanzarote. Casteó en el partido de Teguise con Manuel Marrero los años 60, y luego en los 70 a nombre de los señores Arroyo, en el mismo partido. Mantuvo su afición en los 80 y 90, falleciendo en 2005”.
Recordemos siempre a los viejos aficionados, ya que la familia gallística canaria es de raíces bien profundas.

Jornada final de la Liguilla Tenerife-Las Palmas



Este fue el día de mayor gloria deportiva de Domingo Prieto, y una jornada legendaria para la gallera de Triana, que ganaba este gran torneo, arrebatándole el triunfo nada menos que a Francisco Dorta. Aunque la foto sea bien conocida, volvemos aquí a reproducirla: El Músico, Antonio Casañas, Domingo Prieto y Rafael Guerra, sobre la valla del Cuyás. Pancho sostiene al giro de Ramos Ferraz y Domingo al giro “Whisky” de Rafael Guerra, que va a ganar la primera pelea; con tres riñas, sustituyó a un gallo que amaneció enfermo.

Esta jornada fue reseñada por Martín Díaz en el “Diario de Las Palmas” y por Montenegro en “Falange”. Me limitaré a transcribir la crónica del segundo, de quien alguna vez he dicho que fue el más importante cronista de gallos que ha tenido Canarias, aunque don Alfonso Canella, en el terreno artístico, por así decirlo, no tuvo rival a lo largo de las seis temporadas que cubrió en los años 30 del Cuyás. Montenegro no solo entendía como el que más, sino que sus crónicas eran serias y exactas. Señalemos que el último gallo trianero era el famoso “Sardina”.
“Un llenazo imponente, el mayor de esta temporada, fue el registrado el domingo, día último de Liga, en el Circo-gallera del Cuyás.
Habían de enfrentarse, en el más interesante y decisivo encuentro, disputándose, en última instancia y reñido campeonato, la supremacía gallística de Canarias, los partidos La Espuela de Tenerife, cuyo cuidador es don Francisco Dorta, el más antiguo y mejor de los galleros canarios, contra el de Triana, partido de casa, que ha sido dirigido con gran acierto por el más joven y el más modesto y el más entregado a su profesión de todos los galleros canarios. Ya dijimos en una de nuestras reseñas de la temporada que muy pronto sería el mejor gallero de Canarias. ¡Qué pronto lo ha demostrado! Su mayor virtud es la prudencia, es la de no estropear demasiado a sus combatientes, es la de saber dejarles con ganas de volver a la lucha al no hacerles consumir todas las energías en la Casa de gallos, sobre todo a los pollos de pocos meses que se ha visto obligado a llevar al reñidero.
Este muchacho se ha ganado las simpatías del público, como se ha comprobado en el Circo al ser tan repetida y prolongadamente ovacionado.
Las riñas fueron muy emocionantes, decidiéndose el campeonato al ganar Triana las cuatro primeras. El aplauso fue apoteósico, por ser además la última de estas una de las peleas más emocionantes que pueden darse.
Primera riña.– Giro melado , que no está en la lista, por Triana, contra giro de una riña, castío de don José Ramos Ferraz, por La Espuela. Aunque resentido el trianero por sus heridas del domingo anterior, ganó la acción desde las primeras pechadas, al acribillar a su rival. Después perdió las fuerzas y se vio en peligro, pero, gallo valiente y de mucha espuela, arañaba aunque flojo, tapando un farol al de Tenerife, que herido en el cuello y con un ala destrozada optó por rehuir el combate.
Segunda.– Por Triana un giro castío de los señores hermanos Torres, y por La Espuela un colorado castío de don Ángel Benítez de Lugo. Riña tremenda, difícil. El tinerfeño pega fuerte y es activo y el local hubiera sucumbido si no se sale de la zona peligrosa para atacar a su gusto y meter espuela una y otra vez, después de tapar un farol al colorado, que empeñado en meterse dentro era blanco del mejor pelear del giro de Triana, el cual lo dejó en tinieblas y acribillado, teniendo que aplomarse delante, a pesar de ser un magnífico gallo. Los aplausos al vencedor trianero se hacían interminables.
Tercera.– Otro giro trae Triana, repetido, castío de don Nicolás Díaz de Aguilar, contra melado repetido de don Pedro Tabares Lugo, de una pelea. Otra gran riña. Los gallos de don Nicolás son tremendos. ¡Cuidado que este pobre, herido en su riña anterior, sin cicatrizar bien, todavía venía con ganas de cargarse a otro, y lo consiguió, atravesando un oído a su contrario y derrotándole por completo en pocos tiros. Otra gran ovación.
Cuarta.– La mejor pelea, la más emocionante. los dos se atacan, y se defienden bien, eran ya duchos, pues el de Triana, giro de don Nicolás Díaz de Aguilar, había ya ganado dos peleas, y su contrario, retinto, de don José Ramos Ferraz, era un gallo soberbio, vencedor en cuatro combates. El tinerfeño siente las espuelas del de don Nicolás y cree defenderse escondiendo la cabeza debajo de su contrario, intentando para ello meterse dentro, pero le salía mal la táctica, al ser recibido a revuelos mortales. Sin embargo, el tinerfeño hizo honor a su justa fama, al acribillar al nuestro desde que pudo disparar. Yo lo vi perdido al trianero, que, torcido, con una hoya perforada de verdad, herido de muerte, se fue como un rayo sobre el general tinerfeño y lo mató de golpe, ganando el campeonato para su partido. Amigos, con gallos como estos y llevados al reñidero como estos han ido, nadie puede arrebatarnos la superioridad gallística de los casteadores de Las Palmas, aun reconociendo las excelencias de los contrarios. El público emocionado, puesto en pie, tributó sus entusiastas aplausos al triunfo del vencedor trianero, al casteador don Nicolás Díaz de Aguilar y a Domingo Prieto, desde este momento campeón de los galleros canarios, quien también fue felicitado efusivamente por el señor soltador del partido contrario en justo reconocimiento del mérito del muchacho.
Quinta.– Colorado «Cola-Cao», castío de don Francisco Duque Pérez, Santa Cruz de La Palma, por Triana, contra colorado, repetido, del castío de los señores hermanos Jorge, por La Espuela. El local se aventaja, pero pronto se le fue la batida y es acribillado y queda ciego. Sin embargo saca fuerzas de flaqueza y en un disparo niveló la riña, quedando el tinerfeño tan flojo y desmejorado que se llegó a solicitar la tabla, pero no siendo concedida, cayó fulminado el nuestro por toque y se perdió el combate.
Sexta.– Colorado trianero de don Domingo Guerra Medina, contra otro de igual pluma de don Francisco Duque, Santa Cruz de La Palma, de una pelea. Aventajado el local pierde un ojo y su rival, gallo astuto, le acomete constantemente por el sitio débil, hasta dejarlo echado.
Séptima.– Otros dos colorados, de don Rafael Guerra Medina, ganador de tres peleas a favor de Triana, el primero, contra otro de dos peleas, de don Ángel Benítez de Lugo, por La Espuela. El mayor disparate trianero de toda la temporada fue repetir, fue sacrificar a este diminuto gallito, habiendo sido peleado hace tan poco tiempo, y costándole dicho combate un gran consumo de energías. El pobre animal quiso y no pudo. Apeló a todos sus recursos y hasta casi gana al partir un ojo a su contrario, dejándole ciego un buen rato. Pero no pudo ser, no hirió como otras veces, y tampoco tuvo aquella simpática serenidad. Claro está que su enemigo hacíale unas caricias muy desagradables y tenía una batida, un tiro verdaderamente dortiano, irresistible, y el pobre animal, dicho sea con todos los respetos, hizo muy bien al rehuir el combate.
Y así terminó este inolvidable día gallístico”.

Una carta de don Alonso Castro a Francisco Dorta



Don Alonso Castro era un hombre muy estimado, lagunero trabajando en Las Palmas desde los años 40 como jefe de la policía (se jubilaría en 1958), y amigo íntimo de Pancho. Por esta condición, el partido de Triana le encomienda contratarlo para la temporada de 1958.
En esta del 57, Pancho perdería por 2 riñas. La “tremenda desventaja” a que se refiere Alonso Castro es que una epidemia de difteria le había afectado el 70% de los gallos, lo que incluso llevó a postergar un mes el comienzo de la temporada. En las dos jornadas de que habla su amigo, Pancho redujo nada menos que 6 riñas, pero no eran suficientes.
El giro verde de don Rafael Guerra había peleado en la tercera riña del domingo anterior, ganando en minuto y medio; ya no pelearía más esta temporada.
La merma de grandes cuidadores ya se aprecia, y hay que reconocer que ni Antonio Gutiérrez, ni Alejo, ni Julián podían hacer olvidar las temporadas del Músico y Pepe Palmero.
Tras la respuesta negativa de Pancho, que a su edad ya no tendría ganas de nuevas aventuras, los trianeros pensaron en su hijo Orlando, quien sin duda hubiera sido un gran gallero. No quiso serlo, y al final Triana, sin duda que siguiendo los consejos de Pancho, contrataría a Domingo Prieto, su ayudante en La Espuela. Don Alonso Castro le envía esta simpática carta el 3 de agosto de 1957:
“Querido Orlando:
Debes irte acostumbrando a recibir cartas mías todas las semanas, pues toda la afición de aquí me lo exige y no queda otro remedio, hasta que te canses y te decidas a venir.
Ayer recibí la tuya y esa salida tuya de que no puedes venir ha caído como la bomba H, o más todavía. Todos esperaban que este asunto estaba resuelto con venir tú, pero al ver esa negativa todo se ha venido a tierra y esta es la hora que no existe una persona que pueda hacerse cargo de la casa de gallos. Así que en nombre de todos, San José y Triana, me encargan te diga que no admiten de ninguna manera tu negativa, y que si no vienes por las buenas, te irán a buscar y te secuestran. Esto me han asegurado y eso te digo. Ahora tú verás lo que haces; piénsalo bien, que creo te conviene en todos los sentidos, pues si te consideras con pocos conocimientos todos sabemos que es un error tuyo, ya que de sobra saben aquí que puedes desenvolverte a las mil maravillas, máxime cuando el contrincante no es enemigo temible para nadie. Y si lo haces por suponer que sales perdiendo económicamente, me dicen te advierta que pongas condiciones y todo se arreglará.
También te proponen que, si es por no cuidar en Triana, todos de acuerdo en que cuides en San José, si así lo prefieres, y nosotros nos arreglaremos con Julián.
Piensa que no hay nadie que pueda hacerse cargo de una casa de gallos, y que la hora se acerca para ver si se puede o no contratar las peleas. Todo depende de ti; si persistes en no venir esos pocos meses, no habrá peleas aquí este año por falta de cuidadores.
Ahora están todos esperando que contestes a este ultimátum, por lo que debes y espero lo hagas con la rapidez que puedas. No dejes de contestar y espero lo hagas solucionando este problema que se presenta pavoroso. Ellos no admiten esa posición tuya. Verás cómo el día menos pensado se te presentan ahí los de Triana y San José y te embarcan a la fuerza; por eso vale más que vengas y hables aquí con todos y expongas tus pretensiones, que de seguro serán aceptadas.
Con un fuerte abrazo a tu padre, y saludos a todos los tuyos, quedo en espera de tus noticias y creo verte pronto. Un abrazo de tu buen amigo Alonso Castro.