miércoles, 9 de junio de 2010

El gran triunfo de “Nerín” en Lanzarote

Aunque no partió como favorito, ya que tenía delante a Alonso Plasencia, que conocía bien la gallera de El Volcán y había ganado cómodamente en la temporada anterior, José Francisco, más conocido por los aficionados como “Nerín”, acabó ganando por 12 riñas. Fue sin duda una de las estrellas de la temporada y merece por ello todas nuestras felicitaciones. Nerín, con Fernando Pérez (hijo del gran Arnoldo), hizo una temporada estupenda, ganando 11 jornadas, perdiendo 2 y entablando 1.
Teguise se basó en los gallos de Fernando Villegas y de Agapito Delgado, aunque también del “Mopa”, Los Amigos (de Todoque) y los Hermanos Elvira. Sus gallos campeones, con tres riñas, fueron un giro de los Hermanos Viña, un melado del “Mopa” y un colorado de Villegas.
Por El Volcán, con muchos gallos de Jesús Ojeda, destacaron también Ignacio Villalba y El Almendrero, aparte El Rofero, que tuvo un gran gallo, colorado de dos riñas. Se pelearon gallos sobre todo de la isla, por ambas partes, lo que es un dato muy destacable.

LOS ELVIRA REDONDEAN UNA TEMPORADA SENSACIONAL
Los Hermanos Elvira se proclamaron campeones del Pollo de Oro en Lanzarote. Este es sin duda el campeonato de más renombre en toda Canarias, aquel para el que se reservan los gallos de más confianza de cada casteador que participa.

UN REPORTAJE EN "EL DÍA" SOBRE SAMUEL MATEO
Reproducimos este reportaje que publicamos el pasado sábado en “El Día”, acompañado de una foto del gallero aruquense junto a Roberto Hernández, uno de nuestros cuidadores clásicos. Llevó por título “Samuel Mateo Marrero, un gallero que se consagra”.
“Tradición en el sentido más riguroso de la palabra es la de los cuidadores de gallos finos en Canarias. Quien está considerado el mayor gallero de todos los tiempos, Francisco Dorta, natural de La Orotava y más conocido como Pancho el Músico, había aprendido a principios del siglo pasado con Adolfo Ganges (Adolfito), nacido en La Laguna, población que durante los siglos XVIII y XIX era un hervidero de afición a los gallos. Por su parte, sabemos que Adolfito aprendió de un carpintero de Guía de Gran Canaria llamado Severiano del Álamo, quien residía a fines del XIX en la ciudad de los Adelantados.
De Pancho salieron extraordinarios cuidadores, sobre todo Pepe Palmero, Pepe Jiménez, Julián Castillo, Domingo Prieto y Pablo Amador. El que mejor escuela hizo fue el lagunero Pablo Amador, aprendiendo de él, entre otros, Quico Acosta, Florencio Hernández, Jorge Benítez y Adolfo Santana el Pichón. Este último, figura entrañable ya desaparecida, fue otro verdadero maestro, y entre los que aprendieron de él se encuentra su coterráneo Samuel Mateo, quien se ha convertido en el principal valor de la cuida gallística canaria.
Samuel Mateo, de familia de grandes aficionados (los tres hermanos Marrero Naranjo, a uno de los cuales, Antonio, tuve el placer de tratar), comenzó a los 12 años con el inolvidable Pichón. Tomó la alternativa en la temporada 2000-2001 y desde entonces ha hecho campañas magníficas en las galleras de Arucas, Tazacorte, Teguise, El Paso y la Guerra y se ha proclamado campeón de Canarias en dos ocasiones. Afincado en Tazacorte, su año de consagración ha sido este, ya que se enfrentaba, en un duelo muy esperado, al partido de Güímar, feudo del palmero José Carlos Rodríguez. Un partido que se presentaba como invencible y un cuidador que llevaba sin perder desde hacía 14 años suponían un desafío importante, pero Samuel Mateo, tras un inicio titubeante (los gallos le sufrieron ronquera), le dio la vuelta a una desventaja de 5 riñas y acabó nada menos que con 18 a su favor, tras un 6-1 y un espectacular 8-0 (bombazo de la temporada) en la penúltima jornada.
Samuel Mateo ha contado con grandes gallos, en particular los de los Hermanos Elvira, gallos fuera de serie, pero que hay que saber ponerlos a punto de caramelo. A veces se dice que un gallero es el mejor porque tiene los mejores gallos, pero es exactamente al contrario: tiene los mejores gallos porque ha demostrado ser el mejor, ya que a los aficionados les gusta ver sus gallitos bien tratados y se los llevan a él. Así ha pasado en años anteriores con Toño el Rebotallo o con Quico Acosta, otros dos maestros. El único que hacía milagros en esto era Pancho el Músico, que para eso no ha habido nadie como él. Siempre se enfrentó a galleras –como San José y el Norte– superiores a las que él cuidaba.
Con Samuel Mateo ha estado quien tal vez sea el mejor ayudante que hay en Canarias: Salvador Díaz. Y esto es una casa de gallos: un tándem de profesionales y verdaderos gallos finos, sumando a los de los Hermanos Elvira, que son de fantasía, los de Peña El Tanque, Primos Hernández, Dorian y Dairo, Samuel y Joel y la flamante Peña La Bajita. Deseamos que se consoliden y que sigan brindando a la afición temporadas de primera categoría. Y que otros vayan aprendiendo de ellos, porque la afición gallística canaria se cimienta en los cuidadores del gallo fino.”

CASTEADORES
Del mismo modo, mañana, en “El Día”, único periódico de Canarias plenamente abierto a la afición gallística, y que por ello merece el reconocimiento de los aficionados, aparece un resumen nuestro sobre los casteadores de la temporada en toda Canarias, acompañado de una foto de Faustino Elvira con el gran “Caimán”, campeón de la temporada pasada.

ESPUELAS
Aunque nuestra postura sobre las espuelas plásticas es sobradamente conocida, transcribimos la carta de un aficionado amigo, que al menos plantea las cosas con honradez:
“En el mes de Abril aboné a un gallero cubano, por 20 pares de espuela que nos mandó de Cuba, 400 euros: nos salió cada una a 20 euros. Una vez recibidas estas espuelas, hay que ponerles un casquillo y pegarlas con pegamento. ¿Qué es lo que pasa con estas espuelas? Pues que muchas de ellas se parten, otras se viran para abajo y a veces el gallo se ve peleando con una espuela sola, el soltador no lo retira esperando que con una espuela pueda ganar, y terminan matándolo.
En el Campeonato de Fuerteventura, un señor dominicano vendía las espuelas que trae de la Republica Dominicana a 25 euros el par. Creo que las vendió todas. Están haciendo el agosto con los canarios, y eso es un abuso.
¿Qué es lo que pasa con las espuelas de plástico? Muy sencillo: que las espuela de plástico valen tres euros el par y las cien espuelas te cuestan 300 euros; que tienes para pelear toda la temporada y no se parte ninguna; que al parecer son menos inflamables e infecciosas, ya que no admiten que le pongan porquerías, y que el par que un gallo pelea después se tira a la basura.
¿Por qué mandamos a pedir las espuelas a Cuba? Muy sencillo: aquí en Canarias no hay espuelas suficientes para pelear tanto gallo como se está peleando, y si tú logras conseguir 10 ó 15 pares de espuelas para prepararlas, a veces no sirve ninguna porque está la mayoría de ellas podridas.
Yo solo te hago este comentario. Yo no tengo intereses ninguno en espuelas y nada por el estilo. Yo te informo de lo que está sucediendo. Lo tradicional sería la espuela de gallo, pero no hay.
Aquí terminaremos peleando con espuelas de plástico en un futuro no muy lejano. Aquí en Gran Canaria se emplearon tres veces y no les gustó a algunos.”

LA FEDERACIÓN
No tenemos más que decir sobre la Federación, una vez comentado el otro día lo referente a esos tristes “campeonatos regionales”, en los, para colmo, partidos de una isla se enfrentan a partidos de la misma isla, como si para eso hiciera falta viajar a Fuerteventura. Pero sí reproducimos un nuevo escrito del “Mazantini” sobre la cuestión:
“En el año 2002 surgió la idea de crear la Federación Gallística Canaria, una necesidad histórica y forzosa tras los ataques rastreros de esos que dicen ser «defensores de los animales» y bajo la complicidad de algún político que todos los aficionados a los gallos conocemos. La idea no era mala, se pusieron ilusiones y esperanzas, pero el resultado no fue el esperado. En vez de unirnos, nos separamos.
Las consecuencias no tardaron en dar su fruto: las galleras históricas se apartaron y las que no se apartaron fueron sometidas al hostigamiento de la llamada Federación. Surgieron galleras que rompieron la tradición, reemplazando lo canario por lo americano, y lo que antes era llamado Campeonato de Canarias es ahora un simple torneo entre galleras de diferentes islas.
Casteadores, aficionados y galleros que en su día vieron con buenos ojos la Federación, rehúyen hablar de la misma para que no les afecte al partido al que pertenecen.
¿A qué se debe esto? ¿Nos lo merecemos? ¿Podemos seguir así? ¿Hasta cuándo?
La mayoría de estos aficionados, casteadores y galleros han dicho BASTA y han echado a andar, y su marcha de gigantes ya no se detendrá hasta conquistar los objetivos por los que fueron apartados y desmoronados inútilmente.
Cuentan con una alternativa que hará posible sus sueños, haciendo sus estatutos y sus normas elaboradas por ellos mismos, sin que la Federación pueda hacer nada.
Esta «revolución» no solo debe hacerse en una isla sino exportarla a las demás, una Federación que nazca en las casas de gallos y no fuera de ellas, con su propio campeonato, pero no llamarse «Campeonato Regional», porque ese campeonato se lo apropió injustamente la Federación absolutista, sino un campeonato como los que celebrábamos antes, y que podría llamarse «Copa Atlántico».
Es una humilde opinión.”