miércoles, 11 de enero de 2012

Quico Acosta


Grandes temporadas hizo Quico Acosta en Lanzarote. El año 1983, a la salida del cuartel, estuvo en Teguise como ayudante de Toño el Rebotallo, que se enfrentaba como en tantas ocasiones memorables a Adolfo el Pichón. Luego estuvo en Arucas y Tazacorte, para en 1987 ser ya cuidador en Lanzarote, concretamente en Arrecife, donde permaneció tres temporadas. Seguramente es de estos años la foto en que lo vemos junto a su Susuki
Si los cuidadores por lo general han estado tanto en Teguise como en Arrecife, Quico fue siempre fiel al partido de la capital. Volvió a cuidar allí en 1999, 2000, 2001, 2003 y 2005, ganando siempre.
Hoy, con 50 años ya cumplidos, Quico Acosta es el mejor cuidador de Canarias. Hay quien dice que gana porque tiene buenos gallos, pero esto necesita dos precisiones. Primero, que si hay casteadores de élite que le llevan a él sus gallos es porque saben que es un cuidador de entera confianza. Segundo, esos gallos, cuando suben a la valla, nadie los lleva en las perfectas condiciones en que los lleva él. Hace unos años perdió ante La Lucha, pero la superioridad de los gallos de este partido sobre los de El Paso era evidente. Sin desmerecer la labor de su sobrino Samuel, que cuidaba frente a él, si cada uno hubiera cuidado en el partido contrario, las cosas hubieran sido muy diferentes, y bastante más amplia la ventaja de La Lucha.
Pero sobre esto se hablará siempre. Hay por ahí hasta quien dice que Pancho el Músico ganaba porque tenía los mejores gallos. Esto es verdadera ignorancia, ya que precisamente ocurrió lo contrario tanto en sus épocas de Las Palmas, donde San José era una casa de gallos poderosísima al lado de la trianera, como en los años de La Espuela, que no podía compararse en potencial de gallos, y en cría de campos, con los de Santa Cruz. Claro que el Músico era algo extraordinario, y lograba el milagro de ganarle con menos y peores gallos a grandes cuidadores como el Pepe el Picador o Domingo el Boyero. Y ello a base de trabajo, disciplina y sabiduría.
Hoy ya no existe el nivel de antaño, en nada de nada. Quico, con unos cuantos gallitos de calidad, puede ganar cómodamente. Pero si se las viera con Pancho o con Pablo Amador, el trabajo tendría que duplicarlo o triplicarlo para hacerles el debido frente. Este año tiene delante a un buen cuidador, y como él con buenos gallos, y tendrá que esmerarse. Y ello garantiza, sin duda, una gran temporada en Santa Cruz de La Palma.