miércoles, 1 de junio de 2011

Antoñito Martín


Ya que hablamos de maestros de espuelas, y ya que nuestra página quiere homenajear siempre a los grandes aficionados desaparecidos –porque en una verdadera tradición todo sigue viviendo–, qué mejor que evocar a ese maravilloso aficionado que fue Antoñito Martín. Era un puntal de La Espuela, para la que siempre estaba haciendo unos estupendos naifes, como también los hacía Asdrúbal Bethencourt.
A Antoñito Martín lo traté mucho, cuando íbamos a las peleas en los reñideros del Norte, de La Espuela y de Güímar. Solía ir con otro buen aficionado que ya perdió la afición, Monteverde, como lo hacía yo con el fantástico Agustín Morales (“Chicho”), egregio cantor de ópera y personalidad inconmensurable. ¡Qué tiempos ha vivido uno! Acababan las peleas y nos íbamos a almorzar Antonio Casañas, Chicho Morales, Ramón Trujillo... y quien esto escribe, una verdadera insignificancia al lado de ellos, pero a quien ellos trataban con entera simpatía por la pasión que yo mostraba hacia ese incomparable mundo que es el mundo de los gallos.
Pero no nos alejemos de Antoñito Martín. Era un chicharrero puro, maestro de ironía, y sabedor de gallos como el que más, siempre en primera fila de todas las peleas y partidario exaltado de La Espuela. Aquí lo tenemos vestido de gala, y aunque no lo enfocara yo con la presteza debida, se lo ve bien. Y cuánto daríamos por volverlo a ver hoy como entonces.