miércoles, 30 de noviembre de 2011

Arrecife, 27 de marzo de 1955


En esta temporada, Juan Jorge se desquitó de Alejo, ganándole por 12 riñas. Pese a la diferencia, la temporada estuvo a la altura de las anteriores, y no hubo críticas a la labor de Alejo, al menos en la prensa, donde Cañera (sin duda Guillermo Topham) informaba desde las páginas del periódico lanzaroteño “Antena”. La cuida fue buena por ambas partes, pero Juan Jorge tuvo unos cuantos gallos de bandera que marcaron la diferencia.
Si el gallo de la temporada fue un sensacional giro norteño de Villegas (a nombre de Federico Coll), ganador de 5 riñas, no hay que olvidar la presencia, también en las huestes de Juan Jorge, de uno de los más extraordinarios artistas que han peleado nunca en aquella isla: el glorioso Macarena. En esta cuarta jornada subieron a la valla ambos fenómenos, en las dos últimas riñas, dándole el triunfo por ventaja a Juan Jorge. El Norte llevaba 1 riña y pasaba pues a sumar 2.
Cañera comienza así su crónica: “Una cosa creemos necesario señalar antes que nada para satisfacción de ambos cuidadores. El excelente estado de preparación en que fueron presentados todos los gallos. Y si esta vez ganó el Norte, no es menos cierto que lo mismo pudo haber ganado el Sur. Por eso opinamos que en este caso, y en justicia, el mérito cabe distribuirlo por igual entre vencedor y vencido. Nuestra enhorabuena, pues, a ambos, Juan Jorge y Alejo Yánez, que están demostrando ser dos buenos cuidadores”.
Las tandas fueron excelentes, con 10 gallos peleados y cuatro pollos que estuvieron a la altura, y por todo ello Cañera considera la jornada “la más brillante de cuantas se han celebrado en los últimos años”.
Obsérvese que Juan Jorge solo peleó un gallo lanzaroteño (el Macarena), mientras que Alejo solo subió a la valla uno de fuera: el colorado de don Nicolás Díaz de Aguilar. Por el Norte pelearon tres gallos de Gran Canaria (don Ramón Rodríguez, don José Hernández López y don José Villegas), dos de La Palma (el de Ramos Ferraz y el quinto) y uno de Tenerife (el de don Adolfo el tejinero). De los seis gallos que el Sur peleó de don Andrés Fajardo, solo ganaron dos.
El melado de don Ramón Rodríguez hizo una pelea brillante, ganando en 5 minutos, al hacer coger varillas al giro.
La segunda fue la única mala, pero en la tercera se vieron frente a frente dos buenos espadachines, particularmente el giro de don Andrés Fajardo, que “cada vez que levantaba las patas untaba las espuelas, aunque dio muchos menos tiros que el norteño. Este era más activo y peleador (¡cómo se le atravesaba!), pero, sin embargo, hubo de coger las de Villadiego a los 5 minutos, ante la contundencia espolera de su contrario”. Empata Juan Jorge en la siguiente con el colorado de Hernández López, y Cañera aprovecha para hacer un juego de palabras: “Al bayo super-Cava no lo dejaron ni resollar. Con poco ruido, pero con muchas nueces, el colorado le fue diciendo con sus espuelas: ¡acábate! y sacavó”.
La quinta fue la más rápida: en 26 segundos, el extraordinario pollo de don Nicolás Díaz Aguilar –ya sabemos que Alejo era un maestro preparando pollos– “despachó al colorado norteño, al inferirle una tremenda puñalada de cuello, remachándolo seguidamente con un acertadísimo y oportuno golpe de ojo y sentido”. Guillermo Topham hace un comentario sobre los buenos gallos que está sacando este histórico casteador grancanario.
La sexta dejemos que nos la cuente el cronista:
“¡Qué riña, señores! ¡Ha sido algo verdaderamente maravilloso! Dos gallos extraordinarios que nos brindaron la pelea más espectacular habida en Lanzarote hace años. Es primero el Villegas quien hiere fuertemente al sureño para este replicar inmediatamente con un par de venenosos tiros que degüellan al giro, haciéndolo cantar. Nuevo y acertado tiro del colorado y espectacular rebatida del Villegas, que acabó con su rival. Ensordecedora salva de aplausos del público y presencia en la valla de Juan Jorge, que fue entusiastamente ovacionado por sus seguidores. Sin quitar méritos al del Norte, nos gustó más el del Sur. Nuestra felicitación a los casteadores, don Andrés Fajardo y don José Villegas”.
Obsérvese en este relato cómo el cronista dice “un Villegas”. Es el único caso de todos los tiempos en que se habla de los gallos de un casteador de esta manera. En La Palma se habla aún hoy de “los Villegas” que pelearon legendariamente en el partido de Los Llanos hace ya casi medio siglo.
Quedaba la decisiva, pero poco podía hacer Alejo ante nada menos que el Macarena, en su segunda gran victoria. Escribe Cañera: “El giro norteño volvió a demostrar que es un gran gallo. Al principio recibió uno buenos crochés del colorado, pero en seguida, en un alarde de eficiencia espolera y ardor combativo, fue aniquilando a su rival hasta dejarlo descuartizado”. Aún ganaría cinco peleas más.
Otros casteadores que tuvo este año el Norte fueron Juan Arrocha, Aquilino Fernández, Casto Martínez, José Reguera. Y el Sur, Andrés Cabrera, Rafael Ramírez, Emilio Sáenz, Gregorio Toribio.